Buenos Aires (Télam-NA) >
La defensa de Julio «el Turco Julián» Simón
pidió ayer la absolución del represor y, para argumentar
que colaboró con la Justicia, reveló que fue «testigo
protegido» en el juicio por el atentado a la mutual judía
Amia.
El pedido fue formulado por el defensor oficial Antonio Dormí
al cerrar la etapa de alegatos del proceso luego de que la querella
y el fiscal pidieran 50 y 24 años y medio de prisión respectivamente.
Durante su exposición, el defensor -que estuvo asistido por Germán
Canevaro y Paola Bigliani- hizo hincapié en la «orfandad
probatoria» para arribar a un veredicto condenatorio contra Simón,
ya que se «carece de elementos que permitan sostener la acusación».
Además, la defensa planteó la «prescripción»
de la causa por entender que los hechos que se le imputan a Simón
no constituyen delitos de «lesa humanidad».
Los defensores criticaron la nulidad de las leyes de Obediencia Debida
y Punto Final que durante 20 años protegieron a los represores
acusados de haber violado derechos humanos durante la última
dictadura, lo que a su criterio «es una muestra de la falta de
seguridad jurídica que reina en el país». «Si
(Simón) hubiera sido juzgado en su momento, y por grave que hubiera
sido una eventual condena, hoy estaría en libertad», estimó
la defensa.
El abogado indicó que «Simón se sintió protagonista
de una guerra» y desde ese lugar «obedecía órdenes
de personal con jerarquía superior», que formaban parte
de un gobierno de facto «que enormes sectores de la sociedad apoyaban».
Simón está acusado por el secuestro en noviembre de 1978
de José Poblete y Gertrudis Hlaczik, y el apoderamiento de Claudia
Victoria, la hija de ambos que tenía ocho meses de edad y que
fue criada por un matrimonio de apropiadores.