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Carnes no convencionales como la del ñandú están
ganando nuevos consumidores, especialmente en la Unión Europea,
lo cual genera alternativas productivas orientadas a la exportación
y a un mercado interno altamente especializado. Por ello el jueves 15
de diciembre se realizará el Curso de Producción de Ñandúes,
organizado por Agroalternativo en la Universidad de Belgrano (Lavalle
485, ciudad de Buenos Aires).
Los expositores serán Luis López, Roberto Moreyra, Mauricio
Romanelli e Ignacio Gosende: todos productores de ñandúes,
técnicos y miembros de ACRIÑA –Asociación
de Criadores de Ñandú Argentino, quienes informarán
sobre las perspectivas de la cría de ñandúes en
la Argentina y todo el marco legal y técnico que rodea a la actividad.
Informes e inscripción: (011) 4778-3862, 15-50634650, 15-41859936
E-mail: info@agroalternativo.com.ar
Realidad
y Perspectivas
El ñandú es un animal protegido por la Dirección
de Fauna Silvestre, por lo que su producción en criadero tiene
dos objetivos: preservar a la especie y desarrollar una actividad agropecuaria
económicamente sustentable.
La Dirección General de Sanidad y Consumo de la Comisión
Europea acaba de anunciar que el bloque comunitario abre su mercado
a la carne de ñandú originaria del Uruguay después
de diez años de negociaciones.
El interés europeo se centra mayoritariamente en la carne de
cortes sin hueso. Las plumas del ñandú se comercializan
en el mercado interno uruguayo y se espera en los próximos meses
el lanzamiento en el mercado un cosmético femenino elaborado
con grasa de ñandú, muy rica en omega 3.
La Argentina parece tener grandes posibilidades para desarrollar la
producción de ñandúes aunque todavía, según
los que están involucrados con la actividad, falta volumen, mejorar
la producción, calidad, capacitación, estímulo
estatal e información confiable de mercados potenciales.
En el país se contabilizan más de 60 criaderos en actividad
con más de 6.000 ejemplares en criaderos, y la posibilidad de
quintuplicar esa cantidad durante la presente temporada de postura.
«Ya estamos en condiciones de comenzar las faenas en forma regular
y abastecer al mercado interno», asegura Luis López, productor
y miembro de la Asociación de Criadores de Ñandúes
Argentinos (ACRIÑA). Todavía no se exporta porque faltan
las cantidades suficientes que demandan los mercados.
El ñandú es el ave corredora de mayor tamaño de
América del Sur, autóctona de la región del Río
de la Plata.
El mercado pide
Las carnes no tradicionales como conejo, ñandú, búfalo
y codorniz, entre otras, van ganando nuevos consumidores, especialmente
en Europa; por lo que paso a paso se están convirtiendo en
buenas alternativas de producción orientadas fundamentalmente
a la exportación. Con el tiempo el mercado interno también
puede ser una buena oportunidad ya que restaurantes exclusivos, hoteles
e importantes cadenas de supermercados de nuestro país están
comenzando paulatinamente a ofrecer este tipo de productos.
Según indica un estudio de la Subsecretaría de Alimentos
de la Secretaría de Agricultura (SAGPyA), «las exportaciones
de carnes exóticas, aunque en forma incipiente muestran un
panorama por demás alentador. Factores emergentes desde la
demanda, como algunas modas o la propia enfermedad de la vaca loca
en Europa, sumado al fuerte estímulo que en el ámbito
local significa la actual paridad cambiaria, están promoviendo
el renovado interés por exportar este tipo de carnes».
Al tratarse de una actividad incipiente, la producción de ñandú
todavía debe mejorar aspectos sanitarios y de manejo; también
urge un reordenamiento legal en lo que respecta a los entes de control
y a las condiciones para la habilitación de frigoríficos.
“Estamos trabajando en la elaboración de un nuevo protocolo
de cría que garantice la trazabilidad del producto y la aplicación
de normas de inocuidad y calidad», comenta López.
Hoteles y restaurantes con cocina internacional van incorporando exquisitos
platos, jamones ahumados y otros fiambres elaborados a partir de carne
de ñandú. Es magra (99% libre de grasa), baja en colesterol
y con alto contenido proteico, omega 3 y hierro. Se cotiza entre 25
y 30 pesos por kilo, precio mayorista.
