Por CANDELA ROSSI BUSTAFÁN
La aplicación de la bonificación por presentismo a los
estatales rionegrinos y, en particular, a los docentes, definida esta
semana que pasó por el Consejo de la Función Pública,
traerá aparejado un sinnúmero de consecuencias, y eso
ya se presiente.
Es que la instauración de una bonificación económica
fija a los salarios sobre la que se aplicarán los descuentos
en caso de que el trabajador registre llegadas tarde o ausencias a
su trabajo, no fue bien recibida en todos los sectores.
Aparece aquí una fuerte dicotomía entre lo que el Gobierno
considera un sistema «eficaz» para controlar algunos desmanejos
que hacen los trabajadores con los regímenes de licencia y
lo que creen aquellos que recibirán la bonificación
y posteriores descuentos.
El gobierno, a través de los miembros del Consejo de la Función
Pública, depositó su confianza en que ningún
trabajador querrá llegar a fin de mes y no cobrar un centavo
de la bonificación, por lo que se estima que disminuirá
la cantidad de ausencias y llegadas tarde.
Pero, para otros, esto no causará otra cosa que un efecto boomerang,
en virtud de que todo aquel que deba faltar a su trabajo, aun por
razones no contempladas en el régimen de licencias, lo hará
igual. De este modo los días de ausencia podrían prolongarse,
ya sabiendo la persona que recibirá un descuento sobre su presentismo.
Esta hipótesis no encuentra sustento en el gobierno, ni tampoco
en el gremio UPCN, cuyo dirigente, Juan Carlos Scalesi, estuvo en
completo acuerdo para aprobar la bonificación.
La opinión de este sector es que ningún trabajador se
arriesgará a ser sometido a descuentos, por lo que disminuiría
el índice de faltas y llegadas tarde.
El acuerdo firmado en Viedma los primeros días de este semana
estableció que la bonificación por presentismo será
aplicada sobre los 230 pesos de aumento que se otorgaron el año
pasado a los estatales, con lo que el carácter de éste
como «aumento» sufrió una mutación.
Discusión con Unter
A la aceptación de este nuevo sistema de control de inasistencias
por parte de la mayoría de los trabajadores del Estado rionegrino,
se contrapone la intención del gremio docente de luchar para
que el presentismo no se aplique para ellos.
Pero el ministro de Educación, César Barbeito, fue claro
al indicar que también los docentes deben quedar sujetos a
este sistema, para que no se generen diferencias con otros sectores.
Claro que en el caso de los docentes se tomaría como bonificación
los 200 pesos otorgados por el gobierno a fines de 2005 como un aumento
de sueldo.
El hecho de que ahora esa cifra sea tomada como presentismo derriba
la aspiración de la Unter de que los mismos fuesen incorporados
al básico de los trabajadores.
Por eso los delegados gremiales ya han adelantado que no aceptarán
la disposición, y que el tema será discutido en paritarias.
No quedan dudas de que sin acuerdo en este sentido, el inicio del
ciclo lectivo 2006 puede ser tan accidentado como el 2005.
El tema sin dudas traerá cola, pero lo que no se puede negar
es que es absolutamente necesaria la aplicación de un sistema
de control en el Estado para que no se sigan produciendo los históricos
abusos con los regímenes de inasistencia. Sería interesante
que esta metodología se aplique a otros poderes, como el político.
Por lo pronto el Poder Judicial de la provincia ya definió
la última semana una especie de «presentismo»,
que también prevé disminuir los extensos registros de
faltas y llegadas tardes.
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