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La familia Chechile tiene previsto
ampliar el negocio con la incorporación de maquinarias para
lavar y descerdar las fibras de guanaco.
Villa La Angostura > Una empresa familiar con
asiento en esta localidad exporta de manera exitosa pelo de guanaco
a Japón, Italia, Bolivia y Perú. En 2005 lograron vender
casi 1000 kilos de pelo que obtuvieron de animales de criadero y de
esquilas a especies silvestres que encierran en campos del sur de
Neuquén y de Río Negro.
El pelo de guanaco es considerado una de las fibras más finas
para la industria textil internacional, luego de la vicuña,
y su valor de exportación es de 100 a 180 dólares el
kilo de vellón.
La familia Chechile, pionera en la región de este tipo de producción
y exportación, tiene previsto incorporar en el futuro maquinarias
para realizar el descerdado del pelo de guanaco, que actualmente encarga
a Bolivia, y el siguiente paso que proyectaron es producir hilados
y confeccionar sus propias prendas.
Los Chechile se definen como una empresa familiar de agronegocios,
cuya actividad productiva es la cría de lanares merino, guanacos
y bovinos. Empezaron su actividad ganadera hace quince años
en la región y desde hace nueve desarrollan una especial vocación
en el manejo de los guanacos, animales que estaban relegados y sometidos
a la caza indiscriminada. Hoy proveen de crías de guanacos
a otras estancias neuquinas ubicadas en Junín y Aluminé.
También incursionaron en el negocio gastronómico, venden
carne ovina a hoteles y restaurantes de Buenos Aires, y desde hace
tres años tienen un restaurante en Villa La Angostura, que
reabrirán en diciembre próximo con productos del campo.
Las estancias
Estancia la Esperanza, el sello distintivo de esta empresa familiar,
es el nombre de un campo de 18.600 hectáreas, ubicado en el
sur de Río Negro. A ella se le agregan las estancias El Molle,
de 5000 hectáreas, también en Río Negro, y Estancia
La Constancia (Paraje Acheco), de 22.000 hectáreas y Estancia
La Confianza (Paraje El salitral), de 8.000 hectáreas, ambas
en la provincia de Neuquén.
En esos establecimientos la empresa familiar realiza la explotación
ovina, producción de lana y corderos y la cría de guanacos,
para comercializar el pelo y obtener reproductores. En cuanto a la
carne del animal, han hecho experiencias gastronómicas con
importantes chefs de la región.
Desde hace tres años los Chechile están trabajando con
los guanacos en la provincia de Neuquén, experiencia que evalúan
como muy positiva y para la que cuentan con “el apoyo del Ministerio
de la Producción y la Dirección de Fauna”.
“Estamos muy conformes de trabajar en la provincia de Neuquén,
nos sentimos acompañados e incentivados. Ya hemos hecho dos
exportaciones de pelo de guanaco de Neuquén”, contó
el arquitecto Roberto Chechile, quien junto a sus hijos Joaquín
y Francisco, trabaja en Estancia La Esperanza.
La cría de los chulengos empieza con 90 días de mamaderas,
lo que implica una cantidad de hasta 1.500 biberones por día.
Luego sigue con avena y pasto hasta los 120 días. Al tercer
año llega la reproducción que es de un chulengo por
año y una esquila anual preparto del animal.
Durante 2005 se lograron vender 980 kilos de pelo de guanaco, obtenidos
de unos 300 animales que se tienen en criadero y de la esquila de
1548 en estado silvestre, que son arriados, capturados y luego liberados.
La familia Chechile inició hace nueve años la experiencia
tanto en el manejo de poblaciones salvajes como en la cría
de los guanacos. Para ello recibió la valiosa asistencia de
un grupo de técnicos del Inta, entre quienes se encontraban
el doctor Jorge Amaya y la licenciada Julieta Von Tunghen.
El camino recorrido permitió que desde el organismo oficial
se elabore un manual acerca de cómo criar guanacos y se obtuviera
además el know how para aprovechar el pelo.
Revalorización
“Nuestro desafío fue cómo criar guanacos en semi-cautiverio
y a su vez esquilar a los de estado silvestre. Es una forma de revalorar
a este animal, ya que antes el ganadero lo mataba porque creía
que competía con las ovejas, por las pasturas. Pero para el
medio ambiente es un animal inofensivo y adaptado, que no provoca
desertificación como la oveja ya que no arranca el pasto sino
que lo corta con sus dientes. También tiene almohadilla en
las patas por lo que no rompe el suelo como la oveja y los vacunos”,
explicó Roberto Chechile.
Añadió que “nuestra intención es incentivar
a más productores a la cría de guanacos. En Neuquén
proveemos crías a las estancias Los Peucos, en Junin, y Buca
Leumu, en Aluminé”.
