Ignacio Sanguinetti
Corresponsalía
Una nutrida comitiva brasileña expuso días atrás
en oficinas cedidas por la Secretaría de Industria de la Nación
propuestas de solución para frenar el deterioro de su industria
amenazada por el ingreso de vinos de baja calidad provenientes de
la Argentina. Una de las iniciativas deslizadas –que ya fue
descartada por los representantes argentinos-, fue fijar cupos de
ingresos una vez que el precio del vino fino se ubique debajo de un
determinado valor.
Pero los brasileños no se quedaron sólo con ello. También
propusieron, en una extensa presentación ante la atenta mirada
de los principales referentes de la industria vintivinícola
nacional la implantación de un arancel externo para terceros
países de 0,60 centavos de dólar la “garrafa”,
botella de 750 centímetros cúbicos, y la creación
de un Fondo de Fomento del Consumo de Vino.
En la presentación, moderada por el Danilo Cavagni, presidente
de UVIBRA (Uniao Brasileira Vitivinicultura), perteneciente a la firma
Chandon do Brasil, cada uno de los interlocutores brasileños,
entre ellos un diputado nacional una estaduales (de Rio Grande do
Sul) y un sindicalista, prevaleció el tono amable, la búsqueda
de consenso y el peligro que corren las 16 familias brasileñas
que viven de la industria del vino.
La respuesta Argentina, motorizada por el presidente del Instituto
Nacional de Vitivinicultura (INV) Enrique Tomas, fue la prudencia.
Esto obedece a que el mercado brasileño tiene una gran potencialidad
por lo cual no tendría sentido estratégico una postura
rígida. Se tomó nota de la situación brasileña,
de las propuestas de solución y se acordó plantear soluciones
para dentro de 30 días.
A pesar de la prudencia la posibilidad de imponer cupos es una solución
descartada por la contraparte argentina. Sergio Villanueva, de la
Unión Vitivinícola Argeninta, la rechazó de plano
al sostener que “no hay dumping ni ninguna otra cosa que lo
justifique”.
Por su parte, Laura Montero, ministra de Economía de Mendoza,
sostuvo mientras corría por los pasillos de la secretaría
para no perder el avión que la llevará nuevamente a
Mendoza, que la solución “hay que buscarla del lado de
la demanda y no de la oferta”. “El nivel de consumo de
vinos anualizado en Brasil es muy bajo, 1,8 litros por persona, le
sigue 7,2 litros de cashalla y 32 litros de cerveza. Hay mucho para
hacer allí”, agregó.
Juan Carlos Pina, presidente de Bodegas Argentina, en la misma línea
sostuvo que “por lo pronto se escuchó atentamente, se
tomó nota de las propuestas y se dará una respuesta
una vez que se haga la evaluación con los empresario del sector
para encontrar una solución a los planteos.
-¿No considera que el despliegue de la comitiva brasileña
es exagerado si se tiene en cuenta que la exportación Argentina
a Brasil sólo representa el 3% de la importación de
dicho país? –preguntó esta corresponsalia.
-Seguramente ése es uno de los temas que seguiremos charlando
con los empresarios brasileños como lo venimos haciendo siempre
-sostuvo Pina-, pero tenga en cuenta que a los brasileños les
preocupa la importación a bajo precio, -agregó.
Brasil tiene una producción anual de 450 millones de litros
y debe importar unos 350 millones.
De la Argentina, Brasil importó el año pasado 11 millones
de litros y de acuerdo a las previsiones brasileñas se espera
una importación de 20 millones de litros. |