|
La producción europea es segunda
en importancia, después de China, por lo tanto es la que equilibra
los precios en el mercado internacional.
¿Se producirá una sobreoferta de manzanas desde los
países del hemisferio Sur? Ésta es la pregunta que los
analistas del mercado frutícola internacional se comienzan
a hacer con la finalidad de establecer si el precio que tendrá
este comodity será atractivo para correr el riesgo de exportarlo.
Esta semana se conocieron dos datos relevantes que dieron a conocer
la revista «Campo» del influyente diario «El Mercurio»
de Chile y la publicación brasileña «Do Valor
Económico». En las dos zonas productoras de manzanas
de Brasil, Vacaria y Sierra Catarinense, hubo un invierno relativamente
frío con una temperatura promedio de 7 grados, por lo que se
estima que la cosecha que se levantará en enero del año
que viene será excelente. Podría fluctuar entre 800
y 900 mil toneladas, la misma que hace dos años, y muy similar
a la producción del Alto Valle de Río Negro y Neuquén.
De acuerdo a la publicación carioca, en la temporada pasada
se cosecharon 650 mil toneladas porque los cultivos sufrieron el calor
fuera de época. De acuerdo con una estimación de la
Asociación Brasileña de Productores de Manzana (ABPM),
la producción debería estar entre 800 y 900 mil toneladas
en la próxima temporada.
Citando a Pierre Nicolás, presidente de la entidad, se indicó
que la productividad va a ser alta y podría superar las 900
mil toneladas.
A diferencia de otras frutas, como el durazno y la ciruela, que fueron
dañadas por las heladas recientes en la región Sur del
país, la manzana fue beneficiada en la mayor parte de las zonas
donde se produce. Compañías como Rasip, Renar y Agropel
son optimistas con el mayor volumen de la producción, pero
ellos prefieren no hacer pronósticos todavía.
Prevención
La publicación brasileña no aventura a dar pronósticos
sobre el tamaño y calidad de las manzanas porque depende de
la floración que se iniciar por estos días y de la fijación
de los frutos, elementos clave a la hora de llevar productos al exterior.
Ademar Kurmann, director general de Rasip, dijo que siempre hay riesgo
de que el granizo pueda alcanzar las plantaciones.
Si la producción es grande, tendremos que volcarnos a exportar
los niveles que exportamos en años anteriores, cerca de 15%
de la cosecha, afirma a Nicolas.
Con una cosecha superior a 700 mil toneladas, tiene sobreoferta en
el mercado interno, lo que conduce a una caída acentuada de
precios. Así, el mercado externo pasa a ser una alternativa.
El año pasado la situación fue inversa, con una cosecha
chica, y precios poco atractivos en el exterior, la producción
brasileña fue destinada a mercado interno y las exportaciones
correspondieron sólo al 8 % de lo producido, cerca de 50 mil
toneladas.
Para el director de relaciones con los inversionistas del Renar, Ricardo
Sampaio, si en febrero de 2007 el precio es atractivo en el mercado
externo, el Renar podrá volcar a la exportación cerca
del 50% de su facturación. «Volverá a ser interesante
exportar porque diluiremos el costo operativo con una mayor cantidad
vendida”. Con el cambio desfavorable y una cosecha más
chica, el Renar solamente exportó en 2006 el 15% de la producción
(incluyendo la comercialización de frutas de terceros).
Oportunidad
La revista de «El Mercurio» habla de la oportunidad de
copar el mercado europeo por parte de los productores del hemisferio
Sur. Parte de la base que la cosecha de este año cayó
en más de 500 mil toneladas, siendo Europa el segundo productor
mundial de manzanas, después de China.
Especifica que la Unión Europea -considerando sus 25 miembros
actuales- producirá 9 millones 597 mil toneladas de manzanas,
5% menos que en 2005, lo que implica una merma de 537 mil toneladas,
según estimaciones del Departamento de Agricultura de EE.UU.
para el producto que se comercializará en 2006/07.
Este registro, que sería el más bajo de al menos los
últimos 6 años, se suma a la caída verificada
en 2005.
De acuerdo con cifras de FAO, el Viejo Continente explica cerca de
un sexto de la producción mundial. De ahí que los niveles
de oferta que genera sean de vital importancia para establecer los
equilibrios de precios del mercado internacional.
