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Por Jorge Lewinger La
debilidad presidencial está dada en la incapacidad para imponerse
al conglomerado de fuerzas sociales.
Buenos Aires (Télam-SNI) > Carlos Mesa,
el debilitado presidente boliviano, intenta sobrevivir entre el petrolero
y terrateniente oriente del país, representado por los desgastados
partidos tradicionales que aún dominan el Parlamento, y un
rebelde y heterogéneo movimiento social, cuyo liderazgo más
visible es el socialista Evo Morales.
Lo novedoso de la situación boliviana es la incapacidad del
poder oriental para imponerse al nuevo conglomerado de fuerzas sociales
surgido de la rebelión popular que derrocó al neoliberal
ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada en octubre de 2003,
por lo que intenta remozar su tradicional tendencia al separatismo.
Por su parte, el movimiento social, que creyó alcanzar el poder
en el 2003 por la vía insurreccional que planteaban algunos
dirigentes obreros y campesinos, como Felipe Quispe y Javier Solares,
este último hoy cuestionado por su no desmentido pasado como
represor del ex dictador Hugo Banzer, sólo pudo dar un limitadísimo
paso adelante con la nueva ley petrolera.
Enfrentamiento
Pero esta difícil amalgama de campesinos, pueblos indígenas,
mineros, desocupados y estatales, tampoco pudo quebrar democráticamente
-el camino que propone Morales- a la coalición de partidos
que gobernó con el Goñi (apodo de Lozada) y que hoy
intenta retornar al poder, desplazando a Mesa, acaudillada por su
sucesor constitucional, el senador Hormando Vaca Díez.
Lo peligroso de este enfrentamiento social, de «ricos contra
pobres», como lo definió Morales, líder del Movimiento
al
Socialismo (MAS), es que estalle -como ya sucedió en varias
agresiones de grupos de choque del movimiento cívico cruceño
contra campesinos- el siempre latente racismo boliviano de blancos
contra quechuas, aymaras y guaraníes (el 62,2 por ciento de
la población boliviana es de origen indígena, según
el último censo oficial.
Entre ambas fuerzas, el presidente Mesa mantiene un frágil
equilibrio, con una popularidad claramente en baja, como reconocieron
a Télam fuentes oficiales, y sostenido fundamentalmente por
los altos mandos de las Fuerzas Armadas y la Policía.
Las cúpulas de ambas fuerzas, pese a su histórica rivalidad
y tradición golpista, hasta ahora se mantienen firmes en su
defensa de la democracia y la unidad territorial de Bolivia, aunque
el pronunciamiento de dos altos oficiales y un breve motín
policial, de los que dio cuenta la prensa, muestran el inocultable
descontento que recorre las filas de los uniformados.
Mesa devino presidente luego de romper con Sánchez de Lozada
-de quien fue vice- por la sangrienta represión contra los
movimientos sociales que se rebelaron en la «guerra del gas»
en octubre de 2003.
El mandatario no puede permitirse un sólo muerto en el control
de la creciente protesta popular de las tres últimas semanas,
si quiere mantener el apoyo militar y policial y su alicaída
popularidad, según dijeron varios analistas a esta agencia.
Esa es, tal vez, la principal bandera de legitimidad que esgrime Mesa
para diferenciarse de su antecesor en el cargo. Por eso, la Cámara
de Industriales y Comerciantes (Cainco) de Santa Cruz y la Confederación
Agropecuaria del Oriente (CAO), que le exigió a Mesa que gobierne
o renuncie, en realidad le reclama que ponga en caja a cualquier precio
a los movimientos sociales que hoy desafían el poder del oriente
petrolero, corazón del establishment boliviano.
Para intentar salir de la encerrona y recuperar la iniciativa política,
el presidente Mesa llamó por decreto a elegir constituyentes
y definir un referendo autonómico en un sólo acto electoral
a realizarse el próximo 16 de octubre.
Más que un acto de validez jurídica, ya que el Congreso
tiene todas las atribuciones para rechazarlo cuando se reúna
el próximo martes, la convocatoria simultánea es un
gesto político para evitar el desborde social haciendo suya
una de las principales anderas de la protesta popular que hoy paraliza
a Bolivia.
La reacción inmediata de Morales fue decir que ese gesto presidencial,
«bien intencionado», es sin embargo «tardío»
e
«ilegal», por lo que no garantiza que el referendo se
vote junto a la Asamblea Constituyente, es decir, que en vez de ser
un paso hacia la secesión, sea una «justa aspiración
en el marco de la discusión de una nueva Constitución
que mantenga unida a Bolivia».
Más tajantemente el oriente rechazó de plano la convocatoria
presidencial, más allá de razones legales, porque quiere
que la autonomía no sea sólo política sino para
el control de todos los recursos naturales de sus departamentos.
Algunas voces del MAS, como la del dirigente campesino Román
Loayza, pidieron por primera vez el adelantamiento de elecciones,
un tema que hasta ahora había sido expresamente rechazado por
el líder de ese partido.
Al acecho
Mientras tanto, el ex presidente Jorge Quiroga, que completó
en el 2000 el mandato de Banzer, enfermo de un cáncer terminal,
un hombre de derecha y buenas relaciones con Estados Unidos, mantiene
su hermético silencio.
Pero sus seguidores vienen planteando hace rato la necesidad de adelantar
elecciones generales, de Presidente y todo el Congreso, con la transitoria
asunción de la primera magistratura par parte del titular de
la Corte Suprema de Justicia, Eduardo Rodríguez, un hombre
afín a Quiroga.
La mediación de la Iglesia
podría abrir una nueva esperanza
La jerarquía
eclesial boliviana manifestó su voluntad de acercar a las partes
en pugna.
