La niebla
En la pequeña localidad de Antonio Bay, una fuerza terrorífica
y malévola, oculta en una niebla espesa y mortífera, aterroriza
a los vecinos del lugar. Envuelto en la bruma, se esconde un espeluznante
misterio que busca venganza despiadada. Un misterio que la población
deberá desvelar antes de que sea demasiado tarde.
Todo comenzó en 1891, cuando cuatro hombres cometían un
terrible crimen, amparados por la niebla que se formaba sobre el mar.
La tripulación y todos los pasajeros de un clíper se hundían
para sumergirse en una sepultura acuática. Estas personas perdían
la vida, sus nombres caían en el olvido y sus historias quedaban
inconclusas e ignoradas, mientras una nieva impenetrable ocultaba el
horripilante secreto durante varias generaciones.
Ahora, los inquietos espíritus de los muertos salen a la superficie,
decididos a revelar el pasado y a sacar a la luz el pérfido crimen.
Cuando Nick Castle (Tom Welling), capitán del barco de alquiler
Sea Grass y su primer oficial Brett Spooner (DeRay Davis), sin darse
cuenta, enganchan el ancla en una vieja bolsa marina atrapada entre
unas rocas en el fondo del océano y vierten su contenido, desencadenando
una serie de sucesos terroríficos que traerán consecuencias
fatales a la pequeña isla en la que viven. Arrastrados por el
mar, en la playa comienzan a aparecer artefactos del pasado -un viejo
cepillo de oro, un antiguo reloj de bolsillo, una cajita musical- y
los vengativos espíritus de sus antiguos dueños que andan
sueltos por Antonio Bay. “El mar está arrastrando, literalmente,
el pasado hasta el presente”, afirmó el director de “La
niebla” Rupert Wainwright, “de forma que empiezan a aparecer
una serie de objetos extraños. A medida que aparecen más
y más, lentamente, empezamos a comprender que dos mundos están
destinados a chocar”.