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Con artesanías autóctonas,
los vendedores se retiraron conformes. Habitantes de las localidades
vecinas y turistas visitaron la feria.
Caviahue
> En compañía de días cálidos,
se desarrolló el pasado fin de semana la II Feria Artesanal
de la Zona Termal en la localidad de Caviahue, que contó con
la visita de mil personas aproximadamente. Estuvo organizada por los
alumnos de la Tecnicatura Superior en Gestión en Turismo de
la Zona Termal que depende de la Dirección General de Nivel
Superior del Consejo Provincial de Educación. Esto es posible
debido a que funciona a través de un convenio entre las municipalidades
de Caviahue, Loncopué, El Huecú, Las Lajas y organismos
adherentes como Termas y la Subsecretaría de Turismo de la
provincia.
Caviahue se encuentra a 376 kilómetros de la capital neuquina.
Se caracteriza por la amabilidad y el buen trato de sus habitantes
–cerca de 600-, además de contar con un paisaje único,
considerado por muchos como paradisíaco ya que, en esta época
del año, convive la nieve en sus cerros y en particular en
el volcán Copahue –que todavía no está
habilitado para su visita debido a la acumulación de nieve-
con la belleza de las flores, el verde y las araucarias típicas
de la zona.
Talleres
La experiencia de llevar a cabo la feria, ayuda al puntaje curricular
de los alumnos, que son de diferentes localidades del interior de
la provincia, como de Loncopué y El Huecú. El pasado
sábado 18 en la Escuela 164 a partir de las 10, se llevaron
a cabo talleres con los artesanos que participarían más
tarde de la feria.
Según el coordinador general, Pablo Carranza, la intención
de los talleres fue que cada artesano planteara las problemáticas
que vivía, tanto para conseguir los materiales de trabajo como
para la producción y su comercialización.
Los más de 60 artesanos se dividieron en dos grupos que fueron
coordinados por los alumnos organizadores. En cada grupo se plantearon
diversas cuestiones como, por ejemplo, la dificultad de conseguir
los materiales, ya que la mayoría tiene que viajar a la capital
neuquina y otros los traen de Buenos Aires.
En lo que respecta a lanas, los artesanos la compran en las estancias
de la zona. También se planteó que exista una coordinación
del precio de venta y una difusión para atraer a los turistas.
Para todos los gustos
La feria estuvo compuesta por los más variados rubros como
telar –donde consiguen la lana, la lavan y realizan todo el
proceso como por ejemplo el teñido, que se logra con yerba
mate, cáscara de huevo, raíces, cebolla para conseguir
el color beige, naranjas y flores-.
También, se prepararon stands de dulces y licores –desde
la cosecha, el cuidado de la planta y todo el proceso-, cerámica,
pintura, telar mapuche, macramé, madera, digitopintura, grabados
en cuero, en metales, tejidos a dos agujas, reciclados de cajas, botellas,
falso vitraux – con técnica de pasta relieve-, calado
en madera, bijouterie, quesos y lácteos –de tambos con
vacas y cabras-.
La muestra artesanal pretendió dar a conocer trabajos identificativos
del lugar con material de la zona, para que el visitante se lleve
un verdadero recuerdo. Pablo Carranza planteó además,
tres desafíos a realizar en la localidad de ahora en más.
El primero tiene que ver con llevar a cabo la III Feria Artesanal
de Termas el año que viene, el segundo llevar las artesanías
de la Zona Termal a Neuquén Capital y por último, poder
instalar la feria en forma permanente en Copahue.
A partir de las 16 del sábado, comenzó la feria abierta
para todo público y duró hasta las 22. El acto de inauguración
estuvo presidido por representantes de la Dirección del Nivel
Superior del Consejo Provincial de Educación y el intendente,
Oscar Monsegosa. Luego de la entonación de los himnos nacional
y provincial, Carranza agradeció a todos los presentes por
haber logrado un trabajo en equipo, en el que “se demuestra
el buen uso que se hace del fondo público” y felicitó
a los alumnos de la tecnicatura.
Además, Carranza dijo que “en otros lugares la gente
rompe las cosas mientras nosotros construimos”. Y agregó
que la relación que existe entre el turismo y la manifestación
cultural funciona como un atractivo para los visitantes.
El intendente destacó que en la localidad existe una demanda
de plaza hotelera, por ello el gran crecimiento de la construcción
en el lugar, y que a través del plan de desarrollo se está
teniendo en cuenta las necesidades del lugar.
El cierre de la feria estuvo a cargo de representantes de El Huecú
y Caviahue, que bailaron danzas folklóricas como el gato y
la chacarera.
Un trabajo en extinción
Don José
es un artesano que hace sogas y bozales de cuero. Se caracteriza por
la elaboración a mano.
Caviahue > Don José Salazar, más
conocido por “Cocho” tiene 70 años y es oriundo
de El Huecú y su fama se la debe al trabajo que realiza con
el cuero de vaca desde hace 30 años. Recibe el cuero y lo manipula
a mano hasta lograr sogas, bozales y riendas para animales.
Vive solo, ahora está jubilado pero fue criancero. Aprendió
la labor observando. Desde hace un tiempo le enseña a un niño
para que continúe la tradición del trabajo artesanal.
El proceso no es nada sencillo. Conlleva mucho esfuerzo físico.
Le dan el cuero crudo, corta la lonja, la pela y luego la trabaja.
Según explicó, se cuelga una varita, en una piedra se
pone un palito en el medio que queda en el aire, y se da vuelta la
piedra. Se cuelga el cuero y “se tira para arriba y para abajo,
y de esa manera se lo trabaja” dijo “Cocho”. Después
entierra la lonja por la humedad y la hierve para que quede suave.
Licores de calidad
Uno de
los artesanos de Las Lajas produce bebidas y dulces, desde la cosecha
y cuidado de la planta hasta el producto final.
Caviahue > Carlos Adad es artesano y se dedica
a la producción de licores con frutos que él cosecha
en su chacra “La destrozada” de Las Lajas. Trabaja con
diversos frutos como el sauco –que es un fruto negro chico y
agridulce-. “Sirve para el dolor de garganta” aseguró
Carlos.
Según explicó, el proceso consta de una maceración
de los frutos en alcohol de cereales traído de Buenos Aires.
En su stand, ofreció al público licores de sauco, grosella,
cereza, guinda, frambueza, frutilla, mora, orégano y azafrán.
Además, vendió guindas en almíbar y dulces.
En una época, también tuvo conejos de Angora grises,
que “logré mezclando conejos negros con blancos, pero
fue un gris muy particular nunca antes logrado”. Luego, por
problemas de una peste, perdió todos los conejos.
Pero a pesar de ello, todavía posee productos de lana de conejo
que lleva a exposiciones de Neuquén y Centenario. En esta feria,
Carlos se mostró muy satisfecho y afirmó que “vendí
mucho y me voy muy conforme”.
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