Neuquén > Las despedidas
siempre fueron duras. El saber que lo que siempre estuvo, a partir de
ahora, será un recuerdo en la memoria, es fuerte hasta para el
más frío de los hombres. La clave para superar este trance
es saber guardar los buenos momentos, las historias marcadas por la
felicidad, ya que son éstas, aunque algunos no lo reconozcan,
las que invitan a que lo que se fue no sea despedido con tristeza, sino
con alegría y con ganas de regresar. Éste es el caso de
la Sala de Teatro Lope de Vega que, durante este fin de semana, se despidió
de su público, al tener que abandonar su lugar en la Diagonal
España por el fin del contrato del alquiler y las exigencias
de las actuales reglamentaciones municipales.
Los dos días parecieron ser un viaje al pasado. Todos los que
alguna vez transitaron por la sala con su número musical, con
sus monólogos y poemas dijeron : «Aquí estamos.
No nos olvidamos de lo que nos dieron». La murga «Cosa de
negros», los graciosos y merecidamente aplaudidos malabaristas
de Cirquén, el duo fusionó el malambo con «Yesterday»
de Los beatles completaron la primera jornada con un público
fiel, emocionado, aceptando, con una marcada sonrisa, cada una de las
propuesta de los artistas.
El domingo, la historia de una bailarina rechazada en su país
de origen y el clown que no se resignaba a dejar de actuar se sumaron
a las actuaciones que parte de los asistentes regalaron a la compañía
«Lope de Vega».
El cierre se destacó por las sentidas palabras de Alicia Fernández
Rego, quien no dejó de pedir a quienes deben velar por el teatro
local a que lo hagan, como corresponde. De todas formas, nada concluye
completamente, ya que hoy y mañana, a las 22.30 horas, se realizarán
las muestras de los talleres de la «Lope de Vega». Y como
si esto fuera poco, las dueñas de la sala «El lugar»
cedieron un espacio para que el grupo continúe allí sus
ensayos y representaciones hasta que encuentre un nuevo escenario. Todo
un detalle.