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Especialistas consideran que un
papá que es homosexual y reivindica su condición, va
a buscar que sus hijos no se avergüencen de él por su
elección.
Buenos Aires (Télam Especial) (Por Marta Gordillo)
> «Los padres gays tienen temor que sus hijos sean
homosexuales y sufran lo que ellos han sufrido, porque los padres
que actualmente tienen hijos adolescentes pertenecen a una generación
en que no era aceptado como hoy», afirmó el psicoanalista
Juan Carlos Volnovich.
Los padres gays desean en general que sus hijos sean heterosexuales
para que no sufran como ellos la discriminación familiar y
social, aunque se muestran amplios respecto de su elección
sexual, precisaron especialistas en la materia.
En tanto los hijos, quizá advirtiendo la preocupación
paterna y no necesariamente identificándose con la homosexualidad,
buscan demostrar tempranamente que les gustan las chicas.
El especialista destacó que «son padres que están
muy alertas sobre si sus hijos van a ser homosexuales, y esperan pruebas
de que son heterosexuales».
Volnovich añadió que el prejuicio de que los hijos van
a ser homosexuales también lo tienen ellos, por eso están
muy alertas, y si los hijos advierten esto buscan dar muestras tempranamente
de su heterosexualidad».
No obstante, aclaró que esto pasa en general en relación
con todos los padres «pero más todavía con un
padre gay».
El especialista señaló que los padres homosexuales no
tienen proyecto de reproducción o de multiplicarse, no pretenden
que sus hijos sean homosexuales, «puede haber una cosa de orgullo
gay pero no hay un proyecto generalizador de reproducción de
la homosexualidad».
«No quieren ser acusados de que influyen en el destino sexual
de los hijos», dijo el psicoanalista tras recordar que la mayor
parte de los gays se criaron con padres heterosexuales, y aunque no
hay estadísticas, casi todos los hijos de padres gays son heterosexuales.
Asimismo, el especialista consideró que ese papá que
es homosexual, que reivindica su condición, va a buscar que
sus hijos no se avergüencen de él por su elección.
La condición de padre
Los padres gays, tanto los que tienen hijos biológicos de una
conformación familiar anterior heterosexual, los que tienen
hijos por adopción como varones solos o por inseminación
artificial. Como los que ejercen la paternidad con los hijos biológicos
de su pareja, viven la paternidad con la misma fuerza, con el mismo
amor, con los mismos aciertos y errores que un padre heterosexual.
Haciendo eje en la función paterna, el psicólogo José
Horacio Raíces Montero, coordinador del área salud e
investigación de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), aseguró
que «la orientación sexual del padre no afecta la función».
«La función paterna estará afectada, en todo caso,
por las características de personalidad del padre, tanto sea
heterosexual como homosexual», aclaró.
Raíces Montero remarcó que lo inherente a la función
es cuidar del hijo, marcar límites y normas, jugar, ocuparse
de la educación, de la transmisión de valores, cuidar
su sexualidad, cuidar su salud física y psíquica.
¿Qué diferencias hay entre un padre heterosexual y un
padre gay?
«Dentro de las dos diferencias principales encontramos que generalmente
el gay está corrido del lugar del patriarcado, no es machista
y educa a los hijos de forma más amplia, creativa e igualitaria»,
dijo Raíces Montero.
«Y la otra diferencia principal, es que es un papa más
presente; al ser discriminado por una homofobia social permanente
está mucho más atento a cualquier tipo de discriminación
que pueda sufrir su hijo», añadió.
En tanto, el especialista aclaró que «la masculinidad
del padre está impoluta», y recalcó que el gay
«es un hombre que le gusta ser hombre, la diferencia es que
se erotiza con otro hombre, pero el modelo masculino está entero».
Finalmente, Volnovich coincidió en que los padres gays «en
general se ocupan más de los hijos que los heterosexuales»,
y expresó que «están muy amenazados por el prejuicio
social de ser un ‘mal ejemplo’ para los hijos».
