El espejismo de la energía barata
que termina costando cara

 
 
Daniel Montamat, una de las
palabras autorizadas del
ámbito energético.

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  Por Daniel G. Montamat (*)

Falta gasoil cuando el agro más lo necesita, el sistema de distribución eléctrica se resiente los días de mucho calor, y aumentaron los días de corte de gas para los grandes consumos en el invierno. La torta energética se redistribuye y achica. Los clientes recibirán menos calidad sin seguridad de suministro. El balance energético cierra con importaciones crecientes, y los precios de referencia regional e internacional, a los que hoy le cerramos la puerta, se nos meten por la ventana. Los subsidios, cual espejismos, engañan por un tiempo, hasta que la sociedad cae a cuenta de que lo que no paga como consumidor de energía lo tiene que pagar como contribuyente de impuestos.

Distorsión
Falta gasoil en los picos de consumo agropecuario porque durante años deformamos la demanda de productos petroleros a través de impuestos distorsivos. Como consecuencia, el consumo de los sectores productivos hoy compite con el del parque automotor privado. Agreguemos que ha descendido la producción de crudos livianos, y que a los pesados se le saca menos porcentaje de gasoil por barril procesado. Como consecuencia, nos sobra nafta y tenemos que importar gasoil. Pero nadie importa gasoil para perder plata. Los precios de los combustibles del mercado local permanecen divorciados de los internacionales. Tal vez el Estado deba hacerse cargo de la situación subsidiando la diferencia entre el combustible importado y el local. Por ahora usará superávit fiscal y redistribuirá el recurso escaso en función de prioridades puntuales. Si no hay nuevas inversiones en el sector de refinación, cada vez habrá que importar más gasoil con el consiguiente impacto sobre las cuentas públicas.
Demanda
Cuando la demanda eléctrica supera los 16.000 MW, las redes eléctricas crujen. La demanda eléctrica ha seguido creciendo, pero los segmentos regulados de la industria todavía siguen sin contratos y con tarifas congeladas. Ha habido algunos acuerdos con algunas privatizadas, con ajustes a cuenta, y el compromiso de una revisión integral de tarifas para el próximo ejercicio. Todavía está por verse si el temor a la inflación no posterga la recomposición de precios relativos que aguarda la energía.

Tarifa social
Mientras tanto, sin tarifa social, la tarifa residencial congelada subsidia a pobres y a ricos. Para sostenerla, también hay que subsidiar el consumo combustible de aquellas usinas térmicas que no consiguen el gas escaso de producción local. El fuel oil, que hay que importar de Venezuela o de otras latitudes, a precios de referencia internacional, también cuesta millones de dólares al Tesoro. A pesar de las obras en alta tensión del Plan Federal, que también se financian con impuesto, la inversión insuficiente en las redes de distribución augura la degradación de la calidad del servicio eléctrico que se traducirá en mayor frecuencia de cortes, de más duración y alcance. Hasta que los usuarios de gas y electricidad se convenzan de que lo que no pagan en la tarifa, lo están pagando como contribuyentes de impuestos que hoy subsidian precios políticos e inversiones que no alcanzan para satisfacer la demanda.

Centrales
Es bueno que el gobierno haya anunciado la construcción de las dos nuevas centrales térmicas en acuerdo con generadores privados. No van a estar para el 2007, como se prometió (ni siquiera como ciclos abiertos), pero pueden empezar a operar en el 2008. ¿Usarán gas argentino o de la región? A esta altura, casi seguro gas argentino que deberá ser redireccionado del exportado a Chile. ¿Y si las reservas de gas de Argentina siguen en caída libre y la producción, que este año alcanzó un pico, comienza a descender? Habrá que fijar prioridades para racionar los consumos domésticos, o importar más sustitutos próximos (fuel o gasoil) para reemplazar el gas en el parque térmico. Otra vez, todo a precios internacionales y con costo fiscal, si para esa fecha la recomposición sigue demorada.

Perspectivas
¿Tendremos superávit a esa altura?
No hay que olvidar que el balance energético, en la Argentina, y en cualquier país del mundo que pierde la autosuficiencia, cierra contra la importación de petróleo y derivados. Todavía exportamos petróleo, pero vamos camino a volver a importar.
Los desafíos de la industria de la energía en el 2006 son los mismos del 2005. La energía no puede seguir siendo rehén del corto plazo político. Hay que restablecer los mecanismos de inversión y volver a generar riqueza energética. La estrategia energética debe ser un capítulo de la estrategia de desarrollo económico y social del país.

(Economista y ex secretario de Energía de la Nación).

 

 


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