Ángel y demonio

 
 
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Por Luis Castillo

David es neuquino y tiene 26 años. Sus esculturas son elogiadas por algunos y otros hasta aseguran que son figuras satánicas.

Neuquén > Es arte puro por más que algunos sabios en el tema manifiesten que aún no cumple con algunos requisitos académicos necesarios, para finalmente dar un aprobado.
De todos modos además de los innumerables elogios que reciben las esculturas o figuras por parte de la gente que lo descubre, para algunos –aunque suene algo cómico- su arte es una especie de figuras satánicas o endemoniadas. Sin embargo aunque cueste creerlo para un sector grande de la iglesia Evangelista una de sus grandes creaciones se trata del Ángel Gabriel.
¿Usted se preguntará de qué se trata el tema o de qué realmente estamos hablando? Para ser claro e ir al grano, si se pega una vuelta por la calle Merlo 95 de esta ciudad se topará con una especie de tótem de chatarra, que en segundo atrapará su mirada para luego quedarse segundo apreciando a esa especie de humano de alas oxidado, que se encuentra acompañado por unos animales frente a la casa de su creador.
Justamente David Israel Contreras es el encargado de darle vida a una infinidad de figuras, que con desperdicios de caños de bicicleta, tenedores oxidados, pedazos de cadenas, espátulas, llantas de bicicletas, clavos, tuercas, las trasforma en verdadero arte.
Neuquino de 26 años y cursando segundo año en la Escuela de Bellas Artes, este artista de la “chatarra” comenzó hace cinco años a crear su mundo de humanos de hierro.
“Empecé aprendiendo a soldar y después de haber adquirido la técnica comencé a armar las figuras con los restos de chatarras”, comentó David, quien en un principio se interesó por la soldadura pensando que iba a conseguir trabajo.
Precisamente quizás el destino le tenía un lugar reservado para su nueva actividad y no quiso que este joven se perdieran la oportunidad de hoy perfeccionarse, más allá de que aprovechó sus obras para ganar algunos pesos en alguna feria de la zona.
Es un hecho y está más que claro que su simpatía por las figuras humanas le dan vuelo a sus ideas. Sin embargo a la hora de vender, el creador del Ángel Gabriel se las ingenió para crear motos “Choperas”, veladores o algún que otro utilitario.
“Prefiero hacer cosas que salen de mi cabeza. Las motos son lindas pero me aburrieron y aparte eran para vender”, sentenció el escultor que tiene una similitud a Carlos Regazzoni, escultor de gran popularidad en nuestro país y en el exterior.
Ciertamente la relación entre David y el exitoso artista citado es inevitable. Lo cierto es que el joven artista neuquino luego de un tiempo se dio cuenta de quien se trataba y de tamaña relación.
“Cuando comencé no lo conocía. Pero después de observar trabajos de él (por Regazzoni) me dio más fuerza para realizar mis trabajos”, dijo David que también por recomendaciones comenzó a consultar algunos libros sobre el tema.
Aunque parezca insólito o mejor dicho para el asombro de muchos, los cómics son su fuente para sus obras a la hora de darle los movimientos que quiere el artista. Al tema dijo “en los cómics se pueden encontrar claramente los movimientos del humano. A mi parecer él del Hombre Araña es el más completo. Pero de todos modos a veces comparo mi cuerpo como fue el caso para armar al ángel”.

