El Pan que aparece en 'El laberinto del fauno',
la nueva película del mexicano Guillermo del Toro, sexta de su
corta pero trepidante filmografía como director, está
directamente sacado de los relatos escritos por el autor galés
Arthur Machen a finales del siglo XIX.
Es un personaje ambiguo, inescrutable, machacado por la edad y la experiencia,
que carga sobre sus hombros el peso de una tradición milenaria
que ya casi nadie entiende. Un personaje capaz de generar múltiples
y sugerentes segundas lecturas.
Rodada en distintas localizaciones de Madrid y Segovia, 'El laberinto
del fauno', que ha sido definida por algunos críticos como un
cruce entre 'El espíritu de la colmena' y 'Alicia en el País
de las maravillas', nos traslada a un mundo de fantasía decadente
oculto tras la realidad cruel de la España franquista.
Su protagonista, una niña de 13 años al borde de la adolescencia,
descubre sin querer un pasadizo que conduce al otro mundo: el mundo
de las fábulas y los cuentos, íntimamente ligado al real.
Del Toro ha recuperado parte de un guión original que escribió
a principios de los 90, antes de dirigir su primera película,
'Cronos' (1993), para poner en pie la historia de 'El laberinto del
fauno', que, a su vez, es una especie de continuación temática
y atmosférica de 'El espinazo del diablo' (2001), su primera
producción española, financiada por Pedro Almodóvar.
Según el propio director, el filme será la segunda entrega
de una trilogía cinematográfica ambientada en la postguerra
española.