Los investigadores no pudieron
dar con el paradero de la joven en 1998. En esa época, el secuestrador
fue descartado como sospechoso.
Viena (DPA)> La increíble historia que
vivió la joven austríaca Natascha Kampusch podrá
ser ahora escuchada por millones de personas, cuando la adolescente
se presente la semana próxima en una entrevista para el medio
de ese país “ORF”.
Natascha fue secuestrada en 1998 a la edad de diez años por
Wolfang Priklopil (de 44 años) cuando iba camino al colegio.
De allí en más, la vida de esta niña cambiaría
para siempre.
Según fuentes policiales, la joven (ahora de 18 años)
vivió durante ocho años en el sótano de la casa
de su secuestrador. El lugar tenía un televisor, un baño,
libros para que pudiera leer y videos. Al respecto, un portavoz policial
comentó que “se podía vivir allí”.
Un lugar “especial”
Según parece, el agresor reformó y preparó en
forma cuidadosa el lugar donde permaneció la joven. Investigadores
a cargo de este caso mantienen la hipótesis de que Priklopil
se habría inspirado en la novela “El Coleccionista”
de 1963, llevada al cine en 1965. Este argumento se basa en que en
la casa del secuestrador se encontró una copia del libro junto
con anotaciones y análisis.
La obra trata la historia de un hombre empleado de un banco de Londres
que se siente víctima de la sociedad en la que vive. Se caracteriza
por ser introvertido y triste. Pero su vida cambia en forma dramática
cuando gana la quiniela y se desarrolla en él un fuerte deseo
sexual que lo lleva a secuestrar a una joven por la que se siente
atraído desde hace tiempo.
Semejanzas con la ficción
Lo curioso de la similitud entre la ficción y la realidad,
es que tanto en la historia como en el caso de Natascha, el secuestrador
decide esconder a la víctima en un sótano. Si bien en
la novela relata que luego de un mes los dos personajes surgen todo
tipo de sentimientos, eso quizá podrá saberse en la
semana, cuando la joven se presente en la entrevista televisiva.
Al igual que en “El Coleccionista”, el final tiene un
desenlace fatal. El secuestrador de Natascha decidió arrojarse
a las vías de un tren al enterarse de que la joven había
escapado de su escondite.
El calvario que sufrió Natascha luego de diez años terminó
cuando, por un descuido de su captor, pudo salir del lugar y refugiarse
en la casa de una vecina donde pidió ayuda. Tras explicar quién
era y lo que le había pasado, la increíble historia
salió a la luz. Pero ante la duda de familiares y conocidos
de la joven, su padre la pudo reconocer por una cicatriz, según
lo confirmó la agencia APA.
Identificarse con el captor
A lo largo de estos diez años de cautiverio, Natascha desarrolló
una relación especial con su captor, enfermedad que los psicólogos
denominan “síndrome de Estocolmo”. Según
explicaron especialistas que atienden a la adolescente, se trata de
una situación desesperante en donde la víctima se identifica
con su captor y que es habitual en personas que sufren secuestros
que perduran mucho tiempo.
Esa identificación puede generar diversos sentimientos y, en
algunos casos, conviven como si fueran una verdadera familia. Con
respecto a Natascha, todavía no se confirmó si fue víctima
de abusos sexuales.
Historia del secuestro
El 2 de marzo de 1998 la joven Natascha se dirigía hacia el
colegio cuando fue sorprendida por Priklopil, quien la hizo subir
a una camioneta blanca. Ante la denuncia de la desaparición
por parte de su familia, Priklopil fue interrogado por la policía
del lugar, pero al no poseer pruebas no se sospechó de él.
A pesar del gran operativo de búsqueda y del alerta a los controles
de frontera, la policía no pudo encontrarla y todavía
se pregunta cómo hizo para ocultarla tantos años.
Para los investigadores es un misterio, aunque según manifestaron,
la dejaba salir cada tanto a tomar aire fresco. Pero a pesar de ello,
la niña nuca había pedido ayuda.
Pero el pasado miércoles Natascha logró huir gracias
a que el secuestrador habría olvidado cerrar la puerta con
llave. Un portavoz de la policía explicó que la joven
pudo salir porque Priklopil estaba desempleado y que últimamente
se había vuelto “descuidado”.
Su vida de ahora en más
En estos momentos, la joven permanece bajo cuidados intensos que incluyen
una observación psicológica. Según fuentes policiales,
su estado es bueno. Natascha ya fue informada del suicidio de su captor,
pero no se sabe cómo reaccionó al respecto.
En una entrevista para la radio austríaca “ORF”,
el padre de la joven comentó llorando que las primeras palabras
que su hija le dijo fueron “papá, te quiero” y
opinó que todo fe “una locura”.
Por su parte, la madre explicó que siempre consideró
la posibilidad de una fuga y manifestó que “estoy orgullosa
de mi niña, de que lo logró”.
El resto de lo que ocurrió quizá podrá saberse
cuando salga en televisión o quedará en la intimidad
de su vida, ya que Natascha contará con un asesor que la ayudará
en su entrevista.
