Por Darío Soto
John Adams, el primer vicepresidente de los Estados Unidos calificó
su función como “el cargo más insignificante que
ideó jamás la imaginación humana”. Con
éste antecedente uno podría comprender -por extensión-
cuánto más irrelevante debiera considerarse entonces
el cargo de vicegobernador. Evidentemente este concepto está
muy lejos de ser aplicado a la alta política rionegrina, a
juzgar por los acontecimientos suscitados en el seno del partido radical
y mas precisamente en la línea interna (¿ex?) Opción
Radical.
¿Cuál es el poder real que maneja el vicegobernador
(más allá de la nada despreciable caja que comprende
el presupuesto de la legislatura provincial) que permita entender
el cruento enfrentamiento, que mantienen por ese cargo, Bautista Mendioroz
y Fernando Chironi? Ambos, dirigentes de primera línea de la
Unión Cívica Radical rionegrina, tienen los pergaminos
suficientes para aspirar a ubicar su nombre al lado del de Miguel
Saiz para integrar la fórmula que vaya por la reelección
del gobernador, sin embargo, y a pesar de ello, lo que se supone que
no debieran tener es la facultad de imponerle un nombre al candidato.
¿Por qué la desesperación de los blancos por
abortar procesos y posicionar a su máximo dirigente como la
única opción posible? ¿Acaso la necesidad de
manejar una importante caja que le permita mantener un aparato necesario
que respalde una futura candidatura a gobernador? Si esto fuera así,
debiera razonarse en principio que Mendioroz desde ya estaría
renunciando a una futura posible reelección, que le sería
vedada por la constitución provincial. Obviamente que este
razonamiento también alcanza al propio Chironi, quién
pretende la función de segundo al mando como escalón
necesario para hacerse del timón al cabo de un segundo período
de Miguel Saiz.
¿Qué hará el gobernador, cuál será
su decisión? Es el otro interrogante a revelar. Es claro que
el gobernador puede decidir por un tercero y hasta que esa decisión
tenga polleras. Si se observa desapasionadamente el paisaje político
provincial, debería asumirse que no es en Viedma (parroquia
a la que pertenecen tanto Mendioroz como Chironi) precisamente donde
el radicalismo presenta mayor debilidad, por lo que un razonamiento
lineal indicaría que el segundo lugar debiera permitir las
alianzas necesarias para fortalecer la candidatura en ciudades que,
al menos hoy, aparecen como difíciles para el oficialismo,
como por ejemplo San Carlos de Bariloche. Si se sigue en esta línea
podría especularse, al menos, con dos nombres posibles para
asumir la candidatura en disputa y ambos corresponden a mujeres: Nelly
Meana (actual viceministra de gobierno) y Graciela Di Biasse (hoy
titular de Altec S.E). La segunda tiene buena imagen y mide bien en
las encuestas, pero la primera tiene la ventaja de pertenecer al sector
interno allegado a Bautista Mendioroz, como el ministro Lazzeri, quien
la convocó como su segunda.
Amnistía
La información conocida en las últimas horas que da
cuenta que un magistrado de la justicia rionegrina habría pretendido
una suerte de amnistía para los jueces que no hubieren cumplido
correctamente con sus funciones y cuya conducta está siendo
analizada por el Consejo de la Magistratura, tiende un manto oscuro
sobre la ya deteriorada imagen de la Justicia rionegrina. La promesa
de que a cambio los magistrados se comprometerían, en un breve
plazo, a portarse bien suena grotesca. Quienes deben observar el comportamiento
de las personas frente al cumplimiento de la leyes, no debieran esperar
ser absueltos por sus propios incumplimientos. |