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Liberalismo y conservadurismo tienden
a confundirse en la Argentina, ¿qué diferencias tienen
estas dos tradiciones de pensamiento?
Creo que primero hay que dilucidar un concepto que se ha utilizado de
forma bastante intensa últimamente, que es el de neoliberalismo,
una etiqueta vacía de contenido ya que ningún liberal
serio se llama a sí mismo neoliberal. Viene de lo ocurrido en
los 90 en México, en Perú y en la Argentina. Muchos empresarios
y generalmente prebendarios -esto es empresarios que hacen negocios
en despachos oficiales y tienen mercados cautivos- se han referido a
ese periodo como un periodo de competencia y de mercados abiertos. Pero
las características centrales de estos tres regímenes
de los 90 es un aumento sideral de la deuda pública, del gasto
estatal y del déficit fiscal; un clima de impunidad y corrupción
y la destrucción de división de poderes. Todo esto se
aparta por completo de lo que significa el liberalismo. La mejor definición
de liberalismo es “respeto irrestricto por los proyectos del prójimo”.
Respetar al prójimo suena como algo natural, pero cuando uno
empieza a ver algunas políticas públicas parece que la
gente es competente para elegir al gobernante e inepta para manejar
sus propias vidas, cuando salen del cuarto oscuro tienen que ser manejados
en sus vidas porque son incompetentes. Esto es una falta de respeto.
En contraste con el espíritu conservador, el liberalismo tiene
diferencias sustanciales. El conservador suscribe alianzas entre la
Iglesia y el poder, alianza que el liberal considera peligrosa. Muchas
veces pretende alambrar las fronteras de un país, mientras que
el liberal es cosmopolita y partidario del libre comercio de bienes
y servicios y del libre movimiento de personas. El conservador sospecha
de los procesos evolutivos abiertos a los que suscribe el liberal. El
liberal tiene siempre a flor de piel el no sé socrático;
para él ya bastante tenemos con nuestras propias vidas como para
imponer programas y proyectos a otros.
En la introducción de su libro “Cavilaciones
de un liberal” Marcos Aguinis dice que el atraso va aparejado
al rechazo al liberalismo. ¿En América Latina hay un
rechazo al liberalismo?
Definitivamente. En parte porque se lo ha desdibujado, poniéndole
la etiqueta de liberal a algo que no corresponde; y en parte porque
las instituciones educativas y los medios suelen reproducir ciertas
falacias por lo que se introduce en la mente de la gente que es posible
la magia para enriquecer a otros. El espíritu liberal trata
de mostrar que la diferencia entre Somalía y Canadá
no es una cuestión de etnias, ni de climas ni de recursos naturales,
sino de marcos institucionales. Son estos los que permiten proteger
y asignar derechos, y en el terreno puramente material, formar ahorros
internos y atraer externos. No es porque el empresariado en Canadá
sea más solidario o tenga mayor sensibilidad social. En Canadá
no tienen más remedios que pagar salarios más altos
porque la tasa de capitalización así se lo exige, si
pretende pagar más bajo no tiene gente. Por eso las tareas
marginales, por ejemplo el servicio doméstico, en países
de muy alta capitalización no existen. No es porque el ama
de casa en Estados Unidos no le gustaría tener servicio doméstico,
sino que no lo puede pagar.
En la actualidad, con la trasnacionalización del capital,
¿no habría ciertos incentivos de las grandes corporaciones
a que ciertos países no puedan desarrollar estos marcos institucionales?
Aquí hay que ver lo siguiente: cuando uno habla de empresarios
uno quiere decir aquel fulano que para mejorar su patrimonio no tiene
más remedio que servir a su prójimo, sea vendiendo equipos
electrónicos, ballenitas, zapatos o lo que fuera. Porque hay
dos formas de enriquecerse -dejando de lado la lotería- : servir
a los demás o robar a los demás. No hay otra alternativa.