El arte, los miedos y demonios
En un principio la imagen de sus criaturas guerreras –como le gusta definirlas al propio escultor- no fueron muy bien vistas por su madre. Cómo habrá sido que varias obras iban a parar al techo de su casa o bien tenían un destino incierto por la impresión que causaban.
Justamente ante este hecho David comentó: “Mi mamá es muy religiosa y tenía cierto miedo por algunas obras que tenían partes de muñecos, como la cabeza por ejemplo. Decía que se parecía a un demonio pero en realidad personalmente no lo veía de esa forma porque los hacía pensando en otra idea”. De todas maneras luego de hacerle entender que solamente se trataba de arte la madre se quedó más tranquila y dejó de tirar los trabajos.
Sin embargo está historia de arte y demonio tomó aún más dimensión cuando su Guerrero Alado –que se encuentra ubicado en el frente de su vivienda- produjo un efecto muy fuerte en un grupo religioso que se ubica cerca de su barrio, al sentenciar que se trataba de algo satánico. Cómo habrá sido la impresión que causó la escultura de más de tres metros de altura, que la gente hasta hoy en día señala que hay que exorcizar al joven artista (ver aparte).
A pesar del cómico y sorprendente episodio la historia también tiene su lado bueno. Es que un grupo de evangelistas en ocasiones se congrega frente a la figura del ángel, ya que según sus versiones se trataría del Ángel Gabriel.
“Es sorprendente lo que puede llegar a pensar la gente. Un día salí y me encontré con que al ángel le habían puesto una especie de ofrenda dejando un reloj pulsera y anillos. También a los dragones a veces le dejan pan”, dijo risueñamente David. Igualmente algo realmente llamativo le sucedió cuando en una exposición en la Feria de los Artesanos, una mujer al salir de la iglesia al observar las esculturas que vendía se persignó.

El arte, lo animal y humano
Puede sonar un poco morbo o causar cierto temor. Pero la imaginación creativa de este artista ha llegado ha incluir cráneos o huesos de animales en su propias obras. Pero de todas maneras algo que aún no concretó y sigue latente es la experimentación con restos de seres humanos.
Si bien estuvo cerca de concretar la idea David señaló: “Mediante pedidos de la escuela pude acceder a conseguir un esqueleto humano en el cementerio. Pero por pedido de mi madre tuve que llevar el esqueleto a la escuela”.
Según comentó el joven los huesos son un material buenísimo por sus formas, color, además poder lucir mejor en las figuras que crea.
Más allá de quedar trunco su idea el artista lo que sí pudo concretar fue armar sus esculturas con restos de cabezas de piche, cabeza de gato o chivo por citar algunos.
Sin movérsele un pelo por su idea algo chocante, David sentenció: “Creo que es una manera de darle una forma casi perfecta a la figura por las formas que puede tomar, que puede llegar a ser hasta humana. Es una forma de perfeccionar el trabajo buscando nuevos elementos”. Por otro lado aseguró que films como “Inteligencia Artificial” le despertaron ideas.

Imaginar entre la chatarra
Con su bicicleta como trasporte, David varias veces se pasea por el oeste neuquino en busca de material inservible que le sirva. Pero es ahí en ese ambiente de una pila de chatarra oxidada donde comienza a generar ideas e imaginarse su nueva obra a gestar.
“Mientras voy mirando las chapas o caños busco la composición que pueden dar en alguna idea que me surgió en algún momento. Pero a veces al mirar el objeto me sale algo inmediato para luego darle forma con otras cosas que puedo encontrar en ese instante”.
Es que por citar un ejemplo de una lámpara algo grande su mente imaginó el vientre de una madre, a la cual después le dio vida formando la figura con feto incluido.

Su arte y los profesores
Éste va ser su segundo año en la Escuela de Bellas Artes, lugar donde cada días se encarga de cosechar nuevos elementos que a su vez le abren aún más la cabeza.
Sin embargo a pesar de haber descubierto otras técnicas y la pintura, algo que realmente le despertó gran interés, David se obsesiona por recoger nueva data en cuanto a sus trabajos.
“Cuando comencé a estudiar siempre algunos profesores le pedía autores o alguna técnica nueva, pero siempre la respuesta fue más adelante, más adelante. Soy consciente que tengo que ir a la par de mis compañeros, pero al menos quisiera emplear alguna nueva técnica que me den para desarrollarla en el taller de mi casa. Para mí es importante porque puedo por lo menos ir leyendo algo o viendo nuevas obras”, dijo el joven que por estos días está compenetrado con un libro de Leonardo Da Vinci sacando detalles de cómo está compuesta la figura humana.
Si hay algo que nunca hizo el futuro escultor es llevar algunos de sus labores a la Escuela de Arte. Pero sin dudarlo el artista del barrio Bouquet Roldán dijo que “no quiero llevar los trabajos porque seguramente va a haber críticas y además porque no cumplen los requisitos académicos que se piden”. Igualmente a pesar de ello se ha enterado o le han contado que algunos profesores han pasado por el frente de su casa para conocer sus trabajos.

