Es un tema complejo -también preocupante-
el de la Ruta Nacional 22 en el tantas veces fatídico centenar
de kilómetros que median entre Chichinales y Cipolletti.
Una carretera limitada en su ancho, con decenas de cruces con caminos
rurales y alrededor de media docena de accesos -que se impondrían
más dinámicos y modernos- a distintas localidades, suelen
tornar caótico el tránsito. No exento tampoco de accidentes
y con una lista de víctimas que se sigue engrosando.
La seguridad es sin dudas lo más importante.
Pero hay otros factores que deben ponderarse, como la funcionalidad
de una ruta en la que se mezclan en esos cien kilómetros el
tránsito estrictamente zonal (Neuquén es un polo que
concentra bastante ese movimiento) de aquellos que van de una a otra
localidad además del que los especialistas denominan «pasante»;
es decir el movimiento de vehículos que entran y salen del
Valle, casi sin detención alguna.
También debe tenerse en cuenta la proyección de utilidad
en el tiempo de una vía de comunicación donde la actividad
aumenta casi cotidianamente.
El tema ha dado muchísimo para hablar y discutir, sin que se
llegue aún a encontrarle una solución, a pesar de los
reclamos que emergen cuando se registra una situación crítica.
Las opciones son pocas y muy condicionantes.
Una es el ensanche de la actual traza para transformarla en una multitrocha
de cuatro carriles, proyecto que el gobierno rionegrino mantiene en
alto, inclusive con promesa presidencial realizada antes de octubre
del año pasado, pero que quedó ahí... en una
especie de anuncio preelectoral.
Viarse, con su presidente Miguel Pedranti, es el abanderado de esta
opción.
Pero no hay avances.
Ernesto Wolfschmidt, Bruno Bordignon y Susana Michetti conforman una
Comisión para el Desarrollo Vial Integral de la Región.
No es otra cosa que un grupo cuya finalidad ha sido estudiar las alternativas
para «una solución definitiva» al problema de la
Ruta 22.
Y tienen una posición muy categórica: férrea
oposición a una multitrocha sobre la actual traza, proponiendo
en cambio la construcción de una ruta por la barda Norte.
«El desarrollo que ha tenido el Valle absorbió a la 22,
por lo que la prioridad pasa por sacar el gran movimiento de vehículos
pesado y pasante que circula allí», argumenta Michetti.
El arquitecto Bordignon sintetiza con un diagnóstico: «Cuando
se anunció en 1997 el plan de ensanche de la 22, representantes
de diversas ramas de ingeniería, vialidad, trabajadores rurales,
Cafi, entre otros, realizamos un estudio donde concluimos que la ruta
está colapsada no sólo por un crecimiento demográfico,
sino porque todo lo colateral que supuestamente tiene que atenuar
esa situación (Ruta 65, caminos rurales en mal estado, etc.)
no está en condiciones. Cafi informó de pérdidas
millonarias por machucamiento de la fruta. Por todo eso, el movimiento
se concentra en la ruta».
Por qué por la barda
El mismo Bordignon está convencido de que la solución
está por la barda. «El beneficio de una ruta por el Norte
consistirá en sacar el tránsito incompatible a la zona
urbana. Es de locos imaginar una barrera en el medio del Valle, con
cruces obligatorios cada cinco kilómetros. ¿Cómo
harán los escolares, los peones rurales, la gente en general
para atravesar una ruta que encima tiene desniveles pronunciados con
la colectora?».
Para este grupo de arquitectos, el costo no es lo de menos. «Viarse
habla hoy de unos 500 millones de pesos para ampliar la 22. En cambio
por la barda y tomando referencias de la última licitación
de Vialidad Nacional en Jacobacci (una obra bastante parecida, con
estribas de montaña, puentes, etc.), el costo de unos cien
kilómetros estaría en los 150/180 millones, bastante
menos que lo proyectado por Viarse».
Habría que agregar los caminos de accesos a las distintas localidades.
Otra cuestión relevante es el período de obra. «Hay
un costo elevadísimo por simplemente romper lo que se está
usando. Además, imaginemos las complicaciones que ocasionaría
en el tránsito en una ruta de por sí ya colapsada y
encima modificándose. En cambio, una ruta por la barda se construye
sin afectar nada y todos se enteran el día de la inauguración»,
acota Bordignon.
