Por Laura E. Rotundo
Dentro de dos semanas la sociedad argentina irá a las urnas
para participar de las elecciones legislativas, que renovará
la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado.
Jorge Giacobbe es director de la consultora homónima
y en este reportaje con La Mañana de Neuquén
destacó que los resultados variarán en función
de los oficialismo provinciales.
¿Cómo ve el escenario político, a tan
poco tiempo de los comicios?
La campaña se va desarrollando de forma muy vinculada al distrito
al cual pertenece. Me parece que la República Argentina nos
está demostrando que no todas las campañas electorales
dicen lo mismo.
Por ejemplo, en la Provincia de Buenos Aires y en la de Corrientes
hay escenarios previos a los comicios, caracterizados por decisiones
de terminar con el pasado político inmediato de esas provincias,
es decir con Raúl “Tato” Romero Feris y Eduardo
Duhalde.
En cambio, en la Capital Federal las cosas se dan totalmente al revés,
ya que se está discutiendo cómo construye su futuro,
con fuerzas muy equilibradas y no está matando ni eliminando
a nadie del escenario anterior, sino todo lo contrario: está
sumando 35 candidatos a diputados.
Por eso creo que en cada lugar del país está sucediendo
algo diferente y esto debería ser observado con atención,
no es que todas las elecciones estén diciendo lo mismo ni conduciéndose
hacia el mismo lugar.
¿Quiere decir que habrá 24 plebiscitos?
No sé si 24 plebiscitos... me parece que en la Provincia de
Buenos Aires antes que plebiscitarse al Presidente Néstor Kirchner
se está terminando el ciclo de Duhalde y que no se está
eligiendo sino “deseligiendo”. No es que alguien vaya
a ganar, sino que alguien va a perder como pasó en Corrientes.
Me parece que son elecciones complejas y que la sociedad está
decidiendo más lo que debe terminar que lo que debe comenzar.
¿Impactaron de alguna manera en los sondeos las pruebas
que publicó el diario «La Nación» acerca
del clientelismo político y de los regalos que se hacen casualmente
antes de las elecciones?
La sociedad argentina ya sabe lo que puede esperar de las estructuras
políticas. No está mal recordarle cómo se estructura
el poder dentro de los partidos políticos pero éstas
no son noticias que sorprendan a alguien porque la gente sabe qué
es lo que sucede...
Esta sociedad ha tolerado el fracaso de las estructuras políticas
hasta llevar a este país a tener un 60 por ciento de pobres
y hacerlo el tercer deudor del planeta.
Los argentinos no se van a sorprender porque repartan bolsones ni
porque repartan dinero o porque se compren candidaturas.
Está bien recordarlo pero no creo que sea el eje de la decisión
de las personas ni que esto pueda modificar sustancialmente el concepto
de la política que la gente ya tiene.
Hoy por hoy, el 60 por ciento de la población se declara apolítica
o independiente, es decir que ha huido de sus concepciones, de sus
mandatos y de sus tradiciones anteriores y eso está indicando
también que la sociedad tiene muy en claro cómo se articula
la política en Argentina.
¿Y la interna del PJ repercute en la decisión de los
argentinos?
Yo no estoy seguro que esta sea una interna del Partido Justicialista.
Yo creo que la sociedad bonaerense decidió terminar el ciclo
virtuoso del duhaldismo, además de tirar los alambres con lo
que Duhalde decía que tenía “alambrada”
la Provincia de Buenos Aires...
En general, me parece que están muriendo los patrones o los
señores feudales de la política, desde el año
1983 hasta la actualidad.
Así como en 2001 se terminó con el radicalismo, el cavallismo,
el menemismo y el FREPASO, hoy están acabándose sus
socios menores.
¿Cómo advierte los resultados de los comicios
para el Gobierno y para los partidos opositores?
El oficialismo... por lo pronto tendríamos que saber qué
es. Va a ser muy difícil saber quién ganó y por
cuánto.
El Presidente se ha aliado en las provincias con quien va a ganar,
sea quien sea... peronista, radical o cualquier otra cosa, de modo
tal que me parece que Kirchner está escondiendo su debilidad.
La sensación que yo tengo es que el Presidente, salvo con la
figura de su mujer, no ganaría sólo en ninguna provincia
argentina, con la excepción de Santa Cruz.
