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Corrientes > (Télam, por
Claudio Benites).- Una planta industrial correntina, única
en su tipo en la región, exportará en breve gel concentrado
de aloe vera a Alemania para la fabricación de diversos medicamentos.
La planta, ubicada a unos 15 kilómetros al noreste del centro
de la capital provincial, está en plena etapa de construcción,
pero la plantación ya tiene más de un año y estará
en condiciones
de comenzar a producir para mediados de 2007.
Se trata de una plantación que en estos momentos ocupa
aproximadamente una hectárea ubicada a las márgenes de
la Laguna Soto, propiedad del ingeniero agrónomo Marcos Kupervaser,
de 76 años.
Kupervaser explicó a Télam que hasta el momento está
trabajando en la primera hectárea «con plantines creados
a partir
de trabajos de clonación realizados por el Departamento de
Ingeniería Genética de la Facultad de Agronomía
de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE)».
Con esa casa de estudios establecó un acuerdo «que en
principio culmina a fin de año», señaló Kupervaser,
ex profesor de
la UNNE y técnico del Instituto Nacional de Tecnología
Agropecuaria (INTA).
Precio internacional
Kupervaser dijo que actualmente tiene alrededor de 15.000
plantines pero que su idea es trabajar sobre un total de entre 22
y 25 hectáreas, por lo que podría llegar a medio millón
de
plantines cuando tenga la plantación a pleno.
Advirtió que «cada planta produce a su vez alrededor
de 20
plantas por año, por lo que la proyección es inimaginable
si
tenemos en cuenta que cada hectárea puede producir alrededor
de 5.000 kilogramos de gel cada 30 días, a un costo internacional
de un dólar por kilo».
La plantación se realiza a cielo abierto, en un espacio
especialmente preparado dentro de un monte donde se combinan la
sombra reparadora de los árboles, con el sol y la luz necesarias
para el adecuado crecimiento de la especie.
Kupervaser se interesó en esa posibilidad cuando participó
de un congreso mundial sobre avances en investigación relacionada
con especies fitosanitarias, en la isla caribeña de Santo Domingo.
Allí mantuvo contacto con expertos de todo el mundo y recabó
información sobre las propiedades curativas y medicinales del
aloe, sobre todo en lo concerniente a la curación de miles
de víctimas de las radiaciones atómicas de Hiroshima,
Nagasaki y Chernobyl.
Kupervaser observó que el mercado para esta especie vegetal,
cuyo uso medicinal se remonta a más de 5.000 años antes
de Cristo,
era inmenso.
«Aquí en la Argentina la producción de aloe está
en pañales,
pero en otras partes del mundo, especialmente en Centroamérica,
se industrializa desde hace tiempo», explicó.
Detalló que «existen unas 500 variedades de aloe pero
solamente cuatro o cinco son verdaderas y poseen las condiciones para
ser industrializadas» y aclaró que él cultiva
dos
variedades».
Primer embarque
La instalación de la planta y la apoyatura técnica del
proceso de industrialización del gel que produce la hoja de
aloe la realiza conjuntamente a una empresa bioquímica alemana
que le compra el total de la producción por tiempo indeterminado.
«Para concretar mi primer embarque del concentrado del gel
-destacó Kupervaser- todavía tengo que esperar alrededor
de un año y todo el proceso debe hacerse dentro de estrictas
reglas que respeten absolutamente la condición natural del
producto».
Señaló que «todo el cultivo de la planta es un
trabajo de hormiga, planta por planta, con un cuidado intensivo; el
resultado es una hoja lo suficientemente gruesa como para producir
cantidades suficientes de gel para la concreción del concentrado,
que luego será utilizado en los laboratorios».
«El trabajo es básicamente artesanal, porque la industrialización
llega en el momento final, pero hasta el traslado de los plantines
hacia el lugar donde deben ser plantados debe realizarse con elementos
naturales y no mecánicos, con carros tirados a caballo y no
con tractores, por ejemplo», dijo.
«De cualquier manera mi intención no es cultivar, sino
generar los recursos para que luego otros productores se dediquen
al cultivo que alimente la planta procesadora y de esa manera asegurar
una producción de gel de aloe que satisfaga las demandas mundiales»,
concluyó.
El negocio del kiwi
En la Argentina el kiwi ha pasado de ser una fruta «exótica»
a formar parte de la dieta normal, sobre todo en las grandes aglomeraciones
urbanas.
Aunque Tucumán estuvo entre las pioneras en el desarrollo del
cultivo con las primeras plantas instaladas a mediados de los ’70,
luego fue eliminada por el avance de la citricultura. Actualmente,
con la crisis que afecta a los productores de limón, es uno
de los cultivos que se encuentra en estudio para su reimplantación
en el pedemonte tucumano, según publicó el suplemento
El Tribuno en el Campo que se edita en la ciudad de Salta.
Esta fruta ha registrado uno de los desarrollos más rápidos
en la producción, comercialización y aceptación
en el mundo. Su producción mundial aumentó de 200.000
toneladas en 1985 a cerca de un millón en la actualidad, mientras
que las importaciones se triplicaron en pocos años, situándose
al presente en torno a las 400.000 toneladas.
La expansión ha sido acompañada por una persistente
baja de sus precios, según informó la publicación.
Los principales países productores son Italia, Nueva Zelanda
y Chile, con 352.892, 217.000 y 145.000 toneladas respectivamente.
Chile, a su vez, enfrenta dificultades en sus operaciones de exportación
debido a problemas sanitarios en los kiwales.
En este escenario, la Argentina aparece con zonas apropiadas, especialmente
en el sudeste bonaerense, con muy buenas oportunidades para su desarrollo.
Merced a su fácil conservación es comercializado por
los dos hemisferios y sus ofertas se trasladan, lo cual genera conflictos,
entre Nueva Zelanda y EE.UU. Este último país le ha
aplicado medidas antidumping a Nueva Zelanda, y entre éste
e Italia se han dado verdaderas guerras de precios, obligando a Chile
a desarrollar una ágil estrategia comercial.
La temporada de comercialización en Europa abarca hasta más
o menos el mes de octubre y alcanza un precio al consumidor de U$S
3 por kilo. A mediados de la década del ’90 la Argentina
se convirtió en el 5º consumidor mundial de kiwi con una
demanda de 25.000 toneladas por año. A partir de la devaluación
de 2001 el mercado cambió sustancialmente, pero se ha ido recuperando
hasta consumir durante 2005 el equivalente a la producción
de 700 hectáreas.
Actualmente en el país se hallan en producción 300 hectáreas.
Además se debe considerar que la excelente calidad de la producción
local ha inducido a la empresa comercializadora de frutas más
grande del mundo a pagar por ella precios de hasta 30% superiores
a los de la fruta chilena.
Hay 2 nuevas variedades que permiten considerar emprendimientos novedosos
en la Argentina. |
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