Los defensores de la multitrocha consideran que una carretera por
arriba desalentará el desarrollo de las localidades valletanas,
cuestión que rebate Michetti. «El ensanche de una ruta
no significa que trae progreso. Es mentira que las ciudades van a
desaparecer si no les pasa una autopista cerca. Una ruta por la barda
tendría otras ventajas como alternativas de evacuación
en el caso de colapso de presas, como también el desarrollo
de tierras que están en condiciones de ser productivas».
Además, hay que ponderar expropiaciones. Pero en este sentido,
Wolfschmidt advierte: «No es lo mismo expropiar tierras cultivadas
a la vera de la 22 que las de arriba. Los valores son muy distintos».
¿Y cómo se sostiene políticamente un proyecto
de este tipo?
«Que los intendentes, funcionarios y legisladores expliquen
la negativa que han planteado tantas veces. Viarse argumenta que una
ruta por el Norte implicará la desaparición de las ciudades.
Y ésa es la gran mentira que ha instalado cierta gente. No
hay argumento técnico que sostenga la inconveniencia de lo
que sugerimos», destaca Wolfschmidt.
«Para el gobierno provincial, el único proyecto válido
es el de Pedranti. Y para rebatirnos, argumentan que proponemos algo
que es caro. Y no es verdad».
La pregunta que cualquiera podría formularse es cómo
sigue este tema. La decisión final no la tienen ellos y tampoco
Viarse. En definitiva, será Vialidad Nacional el organismo
que decida y lleve a la práctica aquel anuncio rimbombante
y con contagio de esperanza que hizo Kirchner.
Si bien es cierto que esta opción por la barda Norte «aleja»
a las ciudades, también podría convenirse que como propuesta
futurista podría ser una solución para ese denominado
tránsito pasante, a partir del probable empalme con el proyecto
que ya tiene en marcha Neuquén de una ruta por la zona alta
que arranca desde el tercer puente en vías de terminación
hasta Plottier. Algo así como una gran avenida de «media»
circunvalación a todo el Alto Valle de Río Negro y Neuquén.
Mirando las represas
Neuquén > Nadie puede ignorar que sin
que se trate del filme «Durmiendo con el enemigo», el
hecho de habitar tierras ubicadas aguas abajo de una media docena
de grandes represas, sin que llegue a ser traumático o muy
preocupante, debe ponderarse alguna alternativa en casos de crisis.
Nadie asegura que algo trágico va a ocurrir, pero las previsiones
deben tomarse. Los colapsos de un dique pueden atender a diversas
razones: presión de agua, fallas estructurales, sismos, sabotajes,
etc.
Y de este lado, hay cientos de miles de personas en situación
de hipotético riesgo.
La pregunta es cómo se opera una evacuación más
o menos ordenada en estos casos.
De acuerdo con lo que señala la Comisión para el Desarrollo
Vial Integral, «una traza por la zona Norte llevaría
calma a los habitantes de todas las ciudades, porque se contaría
con una alternativa de evacuación factible y segura hacia la
zona alta de la región».
«Las características actuales de la Ruta 22 permiten
deducir que en caso de un conflicto hídrico la carretera se
desbordaría en pocos minutos, convirtiéndose sin dudas
en una trampa mortal para la gente», explican.
Ruta 22, por aquí, por allá
Opiniones
El ingeniero Antonio Nervi es director general de Planeamiento de
Vialidad Provincial Neuquén. Conocedor del tema de rutas, tiene
una visión bastante amplia de la proyección que habría
que darle a una carretera de las características particulares
que tiene la 22 en el corazón valletano.
En este sentido, analiza la situación en base a tres puntos
que considera fundamentales:
Seguridad: «Esto no se resuelve con una multitrocha.
El caso de Neuquén es la evidencia de lo que no se debe hacer.
La 22 sigue congestionada y no soluciona del todo ese problema esencial,
por cuanto vehículos de todo tipo siguen ocasionando los mismos
trastornos que en una traza normal».
