Por María Argel
Los resultados de la reciente gira del gobernador en Washington,
la preparación del Presupuesto 2006 y el contundente reclamo
de seguridad en las calles de Bariloche fueron los temas más
importantes que ocuparon la agenda del gobierno rionegrino esta semana.
Miguel Saiz volvió optimista por los resultados que se esperan
para lograr la ansiada reconversión productiva en la provincia
con la asistencia millonaria del BID. Se reunió con los directivos
en Estados Unidos mientras, en forma paralela, en Buenos Aires, se
firmó el otorgamiento de otros créditos para la construcción
de obras de importancia turística. Por consiguiente, se espera
desplegar a partir de 2006 obras relevantes en cada punto de la provincia
y así cimentar las bases para recuperar la confianza y el prestigio
de la gestión, tras la reciente derrota electoral. Esta semana
el gobernador y sus ministros continuaron con el análisis del
Presupuesto 2006, que será presentado en la Legislatura junto
al paquete fiscal, los primeros días de diciembre.
En 2005 se espera cerrar un presupuesto de entre 1.620 y 1.650 millones
de pesos, mientras que para 2006 la proyección es elevarlo
de $1.850 ó 1.900 millones.
Salarios
Sin duda el ítem más importante de 2005, que repetirá
su protagonismo el año próximo, es el de los salarios,
frente a los acentuados reclamos de parte del sector docente, el de
la Salud y Seguridad. Es que este año estuvo caracterizado
por la fuerte presión que recibió el gobierno por los
aumentos salariales, como consecuencia del desfase en que quedaron
los valores que reciben los trabajadores en relación a los
precios de bienes y servicios.
Según los cálculos del gobierno, desde 2003 a 2005 el
«esfuerzo financiero» en materia de sueldos fue de los
380 millones de pesos a los 680 millones con los que cerrará
este año. Para 2006, año para el que se prometieron
aumentos para policías, docentes y trabajadores de hospitales,
entre otros, se deberán incorporar alrededor de 100 millones
de pesos más a la masa salarial.
Estas cifras demandarán un esfuerzo extra del gobierno y restringirán
partidas en los diversos ministerios. Obligará a «ajustar
el cinturón» y aplicar austeridad aquí y allá.
De otra manera, será imposible cumplir con los compromisos
asumidos.
Seguridad
La demanda de mayor seguridad en las calles y barrios periféricos
de Bariloche, la ciudad más poblada de la provincia, preocupó
esta semana al gobierno de Viedma. Para atender el reclamo de taxistas
y choferes debió viajar a la ciudad turística el ministro
de Gobierno, Iván Lázzeri, quien escuchó a los
enardecidos trabajadores que reaccionaron férreamente tras
el cobarde asesinato de un remisero. El ministro, vecino de Bariloche,
llegó con temor a las agresiones o situaciones violentas que
antes ya habían tenido como blanco al jefe de la Policía,
Jorge Ucha, y su secretario de Seguridad, Jorge García Osella.
Como jamás había ocurrido la ciudad se paralizó,
no tuvo transporte público, hastiada de robos, asaltos y asesinatos.
También en Bariloche, hace muy poco el gobierno debió
atender el reclamo de los policías, cansados de ganar $500
y no poder sostener a sus familias. Todos reclamos que por ahora lograron
apagarse, con refuerzos de patrullajes, más uniformados, y
promesas de mejores sueldos en 2006. Mientras tanto, el desafío
es pensar en las soluciones de fondo a los problemas que derivan en
inseguridad y violencia.
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