Creo que con candidato propio no ganaría en la Capital Federal,
ni en Santa Fe, Mendoza, Córdoba o Corrientes.
Quiere decir que porque sabe que no gana, arma alianzas en
cada distrito...
La gente tiende a creer que el Presidente tiene una gran potencia
electoral pero insisto en decirle que yo no veo, salvo en Santa Cruz
o donde lleve a su mujer, ningún distrito electoral en donde
ponga a un postulante propio y tenga posibilidades de ganar. Donde
Kirchner dijo “éste es mi candidato” fue en Santiago
del Estero y perdió.
Al aliarse con signos políticos que no son el propio,
¿cree entonces que al Presidente sólo le interesa acumular
poder y no asociarse con políticos de su misma ideología?
¿Y cuál es el partido del Presidente? Los peronistas
dicen que el Presidente no es peronista y de hecho va por fuera del
partido peronista.
Desde mi punto de vista, Kirchner es una bisagra que va a cumplir
con su tarea de disolver el pasado y está por verse si tendrá
que ver con la construcción del futuro.
Alguna parte del periodismo cree que este primer mandatario está
fundando futuro pero a mí me parece que está disolviendo
el pasado.
¿La imagen de los principales candidatos varía
mucho según las provincias?
En los grandes distritos es complicado tener buena imagen política
porque se vive muy mal y además, la gente no conoce a los políticos
personalmente. Aquí la política se vuelve muy impersonal,
muy sin rostro y esto genera muchísima desconfianza.
En los pequeños distritos es notablemente distinto. Si bien
en algunas zonas se vive muy mal, la población conoce a sus
dirigentes, su casa, su familia, su auto y están a mano para
reclamar. Por eso en las pequeñas provincias es más
fácil mantener buena imagen.
¿Cree usted que quedaron afuera de la campaña
muchos temas por tratar?
La República Argentina tiene materias pendientes terribles
como la pobreza, la exclusión social y el trabajo. Hay muchos
colegas suyos que dicen que la campaña no discute ideas pero
la realidad indica que desde hace muchos años, este país
no discute propuestas... Estamos en el final de oscurísimo
túnel por lo cual nos hemos deslizado sin que nadie quiera
discutir qué le pasaba a la Argentina.
¿Y cómo cree que será el futuro político
de nuestro país entonces?
En la exacta proporción que la gente entienda que hay que involucrarse,
se podrá progresar... durante muchos años en nuestro
país, el electorado pensó que tenía que elegir
un salvador y que una sola persona podía hacerse cargo de 37
millones de ciudadanos, lo que es un absurdo.
En las sociedades realmente exitosas, hay Presidentes o Primeros Ministros
que se encargan de administrar lo de todos y hay un “todos”
que también se encarga de la suerte de “todos”.
Si nosotros seguimos creyendo que nuestra suerte está de la
mano de salvadores, vamos a seguir repitiendo el problema.
¿Pensando en 2007, a qué candidato ve con más
posibilidades de asumir la Presidencia?
Lo cierto es que un 80 por ciento de la población no sabe quién
será el sucesor de Kirchner, 80 por ciento no sabe quién
sucederá a Felipe Solá, 80 por ciento no sabe quién
vendrá después de Aníbal Ibarra... estas cifras
señalan que los argentinos no tienen la menor idea de cómo
sigue el juego en términos de protagonistas porque aún
no está configurada la nueva oferta.
Se dice que desde 2001, pero usted debe tener registros anteriores...
¿desde cuándo la población está tan enemistada
con la política?
Yo no diría enemistada. En todo caso, la población ha
dejado de amar a los políticos y se ha puesto seria y más
adulta. La ciudadanía dejó de idealizar a los dirigentes
y al día de hoy un 60 por ciento no cree en ideas políticas
ni en partidos. La población va entrando en razones de que
a los políticos sólo hay que evaluarlos y dejarlos en
su lugar si son buenos o echarlos si son malos, independientemente
del partido político que representen. Ya nadie pone las manos
en el fuego por nadie ni da la vida por nadie como en los años
’70. La Argentina se está transformando muy seriamente
en términos de población y los políticos van
mucho más lentamente que sus pobladores.
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