Padres cuestionados
Cuando en 1998 surgió la desaparición de la niña,
los primeros sospechosos fueron sus padres. Antes de que se produjera
el hecho, los padres de Natascha estaban separados.
Según manifestaron fuentes policiales, eso generó que
comenzaran a culparse mutuamente.
A pesar de ello, ante la noticia de saber que su hija se econtraba
con vida, ambos reconocieron haberse equivocado y manifestaron estar
felices con el regreso y la valentía de Natascha para escapar
de su secuestrador.
Por ello, en presentaciones ante diversos medios periodísticos
alentaron a otras familias a no perder las esperanzas.
Según dijeron en reiteradas oportunidades, ellos creían
que ya no vvolverían a ver más a su pequeña hija.
Pero las vueltas del destino hicieron que su hija perseverara y regresara
con ellos.
Esperanza para otras familias
De esta manera, los padres de la joven quisieron acercar su mensaje
de esperanza y aliento a todas aquellas familias que se encuentran
en situaciones similares.
Si bien la increíble historia de Natascha parece ser sacada
de un libro de ficción, no lo es, y esto es lo que sorprende
tanto a la policía como los investigadores del caso.
El lugar del cautiverio
Este mapa refleja la casa de Priklopil, el hombre de 44 años
que mantuvo a Natascha secuestrada durante diez años.
En el se
observa cómo estaban dispuestas las locaciones del lugar y
del garage. También figura el acceso al sótano donde
la niña permaneció desde 1998.
Natascha
estaba en un lugar con ciertas comodidades como televisión
y libros para sus días de encierro. Pero todo terminó
cuando el secuestrador se descuidara y dejara la puerta sin llave,
la joven pudo escapar pidiendo ayuda a una vecina.
Qué es el Síndrome de Estocolmo
Este estado
psicológico fue definido por un especialista en 1973. A partir
de allí comenzó a entenderse ciertas actitudes de los
rehenes.
Neuquen>Desde la década del ’70
comenzó a hacerse frecuente escuchar el término «Síndrome
de Estocolmo» en diversas películas y series de ficción.
Con el caso de Natascha, diversos especialistas se refirieron a este
síndrome. Básicamente es un estado psicológico
donde la víctima de un secuestro o la persona que es detenida
contra su propia voluntad, desarrolla una relación de complicidad
con el secuestrador.
Esta situación se manifiesta en la ayuda que los prisioneros
pueden brindar a sus captores ya sea para evadir a la policía
o para alcanzar sus fines.
Cómo nació
El síndrome obtuvo este nombre a raíz de un robo que
se produjo en el año 1973 en Estocolmo, Suecia. en esa oportunidad,
las víctimas -tres mujeres y un hombre- defendieron a sus captores
incluso después de finalizado el secuestro.
En este hecho, una de las mujeres secuestradas se habría comprometido
con uno de los secuestradores.
A raíz de ello, el término fue acuñado por el
criminólogo y psicólogo Nils Bejerot.
En general, esta identificación con los captores tiene que
ver en un principio como una excusa para salir ilesos de la situación
que están viviendo, cumplir los deseos de sus captores para
protegerse y también proteger a sus familias.
También, los delincuentes se presentan como benefactores ante
los rehenes. De aquí nace la relación emocional entre
ellos.
Como es una situación donde los rehenes viven la pérdida
de control durante el secuestro, para las víctimas es difícil
de digerir. Por ello, optan por la sumisión hasta llegar a
creer que lo que hace el secuestrador es correcto.
Otros usos
En el contexto militar el síndrome surge en el entrenamiento
básico para formar ligas para que sean leales entre sí.
Un sitio con todos los detalles
Estas eran las escaleras que comunicaban el resto de la casa con el
sótano en donde vivió Natascha duarnte diez años.
Por allí pudo escapar la joven sin que su captor la descubriera.
Se cree que Priklopil estaba «descuidado» según
fuentes policiales a raíz de que estaba desocupado.
El ingreso
al pequeño sitio donde desarrollaba su vida la joven estaba
compuesto por una puerta con gran seguridad.
Sin embargo, por un error del captor, la joven pudo salir de allí
después de diez años.
Si bien
en 1998 la policía no encontró sospechoso a Priklopil,
como tampoco lo encontraron sus vecinos, la casa estaba cuidadosamente
organizada.
Las puertas de acceso al sótano y al lugar donde permaneció
la joven eran muy seguras y de un tamaño prominente para la
sencillez de la casa del secuestrador. Pero ya no es la misma vivienda.
A raíz de las huída de Natascha y de la investigación
policial, el lugar está marcado por los forenses con diferentes
carteles.
De ahora en más, el lugar que ambos ocuparon durante una década,
es ahora laboratorio para explicar lo que pasó.
Dentro
de donde estaba la joven, la policía encontró muchos
libros y un televisor. Los especialistas creen que el captor «decoró»
el lugar para que la niña se «distrajera» durante
su cautiverio. Igualmente, eso lo deberá explicar la adolescente
ante los especialistas que la tratan en forma continua. |