La Paz (dpa) > La iniciativa de Iglesia Católica
de facilitar un diálogo que permita superar la crisis política
y social que vive Bolivia abrió ayer una esperanza para distintos
sectores, que se dijeron complacidos ante la posibilidad de llegar
a un acuerdo nacional.
En medio de la creciente tensión que enfrenta el país,
la Conferencia Episcopal Boliviana manifestó su disposición
de acercar a los «sectores involucrados», pero aclaró
que «será posible siempre y cuando se cumplan algunas
condiciones indispensables para conseguir las metas» que necesita
la sociedad.
«La Iglesia está consciente de que los poderes del Estado
son los que deben encontrar las soluciones técnicas y concretas
dentro del marco constitucional. Hoy más que nunca estamos
llamados a servir a nuestro pueblo, con el fin de facilitar el diálogo»,
indicó un comunicado leído por el obispo de la ciudad
de El Alto, Jesús Juárez.
Los jerarcas católicos, encabezados por el cardenal Julio Terrazas,
advirtieron que el éxito de su gestión dependerá
de la disposición de los distintos actores.
En tal sentido, pidieron «deponer las actitudes de violencia
e intransigencia, ceder en la radicalidad de las demandas, estar abiertos
al diálogo sincero y constructivo, respetar a la persona y
las opiniones diferentes y cumplir con honestidad los compromisos
acordados».
Contactos
El Episcopado, cuya mediación fue propuesta por el mandatario
Carlos Mesa y otros dirigentes, inició los primeros contactos
con el gobierno, buscando acordar el cronograma y características
de este diálogo, informó el vocero presidencial, Oswaldo
Candia.
«Hemos recibido de muy buen agrado la propuesta de la Iglesia»,
senaló por su parte el viceministro de Justicia, Carlos Alarcón,
según medios locales.
La mediación de la Iglesia también fue recibida con
beneplácito por líderes políticos, dirigentes
sindicales y otras organizaciones en el país.
«Es un paso realmente importante (...) Creo que cualquier iniciativa
es bienvenida para pacificar el país», declaró
el presidente de la Cámara baja, Mario Cossío.
A su turno, el líder opositor Evo Morales, jefe del Movimiento
al Socialismo (MAS), agradeció la mediación que está
propiciando la Iglesia «para responder a las demandas de los
sectores sociales».
«Los movimientos (sociales) quieren ver resultados, y si la
convocatoria es para resolver los problemas, vamos a asistir con las
propuestas nacionales que tiene este sector», manifestó
a la prensa.
La escasez de combustibles ya se
siente en las principales ciudades
La ciudad
de La Paz requiere 900 mil litros diarios de gasolina y 450 mil de
gasoil.
La Paz (dpa) > La escasez de combustibles amenazaba
ayer con agravar la difícil situación que enfrenta la
sede del gobierno de Bolivia, agobiada por incensantes protestas y
corte de caminos que mantienen «sin un gota de diésel
y gasolina» a las zonas rurales.
La Asociación de Surtidores (Asosur) advirtió que desde
ayer no está garantizado el abastecimiento de combustibles
en la región de La Paz, en cuya capital homónima se
encuentran los poderes Ejecutivo y Legislativo, ante los bloqueos
instalados en la ciudad de El Alto.
«En las provincias del departamento, el problema es mayor, porque
el bloqueo de caminos de carreteras no permite el paso de gasolina
y carburantes», dijo el presidente de Asorur, Germán
Loza, a medios locales.
Senaló que en las provincias de La Paz no existe «ni
una gota de gasolina y diésel».
Loza aseguró que no pueden acceder a los combustibles que reciben
desde las regiones de Santa Cruz (oriente) y Cochabamba (centro),
debido a que manifestantes cavaron zanjas en las puertas de ingreso
a la planta de Senkata, ubicada en El Alto.
Acceso
«No tenemos acceso a la planta de Senkata, es un tema muy delicado
para los surtidores. No hemos tenido acceso a la gasolina y al diésel.
Estamos sujetos a las disposiciones de la Superintendencia (de Hidrocarburos)
para (...) ver la forma cómo podemos aprovisionar los surtidores»,
explicó.
Cifras oficiales indican que La Paz requiere unos 900 mil litros diarios
de gasolina y 450 mil de diésel. El diario «La Razón»
reveló que desde hace tres días los surtidores no reciben
carburantes.
Este sábado, empezaron a registrarse largas filas de vehículos
en algunas estaciones de gasolina.
Los medios locales indican que los cortes de las principales rutas
también han afectado a los mercados en La Paz, donde se reporta
un incremento en los precios de los diferentes productos.
El país andino enfrenta en las últimas semanas una ola
de manifestaciones a favor de la nacionalización de los hidrocarburos
y la Asamblea Constituyente, que defienden los grupos de campesinos
y otros sectores del occidente del país.
La región de Santa Cruz (oriente) ha ratificado, por su parte,
su exigencia de un referéndum para avanzar hacia el modelo
de autonomías, en un hecho que ha reabierto una vieja disputa
regional.
En un intento por conjurar la crisis, el presidente Carlos Mesa convocó
a la votación simultánea del referéndum y la
elección de las asambleístas a la Constituyente, el
próximo 16 de octubre, pero esa medida no logró frenar
las protestas. “ Por su parte, el canciller
de Bolivia, Juan Ignacio Siles, espera que el secretario general de
la OEA, el chileno José Miguel Insulza, no propicie el debate
en torno a la crisis que vive su nación ya que -en su visión-
no hay razón que justifique la intervención del organismo,
según publica hoy la prensa chilena“.
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