EL diputado Roberto Iglesias,
desde ayer, ex presidente
de la UCR.
El partido tiene tres
corrientes internas: una K, una pro Lavaga y otra «pura».
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Buenos Aires (NA) > El
titular de la UCR, Roberto Iglesias, renunció ayer a la presidencia
del Comité Nacional partidario debido a las divisiones en el
seno del radicalismo y ante las «inaceptables» intenciones
de «algunos dirigentes» de proseguir con las conversaciones
con Roberto Lavagna.
A través de una misiva que entregó a la mesa directiva
del Comité Nacional, Iglesias formalizó su renuncia y
argumentó que «de insistir en estas diferencias y no alcanzar
una posición en común el partido quedará dividido
en tres, situación que desde mi punto de vista resulta inaceptable».
Según explicó Iglesias, sus «reparos» respecto
a una alianza con Lavagna, teniendo en cuenta que el partido «incurriría
en un error» si concretara ese acuerdo, «obviamente no ha
sido compartido por algunos dirigentes partidarios, quienes decidieron
proseguir con las conversaciones en forma paralela».
La última de esas «conversaciones» a las que se refirió
Iglesias en su renuncia habría tenido como protagonistas a Lavagna
y a los jefes de los bloques legislativos de la UCR, Ernesto Sanz (senadores)
y Fernando Chironi (diputados), además del titular de la Convención
radical, Adolfo Stubrin.
Esto implica «una definida decisión y dirección»
en favor de Lavagna que, a su entender, resulta «inaceptable».
Consideró que, ante las «tres posturas definidas»
que coexisten en la UCR, la que es «seguramente correcta»
es la que impulsa la secretaria general del partido, Margarita Stolbizer,
en la búsqueda de candidatos de las propias filas del radicalismo
de cara a los comicios de 2007.
«Existen hoy claramente definidas tres posturas en la Unión
Cívica Radical: quienes pretenden ir con el presidente Kirchner,
posición debatida y rechazada en la Convención de Rosario;
aquellos que avanzan en la alianza con Lavagna y el sector del justicialismo
que lo acompaña; y la tercera y seguramente la correcta, que
es la de plantear una alternativa netamente radical, para luego acordar
o no con otras fuerzas políticas», remarcó.