Por LAURA E. ROTUNDO
El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
es el principal organismo dedicado a la promoción de la ciencia
y la tecnología en la Argentina.
El doctor Eduardo Charreau es el presidente de este importante ente
y, en diálogo con La Mañana de Neuquén, explicó
cuáles son los desafíos que tiene el Conicet y cómo
se encuentra la República Argentina respecto a otras naciones.
En primer lugar, quisiera saber cómo describe la situación
actual del Conicet
El Conicet está creciendo pero, obviamente, como toda institución
que crece puede sufrir alguna crisis.
Desde hace tres años se está trabajando fuertemente
con una política agresiva en recursos humanos, ya que cada
año se están incorporando 2.000 almas nuevas.
Es lógico que existan algunas dificultades, pero siempre queda
la alegría de poder crecer para darle a la República
Argentina el empuje que necesita para salir adelante, también
en el sector de la ciencia y la tecnología.
¿Con qué presupuesto cuenta el organismo? ¿Cuál
sería la suma de dinero con la que deberían
contar para que funcionara óptimamente?
Para este año, para poder cubrir recursos humanos, proyectos
de investigación y financiamiento de nuestros institutos Conicet
le solicitó al gobierno 430 millones de pesos y el finalmente
otorgado fue de $302 millones.
Éste es un punto que claramente dificulta el financiamiento
de las investigaciones, debido a que los fondos no llegan a ser los
pedidos.
¿Las becas que se entregan anualmente son estas 2.000
que mencionó?
Son 1.500 becas más los 500 investigadores que tiene el organismo.
¿Y esta cantidad satisface qué porcentaje de
la demanda?
Prácticamente, desde hace dos años, el Conicet no tiene
cupo. Entran todos los postulantes que realmente están en condiciones
de ingresar.
Cuando yo asumí la presidencia del organismo hace cuatro años,
el número de becas nuevas que podíamos dar eran 400.
Por consiguiente, quedaban un montón de candidatos fuera del
sistema, para una cantidad total de 200 mil. Con suerte podían
ingresar 100 investigadores, si es que se hacía algún
concurso para la carrera de investigador, que no siempre ocurría.
Hoy el Conicet está llamando a 1.700 nuevas becas por año,
de los que -generalmente- entran 1.500, sobre 2.000 postulantes y
si es que tienen el antecedente mínimo que desde aquí
se propone, entran.
El país, en estos momentos, no está dando más
que 500 doctores en todas las disciplinas y para iniciar la carrera
de investigador hay que ser doctor, por lo que quizás…
tendríamos problemas en conseguir candidatos para ocupar las
vacantes.
La demanda es un problema que momentáneamente está solucionado.
¿Qué opina del sistema de evaluación
que se aplica para el ingreso a la carrera científica?
Conicet es uno de los pocos lugares en donde se realiza un
mismo sistema de evaluación desde hace más de 40 años.
Creo que es la única.
Sin duda, los sistemas siempre son perfectibles…
De cualquier manera, los pares son los que evalúan quién
es el que entra y quién no e indudablemente la evaluación
por pares es la más válida en todo tipo de decisión.
Como cada disciplina evalúa quiénes son los más
capacitados para entrar, creo que se ha llegado a una situación
bastante equitativa... fundamentalmente cuando el número de
vacantes es grande.
Si usted tiene para dar 90 ó 100 puestos y se presentan 1.500
postulantes, ahí puede ser más cuestionable el sistema.
¿Quién decide quiénes ingresan a la
carrera?
Conicet moviliza alrededor de 1.600 pares y evaluadores por año.
Son investigadores del mismo sistema, pero también hay extranjeros
y de otras instituciones.
¿Cuáles son los proyectos más destacados
en los que están trabajando actualmente los investigadores?
Es una pregunta demasiado amplia porque al día de hoy existen
4.000 proyectos.
Sin duda, las ciencias biológicas de la salud son las que más
números de planes presentan.
¿Y cuántos llegan a concretarse?
En general, un porcentaje superior al 80 ó 90 por ciento de
los proyectos presentados llegan a buen puerto. Algunos descubrimientos
son más importantes que otros y, casi siempre, todos los avances
que se dan en las ramas médicas son más mediáticos
y se conocen más en detalle.
También surgen progresos en la física, en las tecnologías
y en todas las líneas hay hechos notables.
El Conicet, en los últimos años, está muy interesado
en el desarrollo fuerte de la biotecnología y para lograrlo
está haciendo algunos emprendimientos conjuntos con grupos
privados, que están haciendo una jugada fuerte.
¿Las investigaciones se solventan también con
donaciones de grupos privados, no?
En algunos casos, sí. En los últimos años, el
aporte estatal no fue importante y muchas de las investigaciones pudieron
mantenerse por donaciones del sector privado y también por
la colaboración de científicos con otros centros de
investigación, afuera del país.
