Un proyecto oficial de Chile permitió
a varios crianceros vender 6,5 toneladas de carne de cabrito a mejor
precio. Santiago, Chile (Suplemento Campo El Mercurio)
> En la carretera al Norte, a la altura de Limarí,
IV Región, cartones escritos a mano, y muchos con faltas de
ortografía, anuncian «Se venden cabritos». Junto
a ellos, un trapo blanco tapa al animal que cuelga despatarrado entre
dos varas. Los vendedores son pequeños productores que viven
entre la V y la IV Región y que encuentran en los caprinos
su fuente - escasa- de subsistencia.
Los crían en corrales donde los cercos son ramas espinosas
y pircas medio derruidas. Y el fin de semana o en vacaciones los faenan,
sin ningún resguardo sanitario. Con suerte sacan algo más
de $5.000 por animal, que les alcanzan para darse vuelta hasta la
próxima venta que nunca se sabe cuándo ocurrirá.
Sin embargo, esta realidad podría ser «historia».
En el último tiempo cerca de 80 crianceros de la IV y de la
IX Región se han organizado y comienzan a convertirse en «hombres
de negocios» para conquistar el paladar de chilenos y extranjeros.
Hoy, venden carne envasada en restaurantes, cruceros y hoteles de
lujo. Se les abre la posibilidad de dar un verdadero salto productivo
y cambiar su nivel de ingresos. Hay que considerar que el 80% de los
caprinos está en manos de pequeños y medianos productores
de distintas regiones.
Lonquimay
Con el apoyo de la Fundación para la Innovación Agraria
(FIA), 30 pequeños y medianos ganaderos de Limarí (IV
Región) y 10 de Lonquimay (IX Región) trabajan desde
2004 para insertarse en un sistema de comercialización formal
y aplicar tecnología en la producción de carne caprina.
Les permitió ya entregar a Comercial Chau cerca de 6,5 toneladas
de cabritos, cumpliendo todos los requisitos sanitarios.
A los crianceros, el proyecto les significa acceder a un comprador
formal, estable y obtener retornos importantes: en sus primeros embarques
ganaron cerca de $15 mil por animal, casi 300% más que lo obtenido
con sus ventas al borde de la carretera. Y como los envíos
a Comercial Chau completaron casi 700 animales, sus ingresos llegaron
aproximadamente a $ 11 millones.
Pero el beneficio más importante es que comienzan a trabajar
con un enfoque distinto.
«Con este proyecto hemos dado a conocer nuestro producto. Necesitamos
que se nos abran nuevas puertas, pero para eso tenemos que producir
con responsabilidad y mucha higiene y eso es lo estamos haciendo»,
comenta Juan Carlos Codoceo, presidente de la Asociación de
Crianceros del Limarí.
La meta a mediano plazo es que se sumen nuevos productores para llegar
a unos 200.
Buena recepción
Comercial Chau se encargó de ofrecer la carne en restaurantes,
cruceros, hoteles de lujo y líneas aéreas con cortes
«a pedido». Los esfuerzos van bien encaminados.
«La inserción del producto no ha sido un boom, pero vemos
buenos resultados, más pronto de lo que esperábamos»,
dice Juan Carlos Chau, gerente general de la comercializadora y nexo
entre los productores y restaurantes y hoteles.
La buena recepción que ha tenido esta carne se debe a sus cualidades:
libre de colesterol, alto aporte de proteínas, baja en calorías.
Además, la crianza de los animales es 100% natural. Justo lo
que buscan los chefs nacionales y extranjeros. En la IV Región
las cabras son criadas al aire libre y se alimentan sólo con
flores de salvia y otras hierbas.
Falta por hacer
Si bien a los crianceros se les está facilitando el camino,
aún hay mucho por hacer, especialmente si la meta es llegar
al extranjero. Para conseguirlo se requieren cambios profundos en
distintos frentes.
Uno de ellos es aumentar el volumen de caprinos con calidad para faenamiento,
pues el actual ni siquiera alcanza para abastecer a los supermercados.
Esto se resolvería con un programa de mejoramiento genético
de la raza criolla, para que cada animal tenga mayor peso, lo que
demoraría unos cinco años.
«Significa la incorporación de genética adecuada,
manejos alimentarios, la sanidad necesaria, revisar la formas tradicionales
de crianza y de producción. Aquí la prioridad no es
vender lo que se produce, sino producir lo que se vende», comenta
Claudio Soler, supervisor del proyecto FIA.
Al aumentar la masa ganadera se podrá disponer de carne todo
el año. «No se saca nada con hacer promoción del
consumo si no hay una oferta adecuada», afirma Juan Burrows,
especialista de Indap.
Lo mismo opinan en la Comercializadora Chau. «Para una muestra
me piden como mínimo cinco contenedores y hoy es imposible
cumplir con esa demanda».
Otro tema es habilitar plantas faenadoras actualmente inexistentes.
En el extranjero demandan una trazabilidad estricta, incompatible
con el actual sistema de crianza, donde los animales se alimentan
de lo que encuentran. Para ello, los productores necesitan créditos
para cambiar las formas de alimentación.
Para la comercialización se necesita un cambio de mentalidad.
«Si quieren tener una llegada ‘masiva’ deberán
producir en forma más competitiva, que implica una baja de
15% de los actuales precios ($ 1.600 por kg). La meta es consolidarse
en el mercado nacional; en el escenario más pesimista, en 2010
podríamos estar exportando», dice Juan Carlos Chau.
Producción nacional
La idea de ofrecer el producto «preparado» se debe a que
en Chile el consumo per cápita de carne caprina no supera los
300 gr, y porque la masa ganadera en el país es de sólo
738.183 ejemplares, según datos del INE. De ellos, más
del 50% se ubica desde Santiago al Norte, donde predominan ejemplares
criollos - especialmente en la IV Región- destinados a la producción
de leche y queso. En la VII y IX Región completan 120 mil ejemplares
de raza Boer, especiales para la producción de carne.
Fuente: diario El Mercurio Chile
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