Costo: «Una multitrocha o autovía está
con un costo estimado del millón de dólares (unos tres
millones de pesos) por kilómetro, a lo que deben agregarse
cruces de distintos niveles, colectoras, puentes, iluminación,
etc. Todo eso eleva notablemente el monto final. En cambio, una ruta
de dos trochas por la barda norte está en unos 700.000 dólares
por kilómetro. Y estamos hablando de un 30% menos en el precio
final, que para toda la obra es muy significativo».
Futuro: «La reubicación de la 22 por
la zona Norte permitiría en el futuro un enlace directo con
el proyecto que ya tiene en marcha Neuquén, de un camino por
la alta barda que parte desde el tercer puente en vías de terminación
y concluye en Plottier. De ese modo, por allí circularía
todo el tránsito pasante -camiones, micros, automóviles
que van o vienen desde la cordillera, descomprimiendo la actual 22,
que también necesitará alguna modificación».
Roberto Trappa (propietario de Vía Bariloche): «Tanto
la 22 como otras rutas nacionales son un desastre. En este sentido
hay en el país un atraso de muchos años. Lo que pedimos
es aunque sea en tramos se construya un ensanche -como se ha hecho
en algunos lugares de la Ruta 12- para que los camiones den paso a
los vehículos que circulan a mayor velocidad. Hoy en los caminos
se ve a diario camiones sin la relación peso-potencia adecuada
que circulan a marcha muy lenta, obstruyen y a veces son motivo de
accidentes. El gobierno no invierte en caminos. Se fabrican miles
de autos al mes y las rutas siguen igual. El miércoles yo viajaba
en uno de los micros desde Bariloche y en el tramo El Chocón-Piedra
del Águila sacamos fotos de verdaderos cráteres en el
pavimento, de 50 centímetros de diámetro por 32 de profundidad.
A un micro eso le significa la rotura de algún elemento mecánico
con el riesgo consecuente y con un auto pasa un desastre. Con respecto
a una ruta por la barda Norte es simple: los que quieran viajar tranquilos
irán por ahí y la 22, con algún ensanche, la
seguiremos usando empresas como la nuestra que entre servicios propios
y asociados, movilizamos unos 45 micros por día.
Julio Arriaga (diputado nacional): «Obviamente
que estoy a favor de la ruta por el Norte. Y por todos los motivos
que ya he dado a conocer. Lo que propone Viarse es una locura como
proyecto, por las características y el elevado costo. Lo que
sí reconozco que a la actual 22 habría que darle alguna
solución que podría ser una trocha más, que favorecerá
el tránsito que siga circulando por ahí».
Néstor A. García (empresario): «Los
parches no son solución. Una multitrocha en estas condiciones
es un peligro, porque se mezcla el tránsito de autos medianos
y pequeños con moles que transportan combustible, rollizos
y todo tipo de elementos. Sería interesante una ruta por la
barda Norte, pero también que se agregue una trocha más
a la actual 22, para ayudar a la circulación. Hay que pensar
en una ruta a 50 años».
Carlos Soria (intendente de Roca): «Hay que
dar una solución integral. Creo que desde lo estratégico,
la idea de un camino por el Norte es para tener en cuenta. Pero no
hay que descuidar la actual 22, porque es la que nos interconecta
entre las distintas localidades del Valle. Te doy una comparación
quizá exagerada: Claro que me gustaría tener una nave
espacial para ir a Marte, pero también tengo la necesidad de,
por ejemplo, ir a Córdoba. Vale decir que las dos cosas son
necesarias».
Agustín Argibay (Responsable de Relaciones Institucionales
de Kleppe): “La solución no puede demorar. Hoy
el ensanche de la 22, aunque sea por tramos, es una prioridad, porque
permitirá una fluidez en el tránsito. Nosotros somos
una empresa sin la envergadura de otras y movilizamos, en tiempos
de cosecha, unos 25/30 camiones por día entre Belisle y el
Alto Valle. Imagine lo que son entre 400/450 camiones de fruta circulando
diariamente en la 22”.
Alberto Weretilneck (intendente de Cipolletti): «Reitero
lo que ya he dicho: el ensanche técnicamente es imposible;
lo venimos diciendo desde hace 12 años.
La ruta, como se la plantea, no es posible por la existencia de canales,
la fibra óptica existentes, expropiaciones de chacras que habría
que hacer. Más allá de la barbaridad que significa hacer
cuatro carriles en esa ruta. El camino por la barda Norte es una posibilidad
interesante».
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