Por Hernán Gil
Neuquén > Muchos directores buscan durante
años encontrar no sólo una gran historia sino llevarla
a la pantalla grande con la mejor realización. Ni hablar que
sea reconocida tanto por el público como por la crítica.
Algunos hasta ven pasar su carrera sin lograrlo. Sin embargo, el caso
de M. Night Shyamalan es el inverso. Luego de dos largometrajes (“Praying
with Anger” y “Wide awake”, con Rossie O’Donnell),
saltó a la fama a través de “Sexto sentido”
con todos los honores: éxito de taquilla, elogios de la crítica
y aplausos de los espectadores.
Convertida ya en un clásico casi desde su estreno, la película
que marcó también el primer protagónico de Haley
Joel Osment es un estigma que acompaña desde hace siete años
el director nacido en India.
¿Cómo hacer para sorprender después de tanta
repercusión? Y en especial, ¿cómo hacerlo manteniendo
las bases a las que permanece fiel Shyamalan?. “El protegido”
y “Señales” fueron apuestas fallidas en muchos
aspectos, aunque los fervientes seguidores de Shyamalan las disfrutaron
y defendieron. Con “La aldea”, la cuestión fue
distinta. Si bien logró mantener los climas de suspenso que
tanto lo caracterizan, sus fanáticos se dividieron entre algunos
elogios y muchas críticas.
Riesgos
Ahora sin Disney como productora, “La dama en el agua”
prometía. Y mucho. No sólo por el riesgo de tomar un
cuento casi de hadas en una historia para el público adulto
sino por quienes ocupan los roles protagónicos. Bryce Dallas
Howard (la hija del director Ron Howard) sorprendió y fue lo
más sobresaliente de “La Aldea” en su papel de
ciega. En tanto, nadie duda del talento de Paul Giamatti (Entre copas),
quien muchas veces fue relegado por una cuestión física.
Por supuesto que entre los actores hay que contar al propio director
que, desde su primer largometraje, se reserva un papel. “Cuando
un actor dirige, queda bien. Cuando un director actúa, lo critican”,
repite con insistencia. En “Sexto Sentido” fue el Dr.
Hill, en “El protegido”, un vendedor de droga afuera del
estadio, en “Señales” interpretó a Ray,
el conductor que atropelló a la mujer de Gibson en la ficción
y en “La Aldea”, un vendedor de una despensa. Esta vez,
fue más allá e interpreta a Vick Ran, el escritor al
que la ninfa Story está buscando. Y, en este sentido, no desentona.
Trama
La historia (una adaptación de un cuento que les relata a sus
pequeños hijos) se centra el encargado de un edificio residencial
que cree rescatar a una mujer de la piscina del lugar, aunque en realidad
a quien rescató fue a una ninfa salida de un cuento. El hombre
(Giamatti) se enamora de ella (Dallas Howard) y está decidido
a ayudarla a volver a su lugar de origen, pero pronto notará
que él también pertenece al mundo de la fantasía.
Fiel (¿o terco?) a su estilo, Night Shyamalan se mantiene estricto
a las mismas estructuras de sus películas anteriores. Su personaje
tiene una discapacidad (Cleveland es tartamudo), y está perdido
en el mundo. Lo sobrenatural con lo empírico se mezclan como
en sus anteriores historias, aunque por primera vez el atractivo suspenso
de Shyamalan se ausenta sin aviso.
Los climas parecen rendirse ante la enorme ambición del director
en esta cinta. Una buena ambición, de llevar adelante estética
y conceptualmente una buena idea, una buena historia. Pero la extensión
del largometraje demuestra -especialmente en su segunda mitad- y deja
traslucir esas buenas ambiciones. Sin embargo, todo queda en su actitud
y pocas veces lo consigue acertadamente. Esta vez, Night Shyamalan
quería demostrar que hasta en un edificio olvidado y lleno
de outsiders e incomprendidos hay un enorme mundo de posibilidades
infinitas (lo refleja claramente el personaje del escritor ermitaño).
REGULAR
Director: M. Night Shymalan
Guión: M. Night Shymalan
Idioma: Inglés (Subtitulado)
Título original: Lady in the water
Género: Fantasía / Misterio
País: Estados Unidos
Calificación: Apta para mayores de 16 años
Duración: 110 minutos
Elenco: Paul Giamatti, Bryce Dallas Howard, Jeffrey
Wright, Bob Balaban, Freddy Rodriguez y M. Night Shymalan
Ratones Paranoicos en el Ruca Che
Veinte años de puro rock
Por Luis Castillo
"Ya no puedo dejar de tocar rocanrol, todo el tiempo estoy en
este lugar. Ya no puedo dejar mi banda de rocanrol todo el día
voy a ese lugar", expresa "La banda de rock and roll",
canción que le cabe y refleja a Juanse y compañía
en estos 20 años de Ratones paranoicos, banda que desembarcó
el último viernes para continuar festejando su aniversario.
En esta oportunidad, la visita fue en el estadio Ruca Che, lugar dónde
las clásicas remeras con la lengua Stone y los flequillos estuvieron
a la orden de día.
De movida para que el campo comenzara a tomar calor, el clásico
"Rock del pedazo" sirvió de apertura para la ceremonia
paranoica, que se paseó por viejos y nuevos temas.
Las horas de vuelo en esta banda hacen notar que en vivo la potencia
es otra. Es así, que en un ida y vuelta las guitarra de Juanse
"Sarcófago" se mantuvieron durante todo el show bien
arriba, sostenido por los graves del "Zorrito" Quintiero
y Roy, que en la mejor pose de Charlie Watts (baterista de los Rollings
Stone) no baja el ritmo un segundo.
Como viene haciendo desde mayo, mes que comenzó a festejar
su aniversario en el estadio de All Boys, los Ratones desplegaron
la mayoría de las obras de "Inyectado de Rocanrol",
disco recientemente editado. "El vampiro ", "Ruta 66",
"Tren de las 16", de Pappo's Blues, "Isabel",
"Vicio (ambos de la placa Hecho en Memphis, 1993) y el ochentoso
"Enlace"-uno de los primeros hits del grupo- sirvieron para
moverse un rato y escuchar un poco de buena música.
Es verdad que en está receta de Ratones Paranoicos los condimentos
no son muchos, porque solo se trata de eso, de puro rock con cierto
aire Stone, aunque al mejor estilo paranoico con ese sonido que ya
caracteriza a la banda desde hace tiempo con cada acorde y riff.
"El rock del gato", "Cowboy" (Fieras Lunáticas,
'91) sirvieron para ir marcando el final, hasta llegar a "La
banda de rock and roll" y retornar a escena con "Sigue girado",
canción emblema de la nueva tribu de Ratones de este milenio.
Justos, precisos y poderosos en sonido, Juanse y compañía
cumplieron con sus festejos de sus 20 años de Rock and Roll.
De 20 años de Ratones Paranoicos, una banda que no puede dejar
de tocar Rock and Roll.
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