¿La falta de fondos influye mucho en que un proyecto
demore o no en concretarse?
Sí… influye la falta de dinero disponible y la cantidad
de personas que estén trabajando dentro de ese plan.
En comparación con algunas naciones desarrolladas
y otras de Sudamérica, ¿cómo se encuentra Argentina
en el campo científico y tecnológico?
Nos encontramos muy abajo. Si uno hace una tabla con algún
índice de producción científica… estamos
muy mal. En Sudamérica nosotros estamos debajo de Brasil, obviamente.
Sin embargo, si se tiene en cuenta el número de investigadores
y el dinero que se está invirtiendo en el sector, nuestro país
es más eficiente que muchos otros.
¿Por qué?
Porque con menor dinero invertido en ciencia, es más eficiente
que Brasil y México, por ejemplo. En el número absoluto
total, es cierto que Brasil nos supera enormemente, pero también
es mucho mayor que el nuestro, el producto bruto invertido en ciencia.
¿Por qué cree que una gran parte de científicos
e investigadores argentinos abandonan el país? ¿No existe
apoyo suficiente para ellos? ¿A qué atribuye esta decisión
que resulta tan habitual?
La liberación de científicos y de profesionales ocurrió
siempre en la historia de nuestro país. Si tuviéramos
que evaluarlo de acuerdo a lo que sucede en el Conicet solamente,
yo le diría que le estaría dando una visión muy
parcial.
El número de investigadores que se va de este organismo, por
ejemplo, es prácticamente siempre igual todos los años.
Pero esto no es lo mismo que ocurre en todo el país.
Parecería que una vez que el investigador está incorporado
al sistema, es decir que está ocupado en proyectos donde puede
aportar sus conocimientos, ya es más difícil que se
vaya. Eso, le reitero, es lo que ocurre acá.
Quizás el mayor número, y ese es el mayor peligro, es
que en los últimos años se fueron muchos recién
graduados, que iban a realizar sus doctorados al exterior. Ese, generalmente,
no vuelve.
¿Conoce alguna estadística?
Es muy difícil darle un número…
¿Y los que se van de aquí del Conicet anualmente?
Más de cien… se mueren, se jubilan o se van. Ciento y
pico es el número que desaparece de sistema. Pueden ser 120,
140 ó 160; éste es el promedio que se da desde hace
muchísimos años.
Desde su visión, entonces, ¿la única
causa por la que se van es que no son incorporados al sistema?
Durante muchos años, la política de ingreso a la carrera
de investigador no fue constante en este país. Es decir, hubo
muchas veces que no llamó y, obviamente, en esos momentos,
los científicos no tienen dónde aplicar sus conocimientos
y sabemos que se va a ir… un gran número de profesionales,
abandonaban el país.
Por eso creemos que una política de incorporación de
recursos humanos, sumada de alguna forma a lo que el gobierno está
intentando hacer, que es favorecer los fondos y los medios destinados
para la investigación científica.
Y si se llegara a poder aplicar una nueva política salarial,
para que al menos el investigador pueda llegar a fin de mes, seguramente
el que tiene que optar, va a decidir quedarse…
¿Cuál es un sueldo promedio de un investigador?
No hay un promedio.
Puedo decirle que el salario más bajo es de 1200 pesos y el
más alto alcanza los 6000 o 7000 pesos, depende de la categoría
del investigador y de dónde se encuentra el científico
trabajando, si más o menos lejos de la Capital Federal…
por eso, en general, los sueldos menores se dan en el área
metropolitana.
Evidentemente, son sueldos bajos, si los comparamos con cualquier
otra parte del mundo.
En los últimos dos años hubo por parte de este gobierno
una voluntad notable de incrementar los sueldos a los investigadores
del CONICET y si bien no fueron grandes aumentos, es de destacar que
las categorías más bajas recibían antes 700 y
hoy reciben 1200… que igualmente, es muy bajo para un científico.
¿Existen metas fijadas a largo plazo dentro del organismo?
Claro. Junto con la Secretaría de Ciencia y Técnica,
pretendemos que la cantidad de los investigadores, en el término
de 10 años, se duplique para poder ser un poco más competitivos
a nivel mundial. Estamos muy atrasados, aún con nuestros países
vecinos y por eso deberíamos duplicar el número.
Esto traería aparejado también, un aumento en toda la
infraestructura necesaria (de maquinarias y equipamiento) para acompañar
ese crecimiento y por supuesto, los avances en el mantenimiento de
los cupos de investigación.
Usted ya lleva cuatro al frente del organismo, ¿qué
es lo que le gustaría que se cumpliera antes de finalizar su
gestión?
El CONICET debe volver a tener la posibilidad de proveer subsidios
de investigación. La última vez que llamó a concurso
de proyectos fue en el año 2000… y terminó de
financiarlos prácticamente el último año.
Esto debe cambiar, es una deuda pendiente.
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