Martín y Andrew, una pareja que
se transformó en un ejemplo
Dieron
un paso increíble uno de ellos donó esperma, lo fecundaron
con
un óvulo donado, alquilaron un viente y tuvieron mellizos,
para los chicos
son el Papi y el Dady.
Una verdadera historia de «amor de padres» y que se transformó
en un ejemplo de vida la protagonizó una pareja gay integrada
por un argentino y un estadounidense que el año pasado presentaron
«en sociedad» a dos mellizos de cinco años.
Si hasta allí la historia ya es distinta lo increíble
fue que los niños nacieron de óvulos donados por una
amiga de la pareja y luego fueron fecundados por esperma de uno de
ellos, y finalmente desarrollados en un vientre alquilado. Una lección
de vida en una sociedad que poco a poco va cambiando su concepción
sobre la homosexualidad.
Una pareja legal
Los protagonistas de esta singular historia fueron Martín y
Andrew Farach-Colton, quienes unieron sus apellidos al casarse en
Toronto, Canadá, donde el matrimonio gay es legal.
Martín y Andrew son profesionales, tienen más de 40
años y viven juntos desde hace 19 lo que les dio el valor para
dar el paso a semejante decisión.
Los integrantes de la pareja vivieron siempre en Nueva York, donde
se conocieron y conformaron la pareja.
Pero en una conferencia de prensa que brindaron durante agosto de
2005 en la sede de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), de la
Ciudad de Buenos Aires, a la que asistieron con las criaturas, Martín
explicó que pensaban radicarse aquí porque en los Estados
Unidos estaba creciendo la intolerancia hacia los gays como consecuencia
de lo que definió como «el golpe del año 2000»,
cuando George W. Bush fue electo presidente del país del norte.
Según Martín esa elección provocó que
aumentara la discriminación hacia las uniones de pareja homosexual.
Una difícil elección
Los padres gays habían tenido que decidir entre tener hijos
biológicos o por adopción, y finalmente optaron por
lo primero.
«Preferimos aceptar el ofrecimiento de una amiga escritora,
a quien no le gustan los bebés y, por lo tanto, jamás
plantearía cuestiones de derecho o autoridad. Después
buscamos por agencia una portadora, lo que llaman alquiler de vientre,
para que lleve adelante el embarazo. Tiramos la moneda y uno de los
dos aportó el semen, pero ese dato es un secreto que quedará
entre nosotros dos y los chicos, si alguna vez quieren saber»,
indicó el orgulloso padre.
Los mellizos nacieron en Boston el 9 de junio de 2000 y los anotaron
como hijos de ambos, colocando en los casilleros a llenar «padre
1» y «padre 2», en lugar de madre. Martín
dijo que los mellizos viven el tema con naturalidad.
Papi y Dady
«Para ellos somos Papi y Dady (papá en inglés)
y saben que hay una mujer que aportó el óvulo y otra
que los tuvo en la panza. Las conocen a ambas pero las tratan como
al resto de nuestros amigos. No tienen ‘rollos’ ni las
ven como madres o algo por el estilo», explica Martín
sobre la realidad que les toca a vivir a sus hijos.
El caso de Martín y Andrew marcó un antes y un después
en la historia de las parejas gays, en este caso el de padres.
Los hijos de gays no son homofóbicos
Generalmente
puede haber problemas en la pubertad pero se superan
con la edad.
Estudios indican que son chicos más proclives a la
aceptación de la diversidad en general y no sólo a nivel
sexual.
Buenos Aires > «No hay homofobia en los
hijos de padres gays, pero sí son receptores de la homofobia
social», aseguran psicólogos que trabajan con jóvenes,
quienes pronuncian frases como: «yo no tengo problemas con mis
padres homosexuales pero mi novia no se lo banca».
En ese caso, Jorge Horacio Raíces Montero sostiene que la homofobia
se combate con la información y con la vivencia: «invitala
a cenar y ella misma va a ver que es una familia normal», responde.
