Por Laura E. Rotundo
¿Qué valor cultural tiene un libro?
Desde mi punto de vista, un libro es la base de la transmisión
de la cultura.
Por otra parte, un libro es el vehículo que nos permite soñar,
viajar, desarrollar la imaginación, ponernos en la piel de
los personajes.
Con la sola acción de la lectura podemos trasladarnos a otros
países, a otros mundos; por eso es tan importante promocionarla.
Para esta edición de la Feria del Libro Infantil,
se eligió el lema «Los libros no muerden». ¿Por
qué?
El lema tiene una tachadura en el «no» y es precisamente
para significar que los libros están vivos y que pueden atrapar
a los lectores. Que son capaces de dejar marcas, huellas y a su vez
ser devorados por el lector.
¿Se acentuó el miedo a los textos?
No creo que las nuevas generaciones tengan miedo a los textos; diría
que la relación es cada vez más amigable.
A diferencia de lo que sucedía en el pasado, donde
tal vez los libros y las revistas eran las únicas alternativas
de entretenimiento para los más chicos e, incluso, para los
más grandes, hoy existen varios factores que apartan a la gente
de la lectura. ¿Cuáles cree que son esos principales
elementos y qué medidas podrían implementarse para revertir
-en lo posible- esta realidad?
Es una pregunta muy interesante... Yo creo que se puede revertir si
los padres, desde la más tierna infancia, les ponen a sus hijos
un libro en la cama, como si fuese un oso, un perro o una rana de
juguete.
Hoy en día los hay de trapo, cosa que no ofrece ningún
peligro para los chicos; así los bebés aprenderán
a amar ese objeto: al objeto ‘libro’ lo tomarán
en toda su niñez como un amigo, como parte de sus ficciones.
La lectura y el contacto con el libro debe comenzar en el hogar. El
día que los padres les lean a sus hijos un rato antes de dormirse,
superaremos los problemas que hoy tenemos con la lectura y la lectocomprensión.
¿Cómo describiría la situación
editorial hoy por hoy en nuestro país?
Afortunadamente, la industria editorial fue de las primeras en reactivarse
después del desastre acontecido en el año 2001.
En determinado momento, ocupó el tercer lugar en el crecimiento
post-crisis. El aumento ha sido constante, pero con una particularidad
y es que se produce mayor cantidad de títulos: 18.502 con 55.833.033
de ejemplares en 2004; y para este año, la tendencia va en
aumento: 9.443 títulos con 33.948.917 ejemplares en el primer
semestre; proyectando estas cifras, estaríamos en un 21,6%
de aumento de la producción respecto de 2004, un 79% contra
2003 y más del 100% contra 2002.
El panorama es, sin dudas, muy alentador.
Dicen que los libros deberían ser la base y el sustento
de cualquier sistema educativo. Desde la Fundación El Libro,
¿cómo trabajan para que esto sea una realidad?
En nuestra habitual tribuna anual, al inaugurar la Feria Internacional,
no nos cansamos de repetir -a través de los años- que
no se puede educar sin libros.
Por otro lado, durante el desarrollo de ella se realizan actividades
de formación para docentes, que incluyen entre otras ocho el
Congreso Internacional de Promoción del Libro y la Lectura
-en su décima edición-; el apoyo a Ilimita, Año
Iberoamericano de la Lectura, la creación para 2005 de los
ministros de Cultura de todo el continente, más España
y Portugal; las jornadas para docentes y bibliotecarios que se están
realizando en este mismo momento en la 16ª Feria del Libro Infantil
y Juvenil, la donación todos los años de bibliotecas
a escuelas carenciadas; en fin, el apoyo a toda iniciativa privada
u oficial, en ese sentido.
A nivel provincial, ¿existe mucha diferencia entre
el nivel de lectura de los distritos?
Seguimos esto a través de las distintas encuestas del Ministerio
de Educación, Ciencia y Tecnología, que indican que
sí hay diferencias en el nivel de lectura de las distintas
provincias.
Confiamos en que con las acciones que se llevan a cabo, se igualen
lo más pronto posible, pero no podría darte una cifra
precisa de cada lugar.
¿La Fundación que usted preside organiza también
este tipo de exposiciones en el interior del país?
La Fundación El Libro apoya todas las ferias de libros realizadas
en el interior que le solicitan su auspicio, pero siempre que el esfuerzo
mayor sea realizado por los libreros locales, ya que pensamos que
‘la librería’ es el canal natural para todas las
actividades relacionadas con el libro y que el paternalismo... no
es bueno.
¿Cómo invitaría a niños, jóvenes
y adultos a descubrir el riquísimo mundo de la lectura, que
-sin dudas- no lo reemplaza siquiera el notable y permanente avance
de la tecnología?
Desafiándolos a que lo hagan y a que dejen volar su imaginación,
a que formen parte de la historia, que sufran o sonrían en
la piel del personaje, que sientan la música de una poesía
o que se internen en el pensamiento del autor.
Tal como dijiste: es un mundo riquísimo que no logra ser reemplazado
por nada, es único.
¿Cree que desde el Ministerio de Educación
de la Nación se está realizando una campaña apropiada
para difundir la lectura en todo nuestro país? ¿Cómo
reforzaría esta divulgación, si es que opina que se
está llevando a cabo?
Decididamente sí.
Es la primera gestión ministerial, en muchos años, que
ha apostado a la educación con libros.
El ministro de esta cartera, Daniel Filmus, está convencido
de ello y esto es lo más importante. Por otra parte, ha sostenido
campañas de lectura en los más diversos ámbitos,
desde los transportes hasta en las canchas de fútbol.
La forma de reforzar este emprendimiento es trabajando codo a codo
con todo el ministerio, no solamente desde la Fundación...
sino desde las cámaras empresariales, con las que, desde ya,
hay un contacto permanente.
Por último, me gustaría destacar que considero muy importante
el aporte de la prensa. Ojalá que la divulgación de
estos temas sea una inquietud permanente del periodismo; me refiero
al hecho de promover en la sociedad el interés por el libro
y la lectura.
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