La civilización se
asienta en la Confluencia

 
 
En un territorio deshabitado, los primeros colonos llegaron después de la campaña que llevó adelante el Ministro de Guerra, General Roca.


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Por JUAN MARIO RAONE (*)

Varios fueron los hitos que fueron jalonando la historia de nuestra región. En este detallado informe, los momentos más importantes de los últimos 140 años.

Neuquén > Mientras en muchas partes del país en el Siglo XIX florecía la civilización traída por el hombre blanco, en pueblos y ciudades con escuelas y universidades, periódicos, imprenta, etc. nuestra zona de la confluencia del Limay y el Neuquén y el hermoso valle del río Negro, como gran parte de la pampa, Patagonia y el Chaco, aún dormían su sueño de siglos.
Durante milenios por la vera de sus ríos, y usando el paso del Neuquén, indígenas de diversas etnias transitaron por este paraje en busca de caza, pues este sitio servía para el tránsito «desde y hacia» la cordillera o el mar.
Gracias a las vías de comunicación que seguían los indígenas de entonces, es posible comprender que los dos holandeses fugados de la flota del marino Broker, y el negro esclavo escapado de otra flota aparecieron tiempo después en Buenos Aires con la ayuda de sus amigos aborígenes. Estos hombres tuvieron una importante participación en el combate entre los nativos de la zona del Huechulafquen y los españoles venidos desde Chile con el auxilio de un millar de indígenas araucanos (mapuches). Todo terminó con la captura de 300 “piezas” de los neuquinos, que fueron llevados al Arauco.
Estos hombres pueden haber pisado nuestras tierras pues se presume que en su regreso a Buenos Aires hicieron la ruta siguiendo el Collón Cura, luego el Limay y el Negro hasta Choele Choel y después de la travesía al Colorado siguieron los senderos que unían lagunas y arroyos, que conectaban la Sierra de la Ventana y la zona del Salado, donde se podía contactar con españoles de los fortines o estancias cercanas a Buenos Aires.
No se tienen referencias de exploradores blancos por esta zona en los Siglos XVI y XVII . Los esporádicos asentamientos de los indígenas comarcanos que visitaban la región en sus recorridas circulares, no han dejado muestras de asentamiento fijos de larga data. Los que se han encontrado en los aleros del Limay y en otros de barrancos de El Chocón, como los de Añelo, son de la época precolombina.

Primeros reportes
Cuando en enero de 1783 llegó desde Carmen de Patagones la expedición del marino español Basilio Villarino, en busca de un paso hacia Chile, no encontró en esta zona habitante alguno, pero sí observó la marcha hacia Chile de indígenas maloneros, que arriaban 8 mil cabezas de ganado obtenidas en la Provincia de Buenos Aires.
En su viaje por el Limay y el Collón Curá y en las 3 leguas del río Neuquén, que recorrió creyéndolo el Diamante mendocino, no reportó ningún asentamiento indígena. Sólo en la zona de la confluencia del Chimehuin tuvo encuentros con indios chilenos y de las regiones adyacentes que andaban recogiendo manzanas.
En 1833 las Provincias de la Confederación Argentina promovieron una campaña para solucionar el problema de los saloneros que asolaban sus campos. El plan preveía que las tres Divisiones expedicionarias argentinas y otra chilena, se concentrarían en la Confluencia de los ríos Limay y Neuquén, donde nacía el Negro o “río de los Sauces”.
Como las divisiones del Centro y de la Derecha tuvieron problemas logísticos y políticos que las obligaron a regresar a sus bases, y los chilenos, por su situación política interna, tampoco entraron en campaña, fue la División de la Izquierda, que comandaba el General Juan Manuel de Rosas, la única que por su vanguardia llegó al lugar previsto.