También se comercializan los huevos, las plumas y recientemente,
se investiga el aceite para cosmética y alimentación.
Pero entre los derivados, el cuero se lleva las palmas: es uno de
los más valorados del mercado, ideal para la confección
de artículos de lujo por ser suave, resistente a la humedad
y a las rajaduras.
Paso a paso
El estado de desarrollo de la actividad es diferente en cada país.
Según se dijo en el Primer Congreso Latinoamericano sobre Conservación
y Cría Comercial de Ñandúes, celebrado hace un
año en Buenos Aires, Argentina ha generado un interesante nivel
de información científica y tecnológica, Uruguay
está más aventajado en aspectos comerciales, y en Chile,
Brasil y otros países la actividad muestra un grado variable
y en general más bajo de desarrollo.
«Disponer de plantas de faena es sólo el primer paso
tranqueras afuera del criadero, pero debe estar acompañado
de las gestiones necesarias para ganar y conservar mercados, tanto
dentro como fuera del país. Ambos son importantes, ya que si
bien el mercado exterior es atractivo por los valores que se manejan,
especialmente en Europa, los requisitos que imponen en términos
de calidad, volumen, homogeneidad y regularidad son comparativamente
altos”.
“En una primera etapa de la producción, cuando los stocks
son aún pequeños y es difícil garantizar un flujo
uniforme de productos, los mercados nacionales relacionados con la
hotelería y restaurantes pueden ser la salida prioritaria para
las carnes de ñandú», afirma el documento final
del evento.
Investigar e invertir
Para encarar cualquier emprendimiento, se requiere una verdadera planificación
empresarial y visión acabada del mercado real. Si bien ya se
han realizado faenas y degustaciones, no hay aún escala de
producción para procesamiento comercial en Argentina.
«El número de criaderos se ha incrementado, pero lo cierto
es que todos se encuentran aún en proceso de formación
de planteles parentales o, al menos, en la estabilización de
los mismos. Incluso las tecnologías de producción están
siendo ajustadas y todavía se desconocen detalles clave relacionados
con los requerimientos nutricionales, así como las causas de
ciertas enfermedades y de la mortalidad de crías», afirma
el Ing. Agr. Matías Acerbi, de la Dirección Nacional
de Alimentos de la Secretaría de Agricultura de La Nación.
Según el especialista, el alto índice de fracaso de
los criaderos es un indicador de fallas de planificación y
de gestión entre numerosos emprendedores que encararon esta
actividad.
Mercosur
A raíz del aumento de la producción en Uruguay, la ACRIÑA
ha pedido que recupere su plena vigencia la resolución 53/91
de la Secretaría de Agricultura que prohíbe el ingreso
de productos y subproductos de ñandú en todo el territorio
del país, pues atentaría, al decir de la organización,
contra el desarrollo incipiente de la producción argentina.
«Queremos destacar que dadas las características que
este tipo de producciones tienen, hay productores que llevan 4 años
invirtiendo en la actividad, y que resultaría manifiestamente
perjudicial que en el momento en que se espera que comience el recupero,
se le genere una competencia desleal desde el extranjero», advierte
Augusto Cortina, secretario de la entidad.
Pongámonos de acuerdo para mirar juntos al mundo sin romper
con el vecino, lo importante es ganar en volumen y salir a conquistar
los mercados. Es lo que declara públicamente la ACRIÑA.
Cortina, quien también produce ñandúes, destaca
que la actividad potencialmente tiene “una alta rentabilidad,
difícil de lograr con una actividad tradicional». El
emprendedor, de 33 años, especifica que una vez crecido se
puede obtener una ganancia de entre 250 y 350 pesos por animal. A
tono con los tiempos del campo, hay que esperar dos años para
empezar a percibir beneficios y recuperar la inversión.
Se estima que un emprendimiento económicamente sustentable
debe arrancar con 200 huevos y una inversión de entre 25.000
y 30.000 pesos incluyendo las instalaciones.
Hay que pensar en una sala de incubación de aproximadamente
20 metros cuadrados con mampostería ordinaria, techo con aislamiento,
ventilación y paredes de ladrillo común. Se debe contar,
además, con una incubadora, un galpón de cría
de por lo menos 60 metros cuadrados, con techo de chapa, paredes de
alambre y lona, con campana de calor.
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