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Reforma Constitucional
Por ley Nº 2471, del 8 de octubre de 2004,
la Legislatura del Neuquén ha declarado la necesidad de la
reforma constitucional. He leído el texto de la ley y también,
por supuesto, la constitución. Mis conclusiones al respecto
son que, en principio, toda reforma constitucional, en nuestro país,
es, por lo menos, sospechosa de que tenderá a introducir variantes
que favorezcan a la clase política y, en particular, al gobierno
de turno, incrementando poder y privilegios. Antecedentes que abonan
esta presunción hay a porrillo si examinamos todas las constituciones
provinciales reformadas a partir del 10 de diciembre de 1983 (la única
excepción puede ser la de Tucumán, que ahora se quiere
reformar otra vez para suprimir las limitaciones impuestas por el
bussismo en 1987).
La constitución de Neuquén es, sin duda, un texto de
avanzada, redactado con visión de futuro, por eso no necesita
ninguna modificación extrema como la que se proyecta. Sólo
hay que cumplirla y cualquier retoque de actualización o modernización
que no altere sustancialmente el fondo, puede realizarse por medio
del sistema de enmiendas con economía de tiempo, dineros públicos
y actos ostentosos.
El domingo 4 de septiembre, el ingeniero Pedro Salvatori, candidato
a convencional, en un reportraje por radio expresó, como argumento
Aquiles, que la constitución provincial había sido confeccionada
sin el aporte del peronismo, o justicialismo, a la sazón proscripto,
y que eso le restaba legitimidad. No es así, pues el ingeniero
olvida, u olvidó en ese momento, que los constituyentes de
1957 siguieron el modelo de la constitución justicialista de
1949 que incluyó importantes cláusulas de tipo social,
previsional, económico, etc., que fueron virtualmente tomadas
al pie de la letra por los constituyentes neuquinos, redactando así
un cuerpo orgánico de inspiración netamente peronista
con vigencia permanente a través del tiempo.
En síntesis, mi opinión como ciudadano es que el oficialismo
neuquino comete un error de consideración al propiciar una
vasta reforma constitucional innecesaria, que creará, o ha
creado, en buena parte de la ciudadanía, la sensación
de que se trata de instrumentar un proyecto hegemónico, con
excesivo poder y entresijos de impunidad para cubileteos políticos.
Joaquín Bertrán
L.E. 5.433.822
Neuquén
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