Por LAURA E. ROTUNDO
Ricardo Rouvier es licenciado en Sociología, profesor e investigador
de varias universidades del país. En diálogo con La
Mañana de Neuquén, analizó el panorama político
actual y definió cuáles son hoy las principales preocupaciones
de los argentinos.
En primer lugar, ¿podría detallarnos brevemente
cómo ve el escenario político argentino actual?
Yo diría que es un escenario político, en circunstancias
normales. Después de la crisis que atravesó Argentina
en 2001, la actual es una situación equilibrada. No están
resueltos todos los problemas políticos, pero no hay grandes
conflictos a este nivel.
¿El Presidente tiene hoy por hoy buena imagen?
Así es. El Presidente cuenta con una imagen muy positiva y
no hay otra cosa en el escenario político. Todo está
sostenido entre una alianza que la componen Eduardo Duhalde y Néstor
Kirchner, lo cual le otorga mucha tranquilidad al oficialismo en el
plano legislativo.
Que la alianza no sea una unión de amor, sino de conveniencia…
es otro tema, pero de todas maneras el ex Presidente Duhalde está
en un momento de su vida político, en el que está mirando
con mucha más perspectiva política y por lo tanto, mientras
no le toquen mucho su poder territorial y no traten de meterse en
su espacio, él está tranquilo.
Más allá de que la Provincia de Buenos Aires
vive hoy por hoy una situación compleja…
Sí, pero mi impresión, por más que haya un conflicto
serio ahí -que es el principal problema político de
hoy en Argentina-, no creo que se ponga en peligro la alianza principal
que mencioné anteriormente: Duhalde-Kirchner. El gran interrogante
es saber qué pasará con el Gobernador Bonaerense, Felipe
Solá… se supone que él tiene algún aval.
Yo creo que Kirchner está más de acuerdo con Solá
que con Duhalde, pero el realismo político indica que uno no
puede negar el poderío que tiene éste último
en el territorio.
¿Y cómo observa a la oposición ante
la llegada de las próximas elecciones legislativas?
No hay una oposición muy fortalecida y esto le permite al Gobierno
tener comodidad. Las encuestas frescas, para los comicios de octubre
próximo, plantean que el justicialismo estará cómodo.
Puede haber alguna sorpresa en alguna provincia.
Por ejemplo, creo que si habría elecciones hoy en Capital Federal,
el distrito estaría más en manos de la oposición
que del oficialismo. En mi opinión, Elisa Carrió tiene
muchas más posibilidades que Mauricio Macri… pero sólo
aquí es donde perdería el Gobierno.
Salvo esta situación, que tiene algún grado de importancia
por el valor simbólico de la Ciudad de Buenos Aires, no se
prevén problemas graves, aunque sea en el mediano plazo. Por
la tragedia Cromagnon, hay un peligro concreto de que se pierda el
Distrito.
En la oposición entonces, Carrió es la figura
que más se destaca…
Exacto. Es la política con mejor imagen.
Después, aparecen lejos, Ricardo López Murphy y Macri.
¿Se podría dar una alianza entre ellos dos?
Si se da, como el caso de Duhalde-Kirchner, no será una alianza
de amor. Los dos son diferentes y cada uno desconfia del otro. A López
Murphy no le gusta mucho el acercamiento de Macri y el Presidente
de Boca supone que si se acerca al líder de Recrear, el voto
peronista se le va.
También se presenta como opositor, el Gobernador neuquino Jorge
Sobisch, a quien aún le falta lograr posicionamiento a nivel
nacional. Y Carlos Menem tiene un alto nivel de imagen negativa…
la alianza que armó con Adolfo Rodríguez Saá
no suma nada.
De acuerdo a las encuestas que se realizan en su consultora,
¿cuáles son hoy -en 2005- los principales reclamos que
le hace la sociedad al actual Gobierno?
Hay tres factores: trabajo, pobreza e inseguridad, que se va moviendo
y que depende de si el último secuestro toma estado público
o no.
Está creciendo el tema de los precios. La población
empieza a ver con preocupación el problema de la inflación.
Esta semana el Presidente salió a decir que no se le comprara
nafta a Shell y la sociedad empieza a preocuparse por esta puja distributiva,
entre salarios y precios.
El inconveniente es que Argentina tiene una historia muy densa de
inflación y de híper. Por eso mismo es que los sondeos
reflejan, apenas aparece este factor, como un temor generalizado en
la población.
