La defensa intentará demostrar
que el imputado es inimputable.
Buenos Aires >
El empresario gastronómico Horacio Conzi comenzará a
ser juzgado mañana por el crimen del joven Marcos Schenone,
ocurrido en enero de 2003, en la localidad bonaerense de Béccar,
en un debate en el que ante el cúmulo de pruebas que lo incriminan,
la defensa cuestionará la investigación y tendrá
como recurso intentar demostrar que su cliente es inimputable.
El debate se iniciará a las 9, en el segundo entrepiso de los
Tribunales de San Isidro, ubicados en la calle Ituzaingó 340
de esa localidad del norte del conurbano.
Conzi será juzgado por el Tribunal Oral Criminal 4 de San Isidro,
presidido por el juez Federico Ecke e integrado por sus pares Osvaldo
Rossi y Carlos Vales Garbo, con la asistencia del secretario Pablo
Rolón.
La acusación estará a cargo de la fiscal de juicio Gabriela
Baigún, quien ya se enfrentó judicialmente con Conzi
en 1996 cuando el empresario -en aquel momento dueño de una
estación de servicio-, mató por primera vez y su víctima
fue un asaltante.
En esa causa, Conzi fue sobreseído pese a que la fiscal Baigún
apeló la decisión al considerar que el empresario había
cometido un homicidio con abuso en la legítima defensa.
El dueño del restaurante Dallas de Martínez -hoy el
local se llama Las Olas- llega al juicio acusado de homicidio simple
-por Schenone-, en concurso real con las cuatro tentativas de homicidio
de las personas que viajaban en el mismo remís y sobrevivieron
al ataque a balazos.
La probable condena
También está imputado por la falsificación de
las licencias de conducir truchas que poseían cuando fue detenido
tras permanecer casi dos meses prófugo y los Schenone, además,
lo demandaron civilmente por 9.500.000 pesos.
Con esta carátula, Conzi podría ser condenado a un máximo
de 37 años y medio de cárcel, si se considera el tope
indicado por la Ley de Defensa de la Democracia, previo a la reforma
que incrementó a 50 años el máximo para la sumatoria
de penas.
Sin embargo, la querella de la familia Schenone, a cargo de los abogados
José de Estrada y Héctor Mercau, ya anticipó
que pedirá en su alegato una condena a reclusión perpetua
con la accesoria por tiempo indeterminado al considerar que se trató
de un homicidio calificado por alevosía.
El debate está previsto que dure un mes, ya que declarará
un centenar de testigos.
Para los dos primeras jornadas fueron convocados a declarar los cuatro
sobrevivientes que viajaban junto a Schenone en el remís que
fue atacado a balazos: Paula Alonso, Gisella Carabeta -ambas serán
querellantes-, Gustavo Pacheco y el chofer Rodolfo Fernández.
Alonso -que será representada por el abogado Jorge Dymensztein-,
además de ser la primera testigo del debate será clave
porque, según la investigación del fiscal de San Isidro
Mario Kohan, no sólo fue quien reconoció a Conzi cuando
desde su 4X4 disparó contra el remís, sino que fue el
móvil del crimen.
Catorce balazos
En su requerimiento de elevación a juicio, Kohan dio por probado
que la madrugada del 16 de enero de 2003, Conzi efectuó 14
balazos con una pistola 9 milímetros contra un remís
en el que viajaban Schenone, Alonso, Carabetta, Pacheco y el chofer
Fernández, por un ataque de celos.
Para Kohan -que probablemente asistirá en el juicio a la fiscal
Baigún-, Conzi se alteró cuando dentro de su local Dallas
vio a Schenone besándose con Alonso, luego de que él
intentara, sin éxito, conquistar a la joven.
Según la instrucción, el empresario ordenó echar
de su local a los cuatro jóvenes y luego persiguió con
su camioneta, durante unas 40 cuadras por la avenida Del Libertador
el remís Ford Galaxy en el que viajaban y a la altura de Béccar
vació un cargador entero de su pistola.
En la causa consta que el primero en incriminar a Conzi, antes de
morir, fue el propio Schenone quien a la altura de la catedral de
San Isidro advirtió que los perseguía una camioneta
y dijo: «Ese es el dueño de Dallas».
Luego de la pelea que los hermanos Hugo y Horacio Conzi tuvieron con
el mediático abogado Fernando Burlando -incluso hay un pleito
judicial por dinero entre ellos-, los defensores serán los
letrados Gonzalo Díaz Cantón y Ricardo Montemurro.
La estrategia de defensa tendrá dos grandes frentes: intentar
demoler con nulidades el cúmulo de pruebas de la instrucción
y convencer al tribunal de que Conzi es inimputable.
Se espera un duelo de psiquiatras
Mariano
Castex por la defensa y Eduardo Piaggio por la querella se cruzarán
en el debate, con sus distintas visiones.
Buenos Aires > El juicio oral por el crimen de
Marcos Schenone tendrá un capítulo aparte con el debate
de peritos psiquiatras y psicólogos, que discutirán
si el empresario gastronómico Horacio Conzi es o no imputable.
Durante la instrucción, el dueño del restaurante Las
Olas (ex Dallas) de Martínez fue sometido a un peritaje oficial
por psicólogos y psiquiatras de la Policía Federal Argentina.
Según las conclusiones del estudio, «el señor
Conzi al momento del hecho comprendía la criminalidad del acto,
no existiendo elementos (prima facie) que permitan estimar lo contrario».
Pero en otro punto de su evaluación, los peritos afirmaron
que Conzi «posee una personalidad que lo predispone a desbordes
emocionales, no pudiendo descartarse que bajo ciertas circunstancias
de abuso de alcohol u otras sustancias psicoactivas, por el estímulo
de factores irritativos, podrían haber alterado la capacidad
de control sobre sus actos».
Informe
Los peritos oficiales aseguran que tomando en cuenta algunas declaraciones
testimoniales de la causa, «existe la posibilidad de que (Conzi)
no haya podido dirigir sus acciones por alteración morbosa
de sus facultades mentales».
Sobre este tema habrá un duelo aparte en el juicio entre los
peritos psiquiatras de ambas partes: Mariano Castex por la defensa
y Eduardo Piaggio por la querella.
El experto contratado por la defensa señaló que «debido
a la perturbación de sus circuitos emocionales e inhibitorios,
es proclive, en situaciones que desbordan por completo sus controles
reguladores, a la producción de actos de extremada violencia,
carentes de toda valoración previa y a los que no puede manejar».
En cambio, Piaggio le dijo a Télam que «si bien Conzi
presenta una personalidad paranoide, no padece trastornos psicofísicos
que lo incapaciten para ir a juicio y en el momento del hecho no padecía
patología alguna que le impidiera comprender y dirigir sus
acciones».
En caso de ser declarado inimputable, Conzi evitaría la cárcel,
ya que sería absuelto y recluido en un hospital psiquiátrico
hasta tanto los médicos determinen que no es peligroso para
sí ni para terceros y le otorguen la libertad. |