La parte querellante y la Fiscalía
solicitaron penas de cuatro años y medio e inhabilitación
para los empleados municipales.
Choele Choel >
Ayer se realizaron los alegatos en el juicio por la muerte de Juan
Pablo Caruso Pinazo, quien se electrocutó al tocar una estructura
metálica que simbolizaba un pino de Navidad en una plazoleta
de la ciudad. La querella pidió cuatro años y medio
de prisión para la arquitecta Liliana Morón y el electricista
del municipio, Vicente Trejo, e igual tiempo de inhabilitación
para ejercer cargos públicos, mientras que pidió la
absolución de Carlos Yunes en su carácter de capataz
general del municipio. Además se solicitó que se investigue
la responsabilidad penal que le puede caber a otros funcionarios municipales
y principalmente al intendente Jesús Zuain.
La Fiscalía, por su parte, solicitó tres años
de prisión en suspenso y diez años de inhabilitación
como electricista para Trejo, tres años de prisión en
suspenso para Yunes y dos años y seis meses de prisión
en suspenso para Morón, además de una inhabilitación
de cinco años para ejercer su profesión, ya que consideró
que por