Y respecto al canje de la deuda, ¿cómo impacta
en la vida cotidiana de los argentinos, el resultado de la negociación?
La verdad es que, si bien es muy importante, el tema no influye en
la vida cotidiana de los argentinos. Sin embargo, la sociedad ha tomado
muy bien el resultado del canje.
¿Aparecía este tema entre las principales preocupaciones
del empresariado nacional?
Sí, claro. Ahora, para este año, las expectativas del
empresariado son positivas… menos que en último trimestre
del año pasado pero siguen siendo altas. Hay una gran esperanza
de que haya más empleo.
Salvo que haya una inflación terrible o que se genere un problema
político que eclosione, no se perciben grandes inconvenientes.
Para Usted, y recordando el último libro que publicó
y que tituló «la deuda de la política»,
¿cuáles son las principales deudas de la política?
Son muchas.
La principal es que la política debe hacer que la población
crea que se ocupa de la gente. La sociedad percibe, en cambio, que
la política es una carrera privada -no pública- que
sólo sirve tiene intereses personales y que es como un escalafón,
que uno hace en función de los ingresos de uno. Nadie, o casi
nadie, la observa como una carrera que tiene que ver con la vocación
y el servicio… ven a un político nuevo y plantean: «Éste
quiere ganar plata».
Esto es gravísimo. La política debe recuperar el compromiso
que tiene con la ciudadanía y con la cosa pública, lo
cual es muy difícil de lograr.
¿Cree que la Administración Kirchner está
en la dirección correcta para saldar esta deuda?
Yo hago una diferencia entre lo que el Presidente manifiesta como
intención y cuál es la realidad.
Kirchner se presenta como una figura nueva y diferente de la política
tradicional, manifiesta una voluntad de cambio, tiene un discurso
que cuestiona a la corporación… el problema reside en
cómo convertir en realidad los deseos que expresa. Es en la
construcción de la realidad, donde el Presidente encuentra
más dificultades.
Respecto al Ministro de Economía, Roberto Lavagna…
¿cree que podría lanzarse a la carrera presidencial
para 2007, en caso de que Kirchner no intente la reelección?
Lavagna tiene muy buena imagen. Además de ser economista, es
un hombre político.
Sucede que la población lo ve sólo como economista y
aún más… a la gente le preocuparía que
mañana deje el Palacio de Hacienda para ser candidato.
Es cierto que circula la idea de que él pueda competir más
adelante y conociéndolo al Ministro, le aseguro que tiene interés
en la política.
Sin embargo, Lavagna no es un hombre de lanzarse. Va a esperar el
momento oportuno de que se de su oportunidad; si no se da esa posibilidad,
él no va a forzar esa situación… no va a generar
manipulaciones para que las circunstancias se den de una forma u otra.
Con respecto al Presidente, yo pienso que Kirchner es candidato natural
a la reelección. Desde la Consultora incluso, hemos medido
este tema y ganaría las elecciones, si fueran hoy.
Circula la versión, y hasta Kirchner lo ha dicho, que él
no se presentaría, pero cuesta creerle.
¿Podrá gobernar otro partido que no sea el
justicialista?
Yo le formularía al revés la pregunta… ¿cómo
se puede gobernar sin el peronismo? Es realmente muy difícil,
para cualquier partido que no sea el Justicialismo, poder gobernar.
El ex mandatario Fernando de la Rúa, a pesar de todo, tuvo
mucho apoyo de la Legislatura peronista. Y el Presidente Kirchner,
a pesar de que a la gran mayoría legislativa la maneje Duhalde,
cuenta ahí con un gran apoyo.
Por unos cuantos años, hasta que no aparezca una agrupación
política fuerte, las cosas van a continuar de este modo.
¿No ve la posibilidad de que se reconstituya la UCR?
Sería ideal que el radicalismo se recomponga, resultaría
muy bueno para fortalecer la democracia y para que no exista un partido
único. La verdad es que no sé si reconstituirá.
El triunfo en Santiago del Estero y Catamarca no va a significar que
ahora el partido resucite.
Yo, hasta antes del triunfo en Santiago, vaticiné que antes
de las elecciones de octubre la UCR se rompería. Hoy no lo
afirmaría con la misma seguridad pero sigo pensando que podría
sufrir alguna ruptura, antes de los comicios legislativos.
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