Por Laura E. Rotundo
La pésimas condiciones del sistema carcelario en casi todo
el territorio argentino y el creciente incremento de la inseguridad
social, en todos los niveles, son dos temas más que preocupantes
para la sociedad actual.
Un especialista en el tema, el Juez de Garantías en lo Criminal
y Correccional de la Provincia de Buenos Aires, Raúl Ricardo
Alí dialogó extensamente con La Mañana de Neuquén
sobre estas problemática y sobre la falta de presupuesto para
revertir la actual situación que se vive en el sistema judicial
nacional y en las distintas fuerzas de seguridad.
¿Cómo describe Usted las condiciones del sistema
carcelario de nuestro país?
Las características de habitabilidad que tiene los lugares
de alojamiento, están muy lejos de ser sanas, limpias y acondicionadas
para la recuperación de los reos, como dice la Constitución
Nacional.
Pero esto no tiene que ver con la voluntad, dirigida en ese sentido,
por parte de los servicios penitenciarios.
Dependemos, tanto ellos como los alojamientos primarios que tienen
las comisarías para, en principio, detener a los que están
imputados por un delito como también las deficiencias que presenta
el Poder Judicial, de los que manejan el dinero.
Influye lo que decide la Legislatura y ésta a su vez depende
del presupuesto que manda el Ejecutivo y, generalmente, los recursos
que se gastan en esta área son tomados como un gasto y no como
una inversión.
Por eso, las sumas que se asignan muchas veces son exiguas y representan
mucho menos de lo imprescindible.
Particularmente, en la provincia de Buenos Aires -a pesar de que a
veces también se da en otros distritos, aunque a menor escala
por una cuestión poblacional- muchas veces sucede que en un
lugar donde pueden alojarse alrededor de 1.500 personas, terminan
haciéndolo unas 3.000 porque las condiciones de alojamiento
se van reduciendo por la cantidad de detenidos que hay, a consecuencia
del incremento del delito.
Por ejemplo, ¿en el distrito bonaerense cuántos
detenidos hay actualmente?
Se superan los 10.000 holgadamente.
Igualmente, se nota un esfuerzo de las autoridades desde hace unos
años a la fecha, en tener nuevas cárceles, ya que se
están construyendo otras para mejorar las condiciones de habitabilidad
y alojamiento, además de apuntar a la mejora de la asistencia.
La política está. Faltan los recursos, muy de a poco
se les van dando, y está habiendo algunos resultados en este
sentido.
Todo este tema tiene que ver con la inseguridad... al fin de cuentas,
en este sentido, si dentro de cinco años tenemos los mismos
disparadores que generan delito hoy, la realidad es que vamos a tener
más delincuentes y por lo tanto, vamos a necesitar más
lugares para alojarlos.
En lugar de ver de qué manera se para la gripe, habría
qué analizar cómo se puede eliminar el virus.
¿Y cómo se puede eliminar?
Y... eso tiene que ver mucho con lo económico.
Hace un par de días leí un informe que contaba que los
principales adinerados de Brasil, están invirtiendo en educación
porque es una forma fundamental de dar parámetros socioculturales
a una persona, que le permiten instalarse en la sociedad, darle la
posibilidad de autolimitarse y eso le va dando la facilidad de saber
discernir entre lo bueno y lo malo, eligiendo por ejemplo, la cultura
del trabajo.
Para mí, la educación es un factor crucial de revertir
la situación actual, pensando sobre todo en el futuro.
¿Cuáles son los delitos más cometidos
y cuál es la edad de la
mayoría de los detenidos?
El delito contra la propiedad es el que más abunda en los estrados.
Lamentablemente, las edades parten de los 18 años a 30... ese
es el marco de edad en el que se tiene mayor afluencia de detenidos.
¿En general, el nivel socioeconómico de los
detenidos es bajo?
Bajo a pobre e indigente.
A veces, los familiares de los detenidos reciben Planes de Jefas y
Jefes.
Sin embargo, algunos ni siquiera pueden acceder a ellos porque de
una familia numerosa que tal vez tienen varios hijos, hay cuatro o
cinco chicos que están indocumentados.
Usted que trabaja día a día dentro de un Juzgado,
¿observa que la situación se agudiza, mejora o está
estancada?
Desafortunadamente, la situación se agudiza.
La falta de formación por parte de la familia y de instrucción
por parte de la escuela... dificultan que la situación se revierta.
Hoy, una escuela no funciona como una verdadera institución
educativa por excelencia sino que es un lugar para contener a los
chicos, para darles de comer y para que no se salga a la calle, entonces
cuesta trabajo que a lo largo del tiempo, no se contacte con la delincuencia
o con las sustancias.
Es muy difícil cambiar a un niño, si antes de entrar
a la adolescencia él ya se siente totalmente excluido y ve
que no tiene posibilidades de progresar, de tener una casa, una bicicleta
o un auto como los que tal vez tienen frente a la villa que vive o
de comprarse la zapatilla o la campera que la televisión le
vende.
Todo esto forma una subcultura, la subcultura de las falencias y el
pertenecer a los que no tienen.
Dentro de este contexto, está prácticamente disparado
a ser un marginal.
La sociedad también influye en esto porque en general, los
argentinos no somos solidarios y miramos la realidad de estos individuos
para un costado.
Pertenecemos a una sociedad sumamente individualista y completamente
capitalista, que si a uno no le toca, no ayuda.
¿Cuánto influye el tema de la droga en la delincuencia?
Quizás, el concepto de “me drogo para robar”, no
existe. Sí existe “robo para drogarme”.
Se dedican al delito, para poder ganar dinero y comprar la sustancia.
Cuando se entra en el caracol decreciente -porque siempre va hacia
abajo-, entra en la adicción convencido de que si la vida no
tiene sentido para él y esto lo motiva a delinquir porque cree
que no hay nada por perder... si total nunca va a progresar.
Algunas personas aseguran que la justicia es muy lenta y
que existe mucha corrupción en la Policía. ¿Cuál
es su visión al respecto?
Sin justificar, pero tratando de entender la situación,
me da la impresión que tanto la Justicia como la Policía,
en algunos distritos provinciales están mejor posicionadas
institucionalmente.
Obviamente, ayuda que la población sea menor, porque todo se
vuelve más manejable.
Lamentablemente, tanto la Justicia como la Policía están
muy mal pagas y no hay una formación humanitaria, no se rescata
la necesidad de recalar en lo espiritual de la persona sino que se
hace hincapié solamente en lo técnico y esto no forma
un ser humano completo.
Yo entiendo que no se puede pretender una Policía del primer
mundo cuando el pago es como la del cuarto mundo.
Como consecuencia de esta situación, muchas veces nos encontramos
con actos de corrupción.
Esto no se justifica, pero lamentablemente es así.
Ni la Policía ni el Poder Judicial tienen autonomía
financiera, sino que dependen de otros organismos.
Un gran pensador como fue el escritor de la generación del
’37 Esteban Echeverría, dijo que no existe la independencia
económica, sino hay independencia política.
¿Es verdad que el Código Penal de la República
Argentina es uno de los mejores que existe en el mundo?
Es un muy buen Código Penal el de la Argentina.
Sin embargo, a veces pienso que en el Poder Judicial tenemos una asignatura
pendiente con la sociedad.
En algunas oportunidades las decisiones se toman desde lo ideológico
y no, desde el contenido social que debiera tener el servicio de Justicia.
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