Se redujo el consumo de carne

 
 
La carne vacuna en el país
es un producto básico del consumo familiar.
En el primer cuatrimestre de este año, los argentinos dejaron de comer productos bovinos. La demanda interna comenzó a declinar. ¿Una tendencia?


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  Se atribuye el fenómeno al incremento del precio. Se estaría en una media anual de 56,5 kilos por habitante y por año. La FAO considera que el país consume 62,5 kilos per cápita.

Como una consecuencia directa del aumento del precio, los argentinos consumieron menos carne vacuna en el primer cuatrimestre de este año, en comparación con igual período del año pasado: el retroceso fue de 3,9 kilos.
Según el informe económico de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina que preside Miguel Schariti, en base a datos de la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario, en el período analizado el mercado interno absorbió 734,2 mil toneladas de res con hueso.
¿Qué indica ese número?. Nada más y nada menos que una caída del 5,5% con relación al primer cuatrimestre del año 2005.
El análisis económico de Pablo Lara contrastó ese dato con la evolución de la población total, que crece a una tasa de casi 1% anual, por lo que concluyó que el consumo per cápita de carne vacuna descendió a 56,5 kilos por año. En términos absolutos el retroceso fue de 3,9 kilos, y si se considera solamente abril, el consumo por habitante fue de 51,6 kilos equivalente anual, es decir 5,4 kilos menos por mes.
El informe indica que la contracción del consumo interno de carne vacuna que se encuadra en un proceso iniciado a comienzos del año pasado, tuvo una relación directa con la evolución de la capacidad adquisitiva de los salarios.
Desde 2003 en adelante, el aumento de la ocupación y la recomposición de los salarios nominales, sobre todo los pagados al sector privado formal, permitieron que una mayor proporción de los hogares comenzara a demandar carne vacuna, uno de los alimentos más valorados por los argentinos. Hasta finales de 2004 el crecimiento de la oferta permitió abastecer las crecientes demandas interna y externa. Es decir –indica el documento-, se pudo consumir más carne vacuna, incluso a un mayor precio.
Pero a partir de 2005 la oferta ya no pudo acompañar el crecimiento conjunto de la demanda interna y externa. Por un lado, se presentó la oportunidad para retener vientres en el campo y aumentar la oferta de hacienda a mediano plazo, lo que redujo la disponibilidad de animales para enviar a faena en el corto plazo. Por el otro lado, la demanda externa, sobre todo de Rusia, se mostró dispuesta a absorber incluso una porción de los asados, corte que históricamente era de consumo interno exclusivamente.
La recomposición de los salarios se tradujo solamente en mayores precios internos. Incluso, la menor oferta de carne vacuna a nivel doméstico hizo que el precio de la carne vacuna subiera más que los salarios nominales, restando capacidad de compra a los mismos a lo largo del último año.

Comparación
Las estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, FAO, muestran a la Argentina en el tope del ránking mundial con su consumo por habitante de 62 kilos seguido de lejos por Estados Unidos con 43 kilos, Uruguay con 41 kilos, y los dos más fuertes exportadores mundiales como Australia y Brasil con 39 y 36 kilos respectivamente. Los europeros consumen 19 kilos y 9 kilos anuales consumen los japoneses.
Si a estas estadísticas que datan de hace dos años –el informe de Cicra es sectorial de un cuatrimestre- se suma el consumo de carne de pollo, cerdo, ovinos y pescados, la organización mundial pone en el tope del ránking a Estados Unidos con 124 kilos y la Argentina con 96 kilos. Australia, Canadá y Nueva Zelanda con un poco más de cien kilos, pero arriba de Brasil con 83 kilos, la Unión Europea con 73 kilos y Japón 44 kilos por mencionar sólo algunos.
Según una información que publicó La Nación un kilo de bife que un argentino lo paga 5 dólares, a un norteamericano le puede costar 19 dólares, a un europeo 24 dólares, a un australiano 16 dólares y a un japonés, hasta 40 dólares.

En Neuquén
El Control de Ingreso Provincial de Productos Alimenticios, Cippa, determinó el consumo de carne bovina en la provincia respecto a la media nacional según datos del año pasado. El trabajo partió de la estimación de 521.439 habitantes en la provincia de Neuquén y tomó el dato del consumo nacional per cápita de 62,5 kilos por habitante y un rinde por animal faenado de 250 kilos.
Entonces, partió de que al frigorífico de Centenario ingresaron 23.823 animales y al de Senillosa, 13.097, desde afuera de la provincia de Neuquén. En tanto que animales de la provincia de Neuquén, ingresaron 1.900 a Senillosa, 1.449 a Centenario y 56 al de Cutral Co. Se produjeron 10.081.250 kilos.
A esta cifra se le sumaron los 19.535.405 kilos que ingresaron como carne bovina procesada de otras provincias ya sea como carne trozada, menudencia y medias reses.
Así, el control del ingreso de alimentos determinó que en el año 2005 los neuquinos consumieron 29.616.655 kilos de carne bovina. Si se tiene en cuenta que hay 348.611 habitantes en la zona con vacunación, se consumieron 21.788.187 a razón de 62,5 kilos por habitante. En la zona sin vacunación hay 172.828 habitantes que consumieron 10.801.750.

