Responsabilizó al egoísmo
del hombre por generar hambre y
desnutrición en el mundo.
Ciudad del Vaticano (AFP-NA) > El papa Benedicto
XVI denunció el escándalo del hambre y la desnutrición
en el mundo, del que el hombre es en parte responsable debido a su
egoísmo, en un mensaje dirigido al director general de la FAO
con ocasión del 60º aniversario de esta organización.
«En este año que marca el sexagésimo aniversario
de la creación de la Organización de Naciones Unidas
para la Alimentación y la Agricultura, la celebración
del Día Mundial de la Alimentación nos recuerda que
el hambre y la desnutrición están, lamentablemente,
entre los mayores escándalos que todavía afectan a la
familia humana, lo que hace siempre urgente la acción emprendida,
bajo su dirección, por la FAO», escribió el Papa
en esta carta en francés dirigida al senegalés Jacques
Diouf.
Sin alimentos
«Los millones de personas amenazadas en su propia existencia
porque están privadas de un mínimo de alimentos necesario
requieren la atención de la comunidad internacional, porque
tenemos todos el deber de ocuparnos de nuestros hermanos», insistió
Benedicto XVI.
«En efecto, la hambruna no depende únicamente de situaciones
geográficas y climáticas o de circunstancias desfavorables
vinculadas a las cosechas. También es provocada por el hombre
y por su egoísmo, que se traduce en carencias en la organización
social, una rigidez de las estructuras económicas demasiado
a menudo dedicadas únicamente al lucro e incluso prácticas
contra la vida humana y sistemas ideológicos que reducen a
la persona, privada de su dignidad fundamental, a no ser más
que un instrumento», lamentó el Papa.
«El verdadero desarrollo mundial, organizado e integral, deseado
por todos, exige al contrario conocer de manera objetiva las situaciones
humanas, determinar las verdaderas causas de la miseria y ofrecer
respuestas concretas, como prioridad, la formación apropiada
de las personas y las comunidades», afirmó.
El rol de la Iglesia
«Los objetivos ambiciosos y complejos de su organización
no podrán alcanzarse más que si la protección
de la dignidad humana, origen y fin de los derechos fundamentales,
se convierte en el criterio que inspira y orienta todos los esfuerzos»,
sostuvo.
«La Iglesia Católica, que también participa en
las acciones que buscan un desarrollo realmente armonioso, en colaboración
con los socios presentes en el terreno, desea alentar la actividad
y los esfuerzos de la FAO para que suscite, a su nivel, un verdadero
diálogo de culturas y contribuya así a aumentar la capacidad
de alimentar a la población mundial», dijo. |