El arte y su valor
Han sido pocas las ferias que este artista ha incursionado con sus trabajos. Y si hay algo hasta el día de hoy que todavía le cuesta es ponerle un valor en pesos a sus producciones. Cómo será que en varias oportunidades los artesanos le aconsejaron que elevara el precio, porque entendían que su trabajo lo estaba cobrando muy barato.
David, quien manifestó estar algo cansado en el armado de sus llamativas motos, dijo que “se me hace difícil ponerle un precio a las cosas porque los trabajos los hago con gusto. A veces pienso en regalarlos antes de cobrarle a alguien”.
Entre otros de los hechos que le ha pasado mostrando sus esculturas, en una muestra efectuada en un ciber le llegaron a robar tres de sus “guerreros”.
A pesar del triste hecho y de que el dueño le quiso pagar sus trabajos el artista no se hizo mucho problema por lo sucedido al señalar “el robo lo miro desde otro punto de vista. Porque quizás eran personas que no tenían plata y realmente le deben haber gustado mucho los guerreros para arriesgarse a llevárselos».

“Mi hijo es un artista”
Al principio no quería saber nada y fue la encargada de arrojar algunos de sus trabajos al techo de su casa o a la basura. Vaya paradoja, no. De todas maneras el tiempo y las explicaciones hicieron que Betty, madre del futuro escultor sentencia a viva voz: “Mi hijo es un artista”.
Al igual que el resto de la gente que lo descubre por primera vez, Betty cometó que “realmente me emocioné mucho cuando una tarde salí y me encontré con el Guerrero Alado”. Pero lo que Betty no sabe es que si no fuera por ella nunca hubiera tomado vida ese enorme hombre de chapas que adorna su casa.
Es que según David el fondo de su casa estaba lleno de caños, chapas y otros objetos, por lo cual un día su madre algo cansada de ver tanta mugre, le manifestó que tirara todo a la basura. El resultado fue más que obvio y está a la vista. Antes de desperdiciar sus materiales de trabajo, su hijo no tuvo mejor idea que levantar su inmenso guerrero.

Mi hijo, el artista

Al principio no quería saber nada y fue la encargada de arrojar algunos de sus trabajos al techo de su casa o a la basura. Vaya paradoja, no. De todas maneras el tiempo y las explicaciones hicieron que Betty, madre del futuro escultor, sentenciara a viva voz: “Mi hijo es un artista”.
Al igual que el resto de la gente que lo descubre por primera vez, Betty comentó “realmente me emocioné mucho cuando una tarde salí y me encontré con el Guerrero Alado”. Pero lo que Betty no sabe es que si no fuera por ella nunca hubiera tomado vida ese enorme hombre de chapas que adorna su casa.
Es que según David el fondo de su casa estaba lleno de caños, chapas y otros objetos, por lo cual un día su madre algo cansada de ver tanta mugre le manifestó que tirara todo a la basura. El resultado fue más que obvio y está a la vista. Antes de desperdiciar sus materiales de trabajo, su hijo no tuvo mejor idea que levantar su inmenso guerrero.

De precios y valores

Han sido pocas las ferias que este artista ha incursionado con sus trabajos. Y si hay algo hasta el día de hoy que todavía le cuesta es ponerle un valor en pesos a sus producciones. Como será que en varias oportunidades los artesanos le aconsejaron que elevara el precio, porque entendían que su trabajo lo estaba cobrando muy barato.
David, quien manifestó estar algo cansado en el armado de sus llamativas motos dijo que “se me hace difícil ponerle un precio a las cosas porque los trabajos los hago con gusto. A veces pienso en regalarlos antes de cobrarle a alguien”.
Entre otro de los hechos que le ha pasado mostrando sus esculturas, en una muestra efectuada en un ciber le llegaron a robar tres de sus “guerreros”.
A pesar del triste hecho y de que el dueño le quiso pagar sus trabajos el artista no se hizo mucho problema por lo sucedido al señalar “el robo lo miro desde otro punto de vista. Porque quizás eran personas que no tenían plata y realmente le deben haber gustado mucho los guerreros para arriesgarse a llevárselos».

 

 


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