«Miradas que matan» ya
fue presentada a mediados de octubre en el Primer Encuentro Nacional
de Teatro de Humor Independiente. Neuquén
> Las composiciones de los artistas, ya sean musicales,
plásticas, teatrales o, porque no, culinarias, suelen tardar
mucho en abandonar a su autor. En realidad, es un proceso recíproco
y, por lo general, casi involuntario, donde son muchas las fuerzas
que intervienen una y otra vez, a pesar del paso del tiempo.
Desde su estreno en el 2004, la obra “Miradas que matan”
del grupo neuquino Araca la Barda no para de cosechar premios por
cuanto festival se presente. Tal vez sea por esta razón y por
el reconocimiento del propio público que asiste a sus funciones
que la pieza no logra desprenderse de sus padres.
Tanto Lala Vega como Gustavo Azar, los protagonistas de la historia,
tienen bien en cuenta esta situación y, por eso, no dudan en
ningún momento asistir a todos los encuentros a los que son
invitados, con todo el esfuerzo propio que ello exija.
Tras su presentación el 15 de octubre en el Primer Encuentro
Nacional de Teatro de Humor Independiente en Mendoza, “Miradas…”
participará el viernes 3 de noviembre del Tercer Argentino
de Teatro.
“Estas cosas se dan por haber estado en otros lados con la obra”,
explicó Azar. “De todas formas, son siempre una buena
oportunidad para intercambiar experiencias con gente que está
haciendo lo mismo que vos y que te ayudan a formarte en lo profesional”.
¿Cómo surgió este nuevo festival del
que van a participar?
Gustavo Azar: Los organizadores del Tercer Argentino de Teatro
vieron “Miradas que matan” a principios de año
en la Fiesta Nacional de Teatro, donde Lala fue premiada como actriz.
Como les gustó mucho la obra, nos invitaron a llevar la obra
a Santa Fe. Este festival tiene subsedes por toda la provincia y a
nosotros nos toca viajar a Esperanza. Es un evento muy importante
y estamos realmente orgullos de participar en él. En realidad,
estamos contentos de poder Mostar el espectáculo en otros lugares
fuera de la provincia y que se transcienda las fronteras de la ciudad.
¿Qué cambió en «Miradas…»
desde el día de su estreno a la última función?
GV: Pareciera que no, pero así ha ocurrido. Lo que
hacen las funciones es ajustar milimétricamente los tiempos,
la exactitud de las acciones, la condensación del contenido.
Es como que, de alguna manera, imperceptiblemente, se va ajustando
y precisando. Al igual que las personas, que crecen con el tiempo
sin darse cuenta, el espectáculo madura y mejora.
Lala Vega: Es siempre una mirada sobre otra mirada sobre una situación,
donde se producen múltiples lecturas. A veces, cuando charlo
con los espectadores, me plantean, justamente, lecturas sobre el tema
de la obra totalmente distintas a las que nosotros mismos hacemos
como actores, desde la primera vez hasta esta última vez.
GV: Es que es un espectáculo abierto a la interpretación
al público. Pero más allá de esta cuestión,
nos han destacado la sincronización que conseguimos con Lala
arriba del escenario.
De estas interpretaciones, ¿cuál fue la que
más chocó con las de ustedes?
LV: No, al contrario, enriquecen y siempre van sumando. Lo
que muchas veces nos comentaron fue cómo se notaba la fuerza
de los vínculos que tenían los dos personajes. De hecho,
una vez nos señalaron que todo se trataba de que, en el fondo,
se quiere proseguir una relación y uno de los dos pierde un
ojo en función de que esa relación pueda continuar.
Es una visión distinta de todo lo que era la obra.
GV: Hay lecturas que, por supuesto, nos sorprenden pero que luego
nos ponemos a pensar y decimos: “Ah, eso también decía
el espectáculo”. Nos completan a nosotros al tener una
mirada que no habíamos previsto.
LV: …O no devuelven una mira primitiva de esas que van quedando
en el camino.
GV: Lo que es bastante común que nos digan es que nosotros
no los engañamos en ningún momento. Nosotros presentamos
la obra como un seminario de miradas y ellos, al final, dicen que
son los mil modos de mirar. Logran comprender muchos tipos de miradas:
las nuestras en el escenario, la de ellos como espectadores y las
de los propios personajes.
¿Cómo influye, entonces, el cambio de público?
GV: Es algo interesante, porque de alguna manera ir a otra
ciudad implica tener una repercusión fuerte y diferente a la
que podemos tener acá. En Buenos Aires, nos encontramos con
un público acostumbrado a este tipo de obras. Fue como una
cebolla. Unos se quedaron en una capa, otros en una más, y
algunos descubrieron cosas que nosotros ni sabíamos que estábamos
diciendo. Y lo mismo nos ocurrió en Mendoza.
Uno quisiera viajar y hacer más giras para representar a la
provincia pero, de momento, debemos aprovechar estas instancias para
mostrar lo que se hace en la región.
Ficha técnica
Obra: «Miradas que matan»
Dirección: Fernando Aragón
Actores: Gustavo Azar y Lala Vega
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