Con los materiales recibidos la
familia Moreno podrá construir un par de habitaciones. Ahora,
les falta la mano de obra para hacerlo.
Senillosa > En tiempos en que los adolescentes
son criticados por su falta de compromiso político, por su
desentendimiento con la realidad social y por tener actitudes de rebeldía
sin causa, una veintena de chicos de Senillosa inició una colecta
de materiales de construcción para que dos compañeros
del colegio y su mamá dejen de dormir en un colectivo.
La campaña “Sentimientos del Corazón” de
los alumnos de segundo año del Cpem 15 del barrio Fonavi surgió
a partir del fallecimiento, hace más de 20 días, de
Raúl Moreno, quien era el papá de Patricio -14 años-
y Raúl -16-, ambos compañeros de la escuela, y estaba
casado con Rosa Barros. El otro motivo fue que los miembros de la
familia duermen en un colectivo desde que se les incendió una
casilla el año pasado.
La actividad se centró el fin de semana pasado y el sábado
los adolescentes acercaron todo lo recaudado hasta el terreno que
ocupa la familia Moreno en una de las márgenes del río.
“No lo podíamos creer”, dijo Raúl cuando
recordó la jornada en la que sus compañeros de colegio
arribaron al terreno que ocupan en la zona del Rincón Limay
de China Muerta.
En esa oportunidad, Rosa no pudo contener la emoción y se le
cayeron varias lágrimas. La mamá sufre una invalidez
en la cadera que le imposibilita la realización de tareas pesadas.
Una parte de esa emoción también se reflejó cuando
este medio arribó al lugar con tres de los estudiantes que
iniciaron la colecta.
Necesidades
En el lugar, los integrantes de la familia Moreno habitan una precaria
casilla y duermen en un colectivo que se ubica a unos metros. También
a unos pasos de allí, tienen una habitación casi terminada
a la que le falta el piso, la instalación de una puerta y la
conexión de electricidad para que pueda ser habitada. Esa pieza
fue construida por el mayor de los hermanos y un tío que colaboró.
A través de la campaña, la familia hoy cuenta con más
de 3 mil ladrillos, más de 50 bolsas de cal y cemento y decenas
de víveres. Con los materiales, la familia estaría en
condiciones de construir un par más de ambientes. Sin embargo,
necesitan la instalación de placas en el piso del terreno para
poder edificar. Esta tarea no puede ser realizada con la mano de obra
propia, sino que se requiere herramientas especiales.
A pesar de contar con vehículo, otra dificultad que tienen
los Moreno es que no pueden utilizarlo porque la mamá no sabe
manejar y Raúl todavía no está en condiciones
de obtener el carnet de conducir poque es menor de edad.
Los chicos decidieron comenzar con la colecta cuando la directora
del establecimiento les informó sobre la pérdida que
sufrieron Patricio y Raúl, quienes asisten a primero y segundo
año del establecimiento educativo.
La campaña
Empezaron con una recorrida por los comercios de la localidad en los
que solicitaron mercaderías y algún material de construcción
y luego se trasladaron casa por casa con el mismo requerimiento. “Fue
impresionante la recepción y la colaboración que tuvimos,
la gente en Senillosa siempre es solidaria”, exclamaron los
chicos.
La iniciativa solidaria se extendió a alumnos de otros colegios
secundarios y vecinos de la localidad, quienes también hicieron
propia la necesidad de los Moreno.
“Fue un orgullo porque la idea prendió mucho; aparte
pudimos ayudar a compañeros de la escuela que realmente lo
necesitan”, dijo Diego Rivero.
“En un principio había gente que no nos creía;
nos decían que vayamos al colegio a estudiar. Pero nosotros
demostramos que era una causa valedera”, acotó Luciana
Coletti, quien bromeó: “Aparte el trabajo más
fuerte lo hicimos el sábado pasado”.
La estudiante afirmó que cuando existe un fin de este tipo
el esfuerzo realizado no se siente en el cuerpo. «Esta iniciativa
surgió del corazón y todos pusimos nuestra parte»,
dijo Luciana con el asentimiento de sus compañeros.
El largo camino a la escuela
Patricio
y Raúl Moreno caminan 30 minutos para llegar hasta la ruta,
donde los busca una camioneta que los lleva hasta el colegio.
Neuquén > Raúl y Patricio Moreno
asisten al Cpem 15 que tiene doble escolaridad. Para llegar hasta
la ruta donde una traffic los traslada hasta el establecimiento, los
chicos caminan 30 minutos por el medio de los campos vecinos a su
casa.
“Es complicado. Hay gente que no te deja pasar porque desconfía
y eso te atrasa más. En verano se zafa, pero en invierno te
morís de frió”, relató Patricio.
Cuando el tiempo no acompaña, los chicos tienen que ir vestidos
hasta con botas de goma, que se las sacan al llegar al colegio.
Sobreviviendo
Rosa Moreno tiene una pensión para su subsistencia. También
obtenía los beneficios de un plan de Jefes de Hogar, pero ante
la muerte del su marido, no tiene la exactitud si va a seguir recibiendo
esa entrada económica que es primordial para el mantenimiento
de sus hijos.
En el terreno la familia trabaja con decenas de gallinas y unas huertas
que le permiten subsistir.
Un ejemplo a los grandes
Senillosa
> Los alumnos que realizaron la colecta y los tres integrantes
de la familia Moreno coincidieron en destacar que en este caso “los
chicos les dieron un ejemplo a los mayores”.
“Muchas veces nos critican, pero hacemos más cosas que
los grandes”, enfatizó la delegada del curso, Luciana
Coletti, quien aseguró: “No paramos acá, vamos
a seguir hasta que veamos que esa familia está bien”.
Si bien criticaron a los adultos en general, los alumnos resaltaron
la colaboración que tuvieron de sus padres para encarar esta
campaña. “Estaban muy contentos por lo que hicimos”,
agregó.
Además, solicitaron a las autoridades que faciliten la mano
de obra para que los Moreno puedan construir su casa.
“No esperaba que de los chicos saliera una ayuda, para mí
fue una gran sorpresa. Los chicos le están dando un ejemplo
a los grandes”, expresó emocionada Rosa Barros.
Raúl recriminó la falta de colaboración y elogió
la loable actitud de sus compañeros de colegio.
Los emprendedores
Senillosa
> Los alumnos del segundo año del Cpem 15 de esta
localidad que iniciaron la colecta son: Luciana Coletti, Yair Coletti,
Abigail Monsalve, Brenda Moyano, Betiana Castillo, Cynthia Soto, Celeste
Vásquez, Tamara Alegría, Diego Rivero, Romina Pérez,
Marlene Miranda, Vanina Fuentes, Johana González, Tamara Almendra,
Tatiana Fichan, Jaime Rally, María Angélica Villalba,
Florencia Cristin, Silvina Espejo y Lorena Cerda.
Al momento de relatar el trabajo realizado en la campaña solidaria,
los estudiantes se mostraron como un grupo unido.
«La verdad que nos manejamos todos juntos porque sino este tipo
de cosas no se pueden hacer con actitudes individuales», afirmó
orgullosa una de las adolescentes. La jovencita destacó la
participación que tuvieron de parte de la comunidad de Senillosa
y de uno de los medios de comunicación de la localidad.
«Cuando la directora nos planteó el desafío consideramos
que era insuficiente porque querían que traigamos un ladrillo
cada uno», explicó Luciana, quien fue una de las impulsoras
de trasladar la campaña solidaria hacia todos los sectores
de la sociedad.
“Estamos sufriendo el frío”
Para Raúl,
Patricio y Rosa Moreno el invierno es durísimo porque duermen
en un colectivo y las condiciones no son las mejores.
Neuquén > Una de las causas por la que
la familia Moreno no puede pasar la noche en la pieza que tienen construida
es la falta de condiciones para colocar una estufa. Rosa comentó
que “en el colectivo estamos sufriendo el frío y a veces
cuando llueve, se nos inunda”.
Ante esta situación es que Raúl explicó que tienen
la urgencia de dormir en la pieza. “Cuando se nos inunda, es
muy complicado estar ahí porque por momentos te sentís
desprotegido”, contó con tristeza el adolescente de 16
años.
Para Rosa es más complicado aún por su problema en la
cadera. “Hay que abrigarse mucho; yo lo siento mucho más
por mi discapacidad”, afirmó la mamá.
El incendio
Los integrantes de la familia recordaron con mucha pena el
momento del incedio que el año pasado destruyó el lugar
donde dormían.
«Memos mal que no estábamos adentro porque sino la tragedía
hubiera sido peor», contó el mayor de los hermanos, Raúl,
minutos después de haber terminado de comer en la humilde construcción
en la que pasan la mayor parte del día cuando no van al colegio.
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