Una mirada mundial

La FAO analizó las estadísticas de consumo de productos pecuarios y la distribución entre países.

En Mongolia se consumen 79 kilos per cápita de carne, pero la dieta es insuficiente.

El consumo anual de carne per cápita en los países en desarrollo (tomados como conjunto) se multiplicó por más de dos entre 1964-66 y 1997-99, pasando de sólo 10,2 Kg. anuales a 25,5 Kg. Lo que representa un aumento del 2,8 por ciento anual. El crecimiento fue mucho menor (de 10 a 15,5 Kg.) si se excluyen el Brasil y China.
La FAO publicó el informe “La agricultura en el mundo: hacia los años 2015/reciente de dicho organismo sobre las perspectivas a largo plazo de la alimentación. El documento actualiza y amplía el último informe de la FAO de 1995. Es reproducido en Argentina por la Sagpya.
En el documento se indica que el aumento fue especialmente rápido para los productos de aves de corral cuyo consumo per cápita se multiplicó por más de cinco. El consumo de carne de cerdo también aumentó considerablemente, aunque la mayor parte de este aumento se concentró en China.
El aumento global ha tenido una distribución muy desigual: en China el consumo de carne se ha cuadruplicado a lo largo de los dos últimos decenios, mientras que en el África subsahariana ha permanecido estancado por debajo de 10 Kg. per cápita. Puede haber grandes desigualdades en el consumo de carne entre los países debido a diferencias en la disponibilidad de carne o en los hábitos alimentarios, incluida la contribución del pescado en el total de proteínas de origen animal.
Por ejemplo, el consumo de carne en Mongolia alcanza la elevada cifra de 79 Kg. per cápita, pero las dietas en conjunto son muy insuficientes y la desnutrición está muy extendida. El consumo de carne en los Estados Unidos de América y el Japón, dos países con niveles de vida comparables, es de 120 y 42 Kg. per cápita respectivamente, pero sus consumos respectivos per cápita de pescado y mariscos son de 20 Kg. y 66 Kg.
El crecimiento futuro puede hacerse más lento. De cara al año 2030, continuará la tendencia hacia un mayor consumo de productos pecuarios en los países en desarrollo.
Sin embargo, el futuro crecimiento del consumo de carne y leche quizá no sea tan rápido como en el pasado reciente, dado el reducido margen para incrementos ulteriores en los principales países consumidores.

Desarrollo
En los países desarrollados el margen para un aumento de la demanda es limitado. El crecimiento de la población es lento y el consumo de productos pecuarios ya es muy alto.
El sector pecuario es el principal usuario del mundo de tierra agrícola: en 1999, unos 3 460 millones de ha se utilizaban para pastoreo permanente, lo que representa más del doble de la superficie de labranza y de cultivos permanentes.
Al mismo tiempo, las preocupaciones por la salud y la inocuidad de los alimentos, relativas a las grasas de animales y a la aparición de nuevas enfermedades, como la encefalopatía espongiforme bovina (EEB) y la enfermedad de Creutzfeldt-Jacob, están haciendo retroceder la demanda de carne. El consumo total de carne en los países industriales sólo ha aumentado el 1,3 por ciento anual a lo largo de los diez últimos años.
En los países en desarrollo la demanda de carne ha crecido rápidamente a lo largo de los veinte últimos años, a una tasa del 5,6 por ciento anual. A lo largo de los dos próximos decenios, se prevé que esta tasa se reducirá a la mitad. Parte de esta reducción será debida a un crecimiento más lento de la población y parte al mismo factor que influye en los países desarrollados: los países que habían registrado los mayores aumentos en el pasado, como el Brasil y China, han alcanzado ahora niveles bastante altos de consumo y por tanto tienen menos margen para futuros aumentos.
En la India, que rivalizará con China como el país más populoso del mundo en el decenio de 2040, el crecimiento del consumo de carne puede estar limitado por factores culturales además de la prevalencia continuada de ingresos bajos, ya que muchos de los habitantes de la India seguirán siendo con toda probabilidad vegetarianos.

 

 


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