Hubo modificaciones al proyecto original
que fueron discutidas por los legisladores para argumentar la negativa
a tratar el proyecto.
Pese a la expectativa que se había generado días antes,
el Senado no trató el miércoles el proyecto de ley de
biocombustibles que propicia la producción de diesel y alcohol,
a partir de vegetales mezclados con gasoil y nafta, y que ya cuenta
con media sanción de la Cámara de Diputados.
Ante la falta de unanimidad en el apoyo al proyecto de parte de los
legisladores, fuentes del bloque oficialista indicaron que “es
un proyecto estratégico y sumamente importante como para que
no sea aprobado por unanimidad”.
Ahora, la iniciativa que busca promover el desarrollo del biocombustible
en las pequeñas y medianas empresas y apunta a fomentar empleo
genuino, podría ser discutida en la sesión del 19 de
abril.
A mediados de marzo, la Cámara de Diputados aprobó en
segunda revisión el proyecto que ahora debe ser discutido en
el Senado para convertirlo en ley.
Críticas
Algunas de las críticas de la oposición, y también
de algunos senadores del oficialismo, tuvieron que ver las modificaciones
introducidas por la Cámara Baja.
Una es el período de cuatro años para que entre en vigencia
la mezcla de nafta y gasoil con bioetanol y biodiesel, así
como la desaparición del artículo que establecía
la estabilidad fiscal para el desarrollo y producción de nuevas
tecnologías.
Otros cambios fueron: la incorporación de los consejos federales
provinciales en la comisión asesora, la facultad de establecer
precios de referencia de ese organismo y otorgar un 20 por ciento
del cupo fiscal a las economías regionales. Además,
exige que la mayoría del capital social de la empresa que se
acoja al beneficio debe estar en manos del Estado o de productores
agropecuarios.
Las críticas no tardaron en aparecer, ya que se considera que
la norma terminará generando un procedimiento de calificación
de beneficiarios muy restrictivo, que quedaría sujeto a los
cupos fiscales definidos anualmente y en forma discrecional.
Se mantiene, en tanto, la exención de los tributos específicos
que gravan a los combustibles fósiles, y se agregan beneficios
como la devolución anticipada del IVA, amortización
acelerada del impuesto a las ganancias y exención en el impuesto
a la ganancia mínima presunta.
La iniciativa establece por biocombustibles al bioetanol, biodiesel
y biogás que se produzcan a partir de materias primas de origen
agropecuario, agroindustrial o desechos orgánicos, y que cumplan
los requisitos de calidad que establezca la autoridad de aplicación.
Proyectos
Santa Fe concentra, por ahora, los proyectos más ambiciosos,
ya que coincide con el polo oleaginoso que se estructuró en
el área portuaria. La inversión más fuerte es
la anunciada por Vicentín, que desembolsará 40 millones
de dólares para construir una planta refinadora de aceites
y elaboradora de 240 mil toneladas.
Detrás está Repsol YPF, que anticipó una inversión
de 30 millones de dólares para una fábrica que podría
estar en Rosario o en Ensenada (Buenos Aires), donde la petrolera
cuenta con el Centro de Investigación de Biocombustibles, que
funciona en el remodelado Centro de Tecnología Argentina (CTA).
Vicentín tendrá el complejo listo en abril de 2007 en
la ciudad de San Lorenzo, donde también pretende instalar una
planta la empresa Oil Fox, que actualmente cuenta con un establecimiento
en San Luis, donde elabora biodiesel que en breve comenzará
a exportar a Alemania, a un valor de 0,60 dólar por litro.
La firma, que empezó sus experiencias en Chabás (Santa
Fe), también pretende recuperar esa planta. En Córdoba,
en tanto, los proyectos más avanzados involucran a cinco productores
de Pilar y a 17 agricultores de una cooperativa de Jovita, quienes
cuentan con plantas modulares de autoconsumo producidas por la metalúrgica
Imegen, de Tancacha, en convenio con la UTN de Villa María
y la Federación Agraria Argentina. Los equipos producen biodiesel
a partir de colza, a un costo de 0,91 centavos por litro.
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