Anoche, en una rueda de prensa, Bergoglio
prefirió no hablar de política. Buenos
Aires (NA) > El arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado
de la Argentina, Jorge Bergoglio, realizó ayer un llamado a
los sacerdotes a estar «disponibles» y «al servicio
de los demás», dejando de lado «todo sueño
cómodo de poder y vanidad eclesiásticos».
El prelado hizo esa afirmación durante la homilía de
la MisaCrismal desarrollada ayer a la mañana en la Catedral
Metropolitana, una de las celebraciones del Jueves Santo, previas
a la llegada de la Pascua.
Ante un templo colmado, y con la presencia de casi todos los sacerdotes
de la Arquidiócesis de Buenos Aires -ya que se trata de la
Misa en que los religiosos renuevan sus promesas- Bergoglio hizo también
un llamado a imitar la «humildad» y «mansedumbre»
de Jesús.
«Con esa humildad y mansedumbre nos desinstala de todo sueño
cómodo de poder y vanidad eclesiásticos y nos invita
a volvernos disponibles y ponernos al servicio de los demás»,
dijo el cardenal tras la lectura del Evangelio en el que se recuerda
una predicación de Jesús en el templo, en Jerusalén.
«Que el hoy de Jesús -agregó- nos desinstale de
todos los pasados en los que, a veces por dureza y a veces por comodidad,
nos queremos refugiar y de todos los futuros que a veces por ambición
y a veces por miedo, pretendemos controlar, y nos sitúe en
el hoy del Amor de Dios. Ese amor que, como dice el Papa, es éxtasis,
no en el sentido de arrebato momentáneo, sino como camino permanente».
Apertura
También, en su homilía, el cardenal dijo que a algunos
«la presencia de Jesús les abre el alma como con una
espada y los unge con su Espíritu derramando en ellos todo
su amor. A otros, como a los fariseos, no les permite ocultar su egoísmo
ni posponer su bronca, y los vuelve obstinados en su encerramiento».
«El hoy del Ungido interpela, destapa las ollas, desinstala
de posturas tomadas. El Señor anuncia una buena noticia que
libera y hace ver. Allí es donde unos se dejan ungir y misionar
para ayudar a los demás y otros cierran los ojos y vuelven
a su esclavitud, en la que se sienten más cómodos y
seguros», enfatizó.
Más adelante, Bergoglio agregó: «El Señor
viene a anunciar la buena noticia que esperaba la fe, esa buena noticia
que nos desinstala haciendo que se desenmascare nuestro escepticismo,
y que podamos entregarle nuestra fe total; el Señor viene a
prestar el servicio de misericordia que nos desinstala de nuestro
pecado». |