Se trata de una iniciativa solidaria.
Se esperaba que se inscriban unos 180,
pero el número ascendió a 234.
Cutral Co> Doscientos treinta
y cuatro jóvenes entre 18 y 25 años se inscribieron
para realizar cursos en los que se enseñan oficios requeridos
por el mercado laboral.
La iniciativa de capacitación se inscribe en el programa social
«Incluir», que tiene origen y financiación del
gobierno nacional pero que ha dado sus frutos gracias al trabajo de
los jóvenes que se agrupan en la asociación «Red
de jóvenes solidarios».
Desde Cutral Co se diseñaron los cursos, que responden a la
demanda laboral local, principalmente los que requieren las empresas
de servicios petroleros.
En un operativo que duró una semana se inscribió en
varios puntos de la ciudad, siempre convocando a quienes se encuentran
sin trabajo y en general no han terminado sus estudios secundarios.
Los inscriptos recibirán certificados como amolador y operador
oxigenista, armado y reparación de computadoras, auxiliar en
cocina con orientación hospitalaria, auxiliar en peluqueria,
bobinados de motores monofásicos y trifásicos, carpintería
artesanal en madera, confección de productos en tapicería,
confección de ropa, armado de artesanía en metales y
trabajos en telar.
Había cupos para 20 alumnos por curso, un total de 180 inscriptos
pero fueron más de 250 interesados horas antes de que se cerrara
el operativo.
Cursos
Los cursos se van a dictar en distintos espacios físicos, según
sea la institución que lo apadrina. «Lo que mayor repercusión
ha tenido es que se ofrece la posibilidad de tener un oficio, porque
eso es lo que hace falta», comentó Andrés Cotter,
uno de los jóvenes solidarios.
La mayoría de los inscriptos no cuenta con la escolarización
completa y tienen dificultades para incorporarse en el mercado laboral.
«Lo más difícil es ingresar al sistema, que te
conozcan. Entre los cursos hay capacitadores que son contratistas
de empresas que hacen montajes, ellos mismos se encargan de ubicarlos»,
se destacó.
La implementación del programa se facilitó porque escuelas,
iglesias, bibliotecas aportaron sus espacios físicos para que
se desarrollen los cursos y además hubo capacitadores dispuestos
al dictado de clases.
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