Esto porque, a la vez, la UE es deficitaria en la producción
de esta fruta y la tendencia de consumo de su población va
en alza. Los registros de consumo per cápita entre los años
2000 y 2004 muestran un incremento desde 22,6 a 25,3 kg/año
para los miembros más tradicionales del bloque (cuando tenía
15 integrantes). En ese mismo lapso, los países de Europa del
Este que se incorporaron recientemente a la UE también experimentaron
un aumento en la demanda: desde 14,8 a 16,9 kg/año.
Las bajas
En la mayoría de los países se presentarán mermas
en la producción en 2006.
Polonia, que es el mayor productor de la UE experimentará una
caída en su oferta de 5%, que se suma al 13% de disminución
que tuvo en 2005. En dos temporadas Polonia ha dejado de cosechar
422 mil toneladas de manzanas.
Italia, que es el segundo productor en importancia, presentará
una merma de 6%.
Francia, que sigue en orden de prelación, verá caer
en 10% su cosecha anual.
El país más afectado será España, con
una disminución de 22% y 151 mil toneladas menos que en 2005.
Costos altos y mala negociación
Neuquén > Las frutas pierden 20 millones
de dólares anuales en Europa al estar relegadas en la política
comercial de la Argentina y por aranceles superiores a los negociados
por la competencia chilena, aseguraron Mariano Winograd, presidente
de 5 al Dia Argentina y Miguel Ángel Giacinti Battistuzzi,
consultor internacional y experto frutícola del Consejo Federal
de Inversiones.
En un documento que se distribuyó a través de Revista
Agro Valle de Villa Regina, los especialistas indicaron que los impuestos
indirectos implican 0,14 dólar por kilo empacado de fruta en
el 2005, cuando la rentabilidad del sector es menor.
En peras y manzanas –acotaron- la rentabilidad ha variado de
0,09 dólares por kilo empacado en el 2002 a una pérdida
de 0,02 dólar por kilo, siendo más crítico en
manzanas que en peras.
También ponen el acento en la negociación internacional
y por supuesto la comparación es con el más cercano
competidor, Chile, país al que le reconocen su capacidad de
negociación. El país trasandino negoció con Europa
un arancel decreciente para las cerezas, que será nulo el año
que viene, mientras que Argentina sigue pagando un arancel del 8,5
por ciento.
Agregaron que las diferencias existen en Europa para limón,
uvas, durazno y necatarina, manzana, pera, vinos, etc. Otro caso es
México –señalaron- donde las manzanas (las peras
no) tienen un arancel promedio del 20 por ciento frente a la fruta
chilena que no paga arancel.
Sobreestimación
Winograd y Giacinti ponen a la sobreestimación que hace la
aduana de los precios referenciales Free On Board en la lista de las
desventajas que tiene la fruticultura regional a la hora de llegar
a los mercados externos. El organismo recaudador sobreestima estos
precios para las manzanas y peras entre un 10 y 30 por ciento, según
los mercados de destino, debido a que no incluye los aranceles de
importación en los cálculos de costos. Este precio se
utiliza a nivel fiscal para el cobro de impuestos nacionales.
Concluyen en que si el sector frutícola tributara con la ecuación
chilena en materia de impuestos internos, las manzanas y peras mejorarían
su rentabilidad en nada menos que 70 millones de dólares anuales,
mientras que las de carozo, entre las que se incluyen la cereza, durazno,
nectarina y ciruela, lo harían en 30 millones de dólares.
Comparación
Además de no tener retenciones a las exportaciones, Chile tampoco
cobra impuestos sobre el consumo de gasoil (aquí es del 23%)
y al crédito y débito bancario (el conocido como impuesto
al cheque que es del 1,2% y con efecto multiplicador llega al 2,4%)
y permite realizar ajuste por inflación en los estados contables.
Como conclusión, los especialistas indicaron que la fruticultura
atravesó su crisis más dramática en los años
‘90, pero después se minimizó sus costos estructurales
cuando se salió abruptamente de la convertibilidad. Después
de dos años buenos, los costos se equipararon al dólar
y comenzó a deteriorarse la rentabilidad. |
|