Bandera Argentina
El General Ángel Pacheco, que había costeado el río Negro desde Carmen de Patagones, se asentó durante el invierno en la isla Choele Choel y antes de cerrar la campaña avanzó hasta la Confluencia a la que llegó en octubre de 1833. Antes de llegar había mandado dos escuadrones para que remontaran los ríos Neuquén y Limay, y al regresar le informaron que no había asentamientos ni indígenas en la zona. El 10 de Octubre hizo flamear por vez primera el Pabellón Argentino y regresó a Choele Choel, para seguir hasta Bahía Blanca, dando fin a la campaña. La región, desde Guardia Mitre, quedó otra vez desolada.
Cuando en 1872 el Sargento Mayor Bejarano hizo un viaje desde Carmen de Patagones hasta los aduares de Saihueque y Ñancucheo, no encontró a nadie en la costa del río Negro ni en estos parajes. Y otro tanto informó el perito Francisco Pascasio Moreno cuando lo recorrió en 1876 llegando hasta el Nahuel Huapi.
La Ley 215 fue sancionada el 23 de agosto de 1867 pero no se pudo cumplir el mandato de ocupar la pampa hasta el río Negro y Neuquén. En octubre de 1878 el Congreso le acuerda al Poder Ejecutivo realizar un empréstito popular para financiar la campaña para avanzar la frontera interior hasta esta zona. En abril de 1878 cinco divisiones avanzaron desde la línea de fortines que desde San Rafael llegaba hasta Bahía Blanca. La 4ª. División lo hizo desde la frontera mendocina hasta Chos Malal y llegaron el 5 de mayo. Mientras tanto, el Ministro de Guerra, Gral. Julio A. Roca llegaba con la 1ª. División a Choele Choel el 24 de mayo. Desde allí le ordenó al Tcnl. Ignacio H. Fotheringhan que el día 26 partiera con una vanguardia de 50 hombres hasta la Confluencia, precediéndolo a él que con su Estado Mayor y 100 hombres lo haría el 1º de junio. Fue así como la tropa de la vanguardia llegó el 2 de junio a la Confluencia (lado rionegrino del alto valle de1 río Negro), dando inicio a la construcción de un fortín que llamaron “Primera División”, conocido luego, como “Confluencia”, “Limay” o “Neuquén».
Ese mismo 2 de junio llegó el teniente Isaac Torres (tío del célebre Tcnl Saturnino Torres), enviado por el Cnel. Uriburu que había avanzado a colocar los fortines de su línea sobre el Neuquén y que se hallaba en el campamento “Paso de los Indios” (en actual Dpto. Añelo).

La gran hazaña
El día 11 de junio llegó el General Roca y su tropa hasta el fortín y con su Estado Mayor se dirigió al paso del río Neuquén. Como el río venía crecido, sólo Fotheringhan, el mayor Fábregas y un soldado lo cruzaron. Allí el fotógrafo Pozzo tomó las primeras imágenes, así como otra en la cual se divisan en la costa neuquina los tres mencionados, que llegaron hasta cercanías de la “Boca del Sapo”. Poco después Roca regresó con sus hombres a Choele Choel, siguiendo a Carmen de Patagones y Buenos Aires.
Desde Chos Malal, donde se había construido el Fuerte “Cuarta División”, por la costa del Neuquén llegó el ingeniero Francisco Host, para hacer un relevamiento e hizo un buen dibujo del fortín que luego publicó el Instituto Geográfico Argentino. Allí se muestra la “guardia”, el mangrullo y 6 viviendas con techo de paja. Poco tiempo después una gran inundación hizo que se trasladaran a la zona del actual Casino.
El 23 de agosto de 1879 llegó a Fisque Menuco el 5º de Caballería y su jefe, el coronel Vintter que junto a la Comandancia de la Brigada fundó el pueblo de General Roca. Venía con intenciones de aprovechar las aguas del río para tener alfalfares y quintas. La inundación sirvió para que el comandante Guerrico que exploraba el río Neuquén, observara por dónde había que abrir los canales. Y en 1882 comenzó el sanjuanino Hilarión Furque a construir “el Canal de los Milicos”, que habría de regar la Colonia “La Huerta” y continuar hasta General Roca.

Llega el telégrafo
En 1881 había llegado desde Carmen de Patagones la línea telegráfica que levantó el Mayor Buratovich y que el 2 de agosto llegó a Paso de los Indios, comunicando desde Buenos Aires toda la línea de pueblos, fuertes y fortines.
En 1882 los ingenieros Encina, Moreno y Cía. Llegaron para iniciar el relevamiento del territorio neuquino, tomar fotografías y viajaron desde Carmen de Patagones en el vaporcito Neuquén.
Allá en Ñorquín y en General Roca el Ejército hizo construir las dos primeras escuelas primarias de la zona. Después vendría el ferrocarril hasta Cipolletti y Neuquén, lo que provocaría un cambio en el asiento de las autoridades neuquinas, que pasaron de Chos Malal a este paraje, donde el Censo de 1895 había registrado 14 habitantes desde Arroyito a la zona de Vista Alegre. Y registró también que el 63% de la población era extranjera y el 97 % analfabeta, índice nunca superado. El progreso fue lento, pero la construcción del Dique y canales y el descubrimiento del petróleo cambiaron las posibilidades de vida y la zona comenzó a surgir como un polo de desarrollo.
De la desierta Gobernación de la Patagonia de 1878, se pasó en 1884 a los Territorios Nacionales y en 1958 comenzaron a actuar los gobiernos provinciales. Hoy hay pujantes ciudades. De aquellas inmensas zonas desiertas, que los indígenas comarcanos denominaron hace siglos “País del Diablo”, porque atravesarlas podía significar la muerte, ya casi nadie se acuerda. Sin embargo, apenas nos separan 140 años.

(*) Miembro de la Academia Nacional . de la Historia. Fotos SPA y colección
Castaño-Raone.

 

 


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