La primera característica que Raíces Montero destaca
sobre los hijos de padres homosexuales es que «son chicos más
proclives a la aceptación de la diversidad en general, no sólo
sexual. Esta conclusión es producto de una investigación
que hicimos», afirmó.
Al referirse a distintos aspectos problemáticos que se pueden
presentar como generalidad en estos hijos, el especialista marcó
que «al entrar en la adolescencia, por ejemplo, se repoduce
la misma problemática que en la familia tradicional».
Los hijos van a tratar de configurar una entidad propia en detrimento
de su familia, «como lo hace cualquier chico cuando empieza
a independizarse», aclaró el especialista.
«Pero a veces -precisó- atacan en lo más sensible,
‘vos no me entendés porque sos puto’, y eso al
padre lo mata si vive una homofobia interna».
La edad es fundamental
El psicoanalista Juan Carlos Volnovich hizo referencia a los hijos
varones y puntualizó que la actitud de los hijos al enterarse
que el papá es gay «depende de la edad que tengan, pero
es un poco complicado para un hijo varón sobre todo en la edad
de la pubertad».
Aseguró que «no sólo es complicado aceptar que
el papá sea gay sino la exposición con su grupo de amigos,
porque vivimos en una cultura muy homofóbica, muy denigratoria
de la homosexualidad y entoncs a los pibes los gastan mal si saben,
los humillan, por lo cual algunos varones intentan no hablar del tema
u ocultarlo».
No obstante, comentó un caso en que el hijo pudo hablarlo con
sus amigos y «fue una experiencia muy interesante de aceptación
e integración. Una experiencia que habla en realidad de cómo
las nuevas generaciones tienen un nivel de aceptación o tolerancia
de la homosexualidad que las generaciones anteriores no conocen».
Jorge Garaventa, psicoanalista especializado en género, que
«los estudios más serios y recientes indican que no hay
diferencias sustanciales en el desarrollo de niños de padres
heterosexuales o de padres homosexuales».
Dijo que en la pre adolescencia «suele producirse un período
difícil con manifestaciones de rechazo o ambivalencias de parte
del hijo que responde a una identificación con el rechazo social
que aún perdura en franjas anchas de la sociedad».
No obstante, aclaró que «la clínica parece indicar
que este período es pasajero luego de lo cual la relación
va paulatinamente normalizándose».
El obstáculo de la homosexualidad
La homofobia social y la homofobia interna que a veces padece la
misma persona que es homosexual, son dos obstáculos no sólo
para su desarrollo general sino en su relación con los hijos
cuando es padre, afirmó el psicólogo de la Comunidad
Homosexual Argentina (CHA), Jorge Raices Montero.
«La homofobia social puede ser un conflicto en la función
paterna, pero es mucho más sensilla de superar que la homofobia
interna», afirmó.
Raíces Montero describió: «Si el padre cumple
su función de papá, y la abuela o el portero o la maestra
del chico no acepta la homosexualidad de su papá, eso no hace
nada a la función paternal, es sólo un problema más
que tiene que resolver el papá». «Pero -continuó-
si esa homofobia es del padre, es decir, es el padre el que dice yo
no puedo decir que soy gay, eso sí va a repercutir en la función».
En este marco, Raíces Montero precisó que «las
dos homofobias van a repercutir en la función, pero la primera
es bastante más sencilla, aunque la interna se puede trabajar
en un consultorio.
En cualquier caso lo primero que hay que rescatar es que la función
paternal se cumpla».
El especialsita precisó asimismo que «hay más
homofobia externa que interna; en realidad la interna se ve poco y
hace que el papá sea introvertido y poco comunicativo con el
hijo».
Raices Montero se refirió también a los casos en que
la homosexualidad se mantiene oculta por inseguridades, temores y
prejuicios, y se lleva una doble vida, sin que los hijos sepan, aunque
«los chicos saben intuitivamente pero ‘de eso no se puede
hablar’».
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