Las tasas de crecimiento corren peligros
si el gobierno no consigue reactivar las inversiones en el corto plazo.
Buenos Aires (Corresponsalía) >
El presidente Néstor Kirchner buscó toda la semana,
durante su visita a Nueva York, con motivo de la asamblea anual de
la ONU, seducir a inversores externos. Razón es contundente,
la recepción de Inversión Extranjera Directa (IED),
a pesar de recuperarse en los últimos años –creció
9% en 2005-, muestra que la Argentina está perdiendo relevancia
relativa para los inversores extranjeros.
El panorama se agrava si se tiene en cuenta que la Argentina no logra
alcanzar el nivel de inversiones que necesita para continuar con las
actuales tasas de crecimiento (en el 2006 apenas se superó
el 20% del PBI, lejos aún del ideal 23% del PBI). Así,
la IED, como en la mayoría de los países en desarrollos,
se presenta como el combustible faltante. Con una particularidad,
es mejor canal para la transferencia de tecnología que permite
a su vez la posibilidad de competir en el mercado externo.
La situación es compleja. La Argentina esta recibiendo apenas
un tercio de las IED que recibía en la década del noventa.
Este es el dato puntual, que tenía en mente el presidente cuando
tocó la campana de inicio de sesión del NYSE, (New York
Stock Exchange), la bolsa Estados Unidos, país que es el principal
origen de las IED en la región, representando el 40% desplazando
por varios cuerpos el significativo rol que supo tener España.
Pérdida de terreno
Según se desprende del último informe sobre IED de la
CEPAL (Comisión Económica para América Latina
y el Caribe), la Argentina está perdiendo por tres vías.
La primera de ellas por que pertenece a una región que está
perdiendo su importancia relativa. América Latina esta recibiendo
una proporciona cada vez menor de las corrientes mundiales de IED.
En la década de 1980 la región captaba un 12% de las
corrientes y 10 años después, solo un 10%. En la presente
década la región recibió apenas el 8% de la IED
mundial.
“Cuando uno ve cómo crece el mundo y, particularmente,
Asia, entonces se da cuenta que América Latina y la Argentina
han perdido posiciones relativas con respecto a la última década”,
sostiene el economista, Bernardo Kosacoff, quien supervisó
el capitulo argentino del informe.
En segundo lugar, la Argentina, tras la crisis, no recupera su posición
respecto a los restantes países de la región. Hoy se
ubica como cuarto país en nivel de importancia detrás
de Chile. En los años noventa la Argentina recibía el
13% de la IED de la región en tanto que en el 2005 recibió
apenas el 6,3%. Por su parte, Chile, país con la mitad del
PBI de la Argentina, obtiene un 40% más de IED que la Argentina.
El tercer dato alarmante no deja de ser importante pese a su sutileza.
Esta relacionado con la “calidad” de las inversiones extranjeras
directas. Según la CEPAL la principal características
de estas inversiones son la búsqueda de mercado y recursos
naturales. Lejos, como esta sucediendo en Brasil, de inversiones que
buscan eficiencia o activos estratégicos y tecnológicos.
“A diferencia de los que ocurrió en los noventa esta
vez el grueso de los deseémoslos provino de empresas brasileñas
debido a que apostaron por el crecimiento a nivel regional”,
agrega Kosacoff.
Ocurre que “China y la India se llevan todo” y la región
pierde posiciones a nivel mundial en la producción de aquellos
bienes que lideran el crecimiento de a economía global, básicamente
en el negocio de las telecomunicaciones y tecnología.
En este sentido, el dato cualitativo, indica que las escasas inversiones
extranjeras que está recibiendo la Argentina no son inversiones
netamente “reproductivas” y que a su vez tienen un bajo
nivel de transferencia de tecnología, uno de los principales
beneficios de las inversiones extrajeras.
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