Además hacen hincapié
en que las refinerías están vetustas. Neuquén>
Luego de explicar que Argentina es un país hidrocarburo-dependiente
(90,3% de la oferta de energía primaria), el trabajo de los
investigadores del Área de Recursos Energéticos y Planificación
para el Desarrollo del Idicso-USal ponen su foco en dos temas: el
escaso horizonte de reservas y la situación del sector de refinación.
Si bien el primer tema es el más relevante, sobre la segunda
cuestión se aportan algunos datos novedosos y preocupantes.
“El sector refinación está trabajando al 85,2%
de su capacidad instalada. Por consiguiente, es muy vulnerable el
abastecimiento del mercado interno de combustibles por paradas de
plantas, ya sea programadas o por contingencias no previstas”,
señala el estudio.
En este sentido, aseguran que si se considera una tasa de crecimiento
del 5% anual en el consumo de combustibles del mercado interno, “la
proyección al año 2010 señala que se manifestará
un déficit de no incrementarse la actual capacidad instalada
de refinación”.
Finalmente, destacan que “se observa que el parque de refinación
presenta un grado importante de envejecimiento tecnológico
y no muestra una tendencia a incrementar la capacidad de elaboración
de acuerdo a las futuras necesidades del país”.
Reservas y exploración
Aunque acertado, el diagnóstico que realizan sobre la situación
de las reservas hidrocaburíferas es un poco más conocido
debido al amplio debate que existe sobre esta situación. Sin
embargo, es bueno rescatar sus conceptos para recordar el mal momento
que vive la Argentina.
“Las reservas certificadas de petróleo y gas natural,
al nivel de extracción de 2005, alcanzan para sólo 8,6
y 9,4 años, respectivamente. Escasas inversiones de capital
de riesgo en exploración durante el período 1999-2005,
en un contexto de rentas extraordinarias sin precedentes históricos,
explican la nula posibilidad de descubrirse reservas de importancia
en el país”, sostienen en una de sus conclusiones.
Asimismo, recuerda que las principales compañías petroleras
que operan en el país son los únicos agentes económicos
formadores de precios de combustibles y tarifas de gas y electricidad.
Mientras que se ven beneficiadas por el “elevado precio del
barril de petróleo para el mercado interno (U$S 34,5), considerando
los bajos costos operativos tras la devaluación de la moneda,
y en particular el costo del barril (U$S 6,1)”.
Privatización
Finalmente, los autores hacen un duro diagnóstico de las consecuencias
que dejó y que provocaría en el futuro el proceso privatizador
de la década pasada: “1º escasas inversiones de
capital de riesgo en exploración, sobreexplotación de
yacimientos, nulas inversiones en infraestructura de transporte, petroquímica
y refinación; saturación de la capacidad de transporte
de gas natural en 2004 y de suministro eléctrico en 2010, importación
neta de hidrocarburos en 2009, saturación de la capacidad de
refinación de petróleo en 2010, agotamiento de reservas
de petróleo y gas natural entre 2013 y 2015”.
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