En la celebración realizaron
rogativas en agradecimiento por el año vivido y por el que vendrá.
Laguna Blanca > Durante la noche del
23 y la madrugada de ayer, las comunidades mapuche Zapata, Wiñoy
Foilil, Genalko, Cheuquel, Antipán y el Centro de Estudiantes
Peuma se reunieron en este paraje ubicado a 30 kilómetros aproximadamente
de la localidad de Zapala. Allí celebraron la vuelta del nuevo
ciclo de la naturaleza, a escasos metros de la laguna.
Los más de 50 integrantes de las diversas comunidades vivieron
una madrugada histórica. Fue la primera vez que, luego de varios
años, el pueblo volvía a hacerse presente en esas tierras,
ahora pertenecientes al Parque Nacional Laguna Blanca.
Todos reunidos alrededor de cuatro fogones, las seis comunidades pasaron
la noche recordando viejos tiempos y rezando. También reivindicaron
sus derechos en general, en especial sobre las tierras.
Una fiesta con todos los ingredientes
Todo comenzó a las 21, cuando en uno de los fogones colocaron
los corderos y cerca del fuego una gran olla se cocinaba un estofado.
Mientras tanto, las mujeres cebaban mate y se encontraban alrededor
del fogón para resguardarse del frío.
Cada persona que se acercaba a saludar pronunciaba la frase “Mari
mari”, que es un saludo de bienvenida para cualquier momento
del día y que se pronuncia al estrechar la mano para saludar.
Si bien fue una noche estrellada, con el paso de las horas el frío
comenzó a sentirse cada vez más. Los fogones eran alimentados
a medida que transcurría la noche por los más jóvenes.
A raíz de un conflicto que la comunidad mapuche mantiene con
el parque nacional en ese lugar, fue que decidieron reivindicar su
cultura, reafirmar su identidad y recuperar el lugar como propio.
Según Lorenzo Epulef, uno de los jefes, “no es que nosotros
estamos sobre territorio de parque nacional, sino que es al revés,
el parque nacional está sobre territorio mapuche porque nosotros
somos originarios de esta tierra”.
Si bien en su mayoría pasaron la noche despiertos, a algunos
los venció el sueño, como a los más chicos. Para
ello, había una carpa preparada con mantas y colchones provisorios.
Entre los presentes estaba Martín Purrán, descendiente
de “Toki” Purrán, uno de los líderes más
fuertes que tuvo que enfrentar el general Julio Argentino Roca en
1879, cuando culminó la campaña al desierto.
Luego de que permanecieran a la intemperie durante la noche más
larga del año -porque es cuando la tierra por su rotación
y traslación se aleja más del sol y por ello los mapuche
lo festejan en esta época-, a las siete de la mañana
realizaron los rituales correspondientes para agradecer a Fatuchao
-el padre del cielo y de la tierra- por la vida en general.
El sol
A partir de las ocho de la mañana, más integrantes de
cada comunidad se sumaron a la celebración. Fue allí
donde realizaron un pequeño “altar” hacia donde
dirigían sus rezos y cánticos, levantando las manos,
gritando y girando. Este lugar estaba compuesto por diversos instrumentos
musicales, bebidas, frutas y una bandera.
Cuando comenzaron a aparecer los primeros rayos del sol, se dirigieron
a orillas de la laguna, donde se mojaron las manos y la cabeza. Allí,
sólo uno de los jóvenes se animó a bañarse.
De esta manera, “se hace lo que sería para los católicos
un bautismo, a raíz de que el agua está renovada y por
eso es más pura”, explicó Miguel Antipán,
coordinador de actividades interculturales de la Dirección
Provincial de Educación Mapuche.
Reforma constitucional
Durante este festejo del nuevo ciclo, el jefe –lonco en mapuche-
de la comunidad Zapata, Abraham Epulef, manifestó que “queremos
formar parte de la reforma de la Constitución y queremos tener
un representante de la comunidad, elegido por la comunidad, en el
cuerpo legislativo”.
Esto se debe a que consideran que sus derechos como pueblo originario
no están siendo considerados y no quieren “estar al margen
de la ley”, afirmó Miguel Antipán. Y agregó
que “no hicimos nada malo para estar al margen de la ley, por
eso queremos estar en ella y que se nos respete como cultura diferente”.
En general, los más jóvenes brindan un trato desconfiado
hacia las personas que no pertenecen a la comunidad. En cambio, los
mayores y ancianos brindan un trato amable y mucho más cálido.
Todos hablan pausado, y en esta celebración, se intercalaban
las palabras en español y en el idioma mapuche, aunque en su
mayoría hablaban el castellano.
Por último, Abraham Epulef afirmó que “de ahora
en más este lugar se utilizará para realizar las celebraciones
de los próximos años y de manera completa”.
Acotó que “esta vez sólo hicimos las rogativas
y un reconocimiento del lugar reivindicándolo como propio”.
Celebración en Payla Menuko
San Martín
de los Andes > Durante una fría tarde y con las
nubes amenazantes cerniéndose sobre el lugar, tuvo lugar ayer
en el paraje Payla Menuko la ceremonia del Wiñoy Xipantu (año
que vuelve), y cuyo mensaje principal fue la reivindicación
territorial en el marco de la interculturalidad.
Estuvieron presentes miembros de 16 comunidades de la zona encabezadas
por los lonkos (caciques) y huerquenes (mensajeros), de la Confederación
Mapuche del Neuquén; y a los que se sumaron representantes
del municipio, Parques Nacionales, vecinos de la localidad y algunos
visitantes como el director cinematográfico Fernando “Pino”
Solanas, quien registró imágenes para un documental
que está realizando sobre los pueblos originarios.
Reunidos en círculo alrededor del Rewe (lugar sagrado), se
escucharon las palabras de las autoridades mapuches, y se dio a conocer
un documento denominado “Wiñoy Xipantu: Vuelve el Año
y se renueva la lucha”; en el que se critica el accionar de
la clase política y los gobernantes respecto de los derechos
de las agrupaciones aborígenes.
“A punto de celebrarse el Bicentenario de la gesta de Mayo de
1810, el Estado no decide asumir la realidad de los Pueblos Naciones
Originarias que son preexistentes en miles de años de la creación
del moderno Estado Argentino; que el único reconocimiento que
ha aplicado es identificarnos como pobres o campesinos”, indicaron.
Más adelante sostienen que “la política de clientelismo
y asistencialismo ha sido una de las herramientas que más ha
denigrado nuestra historia y derechos. Hoy esa política de
chapas y colchones es un espectáculo patético que brindan
a plena luz del día en un año electoral”.
“Los partidos políticos siguen repitiendo las fórmulas
más agotadas, con acuerdos que garantizan sus propios intereses
de sectas, pero sin considerar que son una expresión que está
agotada y no alcanzan a representar al total de una sociedad que tiene
sus propias formas de representación”, afirmaron.
Libertad
En el documento las comunidades exigen tener la “libertad para
definir el modelo de desarrollo que esté basado en nuestra
identidad y derechos; para gestionar nuestros recursos naturales y
de aplicar nuevas normas y formas de usar”.
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