El primer paso para la obtención de pelo de guanaco es, por
un lado, la cría de animales en cautiverio, o, por otro, el
encierro de especies silvestres. Luego viene la esquila y la clasificación
del pelo que más tarde es mandado para su lavado y descerdado
a una empresa textil de Bolivia y otra de Perú.
“Cuando empezamos a incursionar en este rubro nos dimos cuenta
de que el lavado y descerdado no se hacía en Argentina. Los
especialistas en esto, siempre hablando del pelo de guanaco o vicuña,
son Italia y Perú. Por eso hoy mandamos el pelo en bruto, sucio,
a una empresa boliviana y de allí sale para Europa, su destino
final”, explicó Joaquín Chechile.
En el caso de Perú, reseñó que se opera con la
empresa Inca Alpaca, que compra el pelo, elabora sus propias prendas
y las comercializa en tiendas de ese país o europeas. Así,
por ejemplo, un poncho con lana de guanaco puede valer unos 900 dólares
en Perú y 1500 en Europa.
“Para el futuro estamos pensando en innovar y adquirir maquinarias
para que el descerdado del pelo se haga acá mismo en Neuquén”,
añadió Francisco Chechile.
Los cargamentos con pelo de guanaco se exportan vía aérea
desde el aeropuerto de Bariloche, donde hacen aduana y desde allí
parten al exterior. “Deben tener un buen packing, los volúmenes
muy grandes y el alto valor del producto justifican el flete aéreo”,
indicó Francisco.
En cuanto al negocio de la exportación de pelo de guanaco,
Roberto Chechile dijo “es todavía una actividad de alto
riesgo, es incierta y por eso muchos no quieren incursionar. Aunque
mucho se ha avanzado, no hay todavía reglas simples o allanadas
como en el caso de la ganadería a nivel nacional. Tiene además
incongruencias como ser la exportación grabada por la Afip
con un 5 por ciento de retenciones, en una actividad supuestamente
promocionada por el Estado y de alto riesgo empresario”.
La revalorización de una especie
El guanaco
sufrió una caza indiscriminada y la destrucción de su
hábitat natural.
Villa La Angostura > El guanaco, animal emblemático
de la Patagonia que se adaptó a las rigurosidades del clima,
fue el sustento y la protección de los primitivos habitantes
de esta región.
Se estimó la existencia de 7.000.000 cabezas de guanacos hasta
la llegada del hombre blanco a la región. Sin embargo, hoy,
la caza indiscriminada de sus crías (hasta hace unos años,
por sus cueros), la destrucción de su hábitat por desertificación,
y la “malentendida competencia con el pastoreo ovino por los
ganaderos que lo vieron como una plaga, y no como un bien”,
lo redujeron a vivir en esta porción de Sudamérica que
es la Patagonia argentina donde queda una población de unos
500.000 animales.
Tal cantidad implica el 97 por ciento de la población mundial
de esta especie, “y si bien no está en peligro de extinción
es nuestro deber trabajar para que esto no suceda, y es en este camino
que se inscribe el proyecto de Estancia La Esperanza de desarrollar
tecnologías para el uso sustentable , que lo reivindique como
lo que es, un bien de todos. Además de su valor faunístico
nos puede ofrecer una importante fuente de trabajo y riqueza por la
calidad de pelo y carne, con el privilegio de ser casi el único
país del mundo que lo posee”, expresó Joaquín
Chechile.
Una valiosa materia prima
El pelo de guanaco está considerado como uno de los
más ventajosos, luego de la vicuña y la llama.
Villa La Angostura > La vicuña es considerada
como la más valiosa materia prima textil desde los comienzos
de la Revolución Industrial. En cambio, el guanaco es desconocido,
aunque se lo venda en forma conjunta y a las mismas firmas industriales.
A esos dos se le suma la llama y los tres conforman materiales de
gran valor para la producción de prendas. En la práctica
la vicuña y el guanaco son mezcladas íntimamente para
su industrialización y comercialización bajo la denominación
“Vicuña” (recién en la última década
han comenzado a aparecer en el mercado tejidos identificados como
“100% guanaco”) y la fibra de llama, en particular la
superfina y fina, es utilizada bajo otras denominaciones (Vicuña,
Cashmere, Alpaca).
La vicuña, el guanaco y la llama están valorados debido
a sus características y ventajas que presentan respecto de
otras fibras. Además de su finura promedio, otras propiedades
que hacen a establecer su cotización son: el índice
de confort; la medulación o ausencia de ésta; el crimpado
(“crimp”); la conformación de las escamas; el largo;
la cremosidad (“creaminess”) y el color natural; rinde
al lavado y, por último, rinde al descerdado. Las fibras de
vicuña, guanaco y llama se destacan del resto de las materias
primas textiles por el nivel de excelencia en todas las propiedades
mencionadas.
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