Y donde no hay marcos institucionales civilizados el empresario o
pseudo empresario, como no queda bien para su estatus social entrar
a mano armada y robar al prójimo, lo hace a través del
gobierno mediante protecciones arancelarias, exenciones fiscales o
mercados cautivos. Cuando el empresario está invirtiendo en
determinado lugar al mismo tiempo está creando condiciones
para aumentar salarios. Si de golpe todos los capitales de Europa
y Japón invierten en Bolivia, los sueldos suben, los asalariados
tienen más exigencias. Altas exigencias para tomar un puesto
de trabajo no se pueden concebir en Uganda donde tienen tres platos
de lentejas mensuales como salario. Y eso es consecuencia de todas
las políticas vandálicas apoyadas por instituciones
nefastas como el Fondo Monetario y el Banco Mundial. Miremos lo que
ha pasado desgraciadamente en muchas ocasiones: de un país
del tercer mundo se fugan los mejores cerebros y los capitales y,
¡oh sorpresa!, vienen carradas de dólares del Fondo Monetario
y del Banco Mundial, lo que hace que bancos privados que nunca hubieran
prestado lo hagan porque tienen el paraguas protector del FMI. Cuestiono
la deuda pública porque compromete los patrimonios de futuras
generaciones que ni siquiera participaron del proceso electoral para
elegir a los gobernantes que contrajeron la deuda. La deuda es en
realidad una inmoralidad y nosotros despotricamos contra ella pero
apenas aparece la posibilidad de un nuevo préstamo, la aumentamos.
Con el actual grado de tecnificación del capitalismo,
las grandes inversiones no generan muchos puestos de trabajo. ¿Cómo
afrontar este tema, el dilema del “fin del trabajo”?
En realidad esas inversiones no es que generen puestos de trabajo,
los puestos de trabajo siempre están por más pobreza
que haya. Por ejemplo, pensemos que algunos lectores de este diario
van a una isla sin ningún recurso y en la isla no hay nada,
es decir no hay la llamada fuente de trabajo. ¿Dicen: “bueno,
como no hay fuentes de trabajo estamos desempleados y podemos descansar”?
No!. No les van a alcanzar las horas del día y de la noche
para trabajar porque está todo por hacer. Nunca falta trabajo,
solo hay desempleo cuando el Estado, el monopolio de la fuerza, entra
e interrumpe un contrato libre y voluntario. Por otra parte, la robotización
me parece sumamente interesante verla como que cuando algo se mecaniza
se liberan recursos para hacer otras tareas. Supongamos que Robinson
y Viernes están en una isla y Robinson produce el bien A y
Viernes el B. Llega al costado de esa isla una máquina que
hace sola A. Con nuestro criterio, bastante tonto, lo que haríamos
es agarrar un hacha y romper la máquina y tirarla de nuevo
al mar porque lo va a desemplear a Robinson. Sin embargo si usamos
un poco las neuronas vamos a ver que si la máquina hace sola
A, lo libera a Robinson para hacer C. Esa es la bendición del
proceso: A + B + C es un nivel de vida más alto que A + B.
¿Qué pasa si llega la máquina, Robinson
pierde su empleo y no tiene nuevos recursos -ni materiales ni intelectuales-
para dedicarse a elaborar el bien C, es decir no tiene nada para ofrecer
en el mercado y no tienen ninguna ayuda?
En la naturaleza humana, los recursos son escasos y las necesidades
son ilimitadas, nunca vamos a decir “ya está, estamos
todos satisfechos”, siempre hay cosas por hacer y producir.
¿Cuáles? Yo creo que la gente más sofisticada,
la que más se ha preparado, el doctor en física nuclear
va a tener muchos más problemas para reinsertarse que el albañil
o el que limpia pisos porque los servicios de estos están mucho
más extendidos. Sin embargo el doctor en física nuclear
tiene un problema mayor, cuando diga en la isla “te ofrezco
mi trabajo soy doctor en física nuclear”. La gente va
a decir: “¿qué es doctor, qué es nuclear
y qué es física? Nosotros acá necesitamos a alguien
que are, no doctores en física nuclear”. Si se empecina
en prestar el servicio de doctor en física nuclear va a estar
desempleado, pero ese desempleo va a ser voluntario. Lo importante
es indagar para qué los demás lo necesitan a uno, no
lo que a uno se le ocurre que debe ser su trabajo. La tragedia del
desempleo que estamos viviendo, como consecuencia de impuestos al
trabajo –básicamente la tasa de capitalización
está marcando 100 y los impuestos al trabajo lo ponen en 120-
golpea a quienes más necesitan trabajar. Pongamos un ejemplo
exagerado: si el gobernante que hoy tenemos en la Argentina decide
establecer un salario mínimo vital y móvil para todos
los argentinos de 40.000 dólares mensuales – suponiendo
que el poder de policía funcione bien y nadie pueda contratar
a bajo de 40.000 dólares- ¿qué hace ese decreto?
Nos condenó a todos los argentinos a morirnos por inanición,
todos deambulamos por las calles, nadie encuentra empleo. Ahora, si
la diferencia es muy poca de estos impuestos al trabajo, son los marginales,
los que más necesitan trabajar los que están deambulando
por la calle. Habitualmente pongo el ejemplo de Estados Unidos, donde
en el Este hay un montón de legislaciones y mucha gente desempleada;
y en el Oeste hay una proporción enorme de trabajadores en
negro, muchos de ellos analfabetos en inglés, y sin embargo
-¡Oh, sorpresa!- no hay desempleo. ¿Por qué? Porque
están trabajando todos al salario de mercado. Hoy en la Argentina
hay cerca de un 40% de trabajadores en negro, ¿por qué
trabajan en negro? ¿porque les divierte?, ¿Acaso no
saben que si alguien les ofrece 100 y llega fin de mes y los trampea
y les paga 80 no pueden ir a los tribunales porque se están
autoinculpando? Tienen un montón de riesgos pero trabajan en
el mercado negro porque saben que si se blanquean no trabajan.
¿En qué países los mercados funcionan
bien como asignadores de recursos?
Creo que es un muy buen ejemplo la Argentina de antes de los gobiernos
fascistas de los años 30 y muchos más a partir de los
40. La Argentina con la Constitución del 53, con el espíritu
de Alberdi era la admiración del mundo.
En medio de la crisis 2001-2002 el Estado salió a
repartir masivamente planes sociales, ¿había otra opción?
La función esencial del gobierno es la de dar seguridad y justicia,
que es lo que generalmente no hacen, por eso vivimos de emergencia
en emergencia. La crisis mostró muchas actitudes de empresarios
y banqueros lamentables. No hay prioridad, ni nada más importante
que la palabra empeñada del banquero respecto del ahorrista
y su cliente. Y si ocurriera, como ocurrieron, una series de cosas
que les dieron manotazos de distinto tipo a los banqueros, se deberían
haber enfrentado al ahorrista y decirle: “tengo el patrimonio
muy decaído con esta situación, por lo tanto pido esta
quita y hago este plan”. No debieron ocultarse tras la fachada
del Estado. Tengo en mis pupilas muy grabadas las imágenes
de los bancos con las persianas bajas y la gente golpeando y arruinándose
la vida. Se ha destruido uno de los ejes más importantes de
la sociedad civilizada que es el contrato. El asistencialismo es sacarle
a usted para darle al vecino. A veces se habla de solidaridad y de
Estado Benefactor, me parece un insulto a la palabra solidaridad y
a la sagrada palabra caridad. Si yo le arranco su cartera y se la
doy a otro, yo no hice un acto de solidaridad, yo hice un atraco que
es distinto. El hecho de que lo haga el monopolio de la fuerza no
cambia nada. Por eso la desesperación liberal es poner límites
al poder, que el gobernante proteja nuestros derechos y no que los
destroce. Por eso las constituciones son para limitar el poder y las
constituciones modernas son una lista de aspiración de deseos:
“derecho a una vivienda digna, derecho a una motocicleta con
cinco caños de escape, derecho a vitaminas, hidrato de carbono”.
Eso no son derechos. A un derecho corresponde una obligación,
si usted gana mil, todos los demás tenemos la obligación
universal de respetarle los 1.000, pero si usted gana mil y dice que
tiene un derecho para ganar 2.000, y el gobierno le otorga semejante
derecho, quiere decir que otro u otros van a tener que financiarle
la diferencia, por lo cual se ha lesionado el derecho de esos otros.
Sé que la enorme mayoría de la gente que propone medidas
asistenciales lo hace con la mejor buena voluntad, pero lo que importa
son los resultados de las políticas y en los últimos
60 años, con los distintos regímenes, partidos y gobiernos
hemos seguido la misma política.
¿Cuál es su ideal de modelo estatal? ¿Como
debería ese Estado controlar que los mercados sean competitivos
y no monopólicos? Visto que después de la década
de los noventa quedó la idea de que un Estado pequeño
puede perfectamente convivir con mercados privados monopólicos.
Cuando decimos un Estado pequeño, el indicador clave es ver
el gasto público. Y el gasto público se duplicó
en esa época, o sea que el aparato estatal se agrandó
enormemente, financiado con deuda. El gobierno tiene que tener la
fuerza máxima para proteger derechos frente a fraudes, engaños
y trampas. El monopolio, la prohibición de que otros entren
al mercado, es peligroso ya sea privado o estatal. Y estamos rodeados
de esos monopolios, privados y estatales. Los mercados cautivos, lo
que se ha hecho con las llamadas privatizaciones, es un excelente
ejemplo de lo que nunca hay que hacer. Para pasar monopolios estatales
a monopolios privados, es mejor no hacer nada, porque el privado va
a tener muchos más incentivos para explotar la situación
que el estatal.
¿Cómo aclarar las confusiones que hay entorno
al pensamiento liberal?
La cuestión es abrir debates y discusiones. Últimamente
he visto muchos jóvenes que quieren, dada la crisis, “hacer
algo” y entienden que lo que tienen que hacer es actuar en política.
Pero no podemos poner la carreta delante de los caballos, primero
tenemos que discutir ideas y después abrir un plafón
para que los políticos tomen esas ideas. No podemos pretender
tener un buen político y después entender cuales son
las buenas ideas.
¿Qué opina de la gestión de Lavagna en la renegociación
de la deuda?
Hay que hacerlo lo mejor que se pueda, los márgenes de acción
son estrechos. El punto que está atrás de eso es cuál
es la filosofía de la deuda. Creo que deberíamos incluir
constitucionalmente la prohibición de tener deuda pública,
obligar a los gobiernos a que se manejen solo por impuestos, por recursos
presentes, no pateando la pelota para adelante.
¿Cómo caracterizaría el rol actual de
EE.UU en el escenario mundial? ¿Qué análisis
hace de su creciente déficit?
Me preocupa su situación. El concepto imperial que tiene lugar
ahora en ese país a raíz del tema de Irak. Después
del hecho criminal del 11 de septiembre, el tema era Al Qaeda y Afganistán,
sin embargo Bush decidió atacar Irak, que no había atacado
Estados Unidos, ni lo puede hacer porque no tiene misiles de largo
alcance, ni armamento militar para esa empresa. La guerra preventiva
es una figura truculenta, peligrosísima. Discrepo radicalmente
con la invasión a Irak. Me parece ridículo, estúpido
e ingenuo imponer la democracia a los balazos. El aumento de las medidas
de seguridad dentro de Estados Unidos ha hecho que se detenga a gente
sin juicio previo, que se haya invadido la privacidad de la correspondencia
y el secreto bancario: es la talibanización de Estados Unidos.
El triunfo de Bin Laden va a ser la destrucción de las libertades
civiles dentro de Estados Unidos, el baluarte del mundo libre. Todo
esto produce un déficit de 500 mil millones de dólares,
el 30 por ciento del producto bruto es deuda estatal. Si hay un problema
grave, una patinada de fondo en Estados Unidos, el cono de sombra
en occidente va a durar mucho tiempo.
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