La mata de sebo
Un arbusto patagónico, en peligro

 
  Hubo una fuerte extracción en la zona de la meseta, ya que sus raíces se utilizan para cocción y calefacción.


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La explotación comercial del recurso está controlada y prohibida en las zonas que están dentro de las áreas naturales protegidas.

Neuquén > Las raíces de la mata de sebo fueron un bien muy preciado durante las décadas del ‘60 y del ‘70, cuando el crecimiento poblacional obligó a buscar combustible. Sus características leñosas, fáciles de extraer porque crecen en forma paralela a la superficie, las transformaron en el arbusto rey del desierto.
Había abundancia, su extracción no significaba demasiado trabajo y no había necesidad de secarla, la planta se encargaba de esa tarea.
La virtual devastación hizo que hoy este arbusto esté protegido. Quienes son encontrados extrayendo las raíces para utilizar como combustible son multados. El Monttea Aphylla, tal su nombre científico, es una de las 27 especies arbustivas típicas de la estepa, adaptadas de una forma admirable a las sequías periódicas de 6 a 8 meses.
Como sus pares, la mata de sebo no mide más de tres metros de altura y ramifica desde la base, sin desarrollar un tronco, y como todo rey, en su territorio, extiende sus raíces aprovechando las primeras capas del terreno árido, desarrollando raíces gruesas y con espacios huecos, que, aparentemente le permiten conservar la humedad en la efímera época de lluvias.
A la investigadora Paula Halova Gruneisen quien identificó especies típicas de la flora en Aguada Pichana, le llamó la atención la gran uniformidad de los arbustos que atribuyó al clima térmico. Las características más importantes de la vegetación son: arbustos que no pasan los 3 m de altura; que se ramifican desde la base o tienen tronco muy breve; de madera dura; de entrenudos cortos; con tres tipos de órgano asimilador: ramas verdes, follaje permanente resinoso y follaje estacional (los dos últimos son el tipo dominante).
En su trabajo para una petrolera determinó que la vegetación presenta siempre adaptaciones anatómicas y fisiológicas para asegurar la resistencia a las condiciones de sequía prolongada. Otra característica importante es que las colonias o ejemplares aislados están bien separados unos de otros, mostrando porciones de suelo desnudo que se cubre con efímeras que aparecen luego de las primeras lluvias al fin de la temporada seca y rápidamente semillan para luego desaparecer, constituyendo un recurso forrajero muy fugaz.

Erosión
La especie que en los alrededores de las ciudades es difícil de encontrar fue motivo de una sobreutilización a partir del poder calórico que brindaban sus raíces. Según comentaron antiguos guardafaunas de la provincia de Neuquén, era común en los 60 que se lo saque de la tierra mediante un sistema poco ortodoxo. Se iba al monte con camionetas de cuyos paragolpes se ataban cables o sojas resistentes. Cuando se ubicaba una mata de sebo con buena raíz, se descubría una porción de ésta, para permitir asirla con el cable o la soga. Luego se ponía en marcha el vehículo, cuya fuerza, hacía que toda la planta quedara al descubierto. Con rapidez, se lo trozaba, y se vendía en la ciudad para calefacción o bien para hacer funcionar hornos en comercios o pequeñas industrias.
Este tipo de extracción provocó una erosión de magnitud dado que quedaba un pozo de grandes dimensiones en la capa superficial de tierra blanda. El viento se encargó del resto ayudado por el sobrepastoreo del ganado caprino con la escasa oferta de forraje después de las lluvias.

¿Estudios?
Amén de la diversidad de flora que hay en las áreas naturales protegida y de algunos estudios específicos que se han hecho en la Universidad Nacional del Comahue para la creación del parque protegido en la barda, no hay un censo.
La investigadora Andra Long del Departamenteo de Bilogía de la Universidad Nacional del Sur identificó más de cien especies en la zona de monte, mientras que la otra investigadora para la empresa francesa Total en Aguada Pichana no llegó a las 30 especies.
La extracción de leña con fines comerciales produjo un impacto de consideración en la zona que rodea a las ciudades y en lugares de mayor presencia de especies leñosas como el conocido piquillín.
Según las definiciones científicas, el piquillín es un arbusto de follaje persistente, muy ramificado, que alcanza, a lo sumo, 3 metros de altura y tronco de corteza oscura con ramas ascendentes que a su vez llevan otras más pequeñas horizontales, alternas, leñosas, cortas y todas de ápice muy agudo, espinescentes. Este arbusto es común en el centro del país y también había ejemplares en la región.
De acuerdo a lo que informó un guía de turismo de Río Negro, encontrar una planta de piquillín es una tarea imposible en función de que su leña era mucho más apetecible que la de la mata de sebo. Es que sus troncos no son duros y produce una brasa grande que emana mucho calor.
Los guardafauna de Neuquén dicen que, más allá del control para evitar la tala comercial de la mata de sebo, ahora se está observando una extracción más acentuada del alpataco, también con la misma función, aunque describen que una cosa es encontrar un vehículo con leña en el baúl para poder «hacer un asado» y otra muy distinta es detectar un camión o una camioneta cargada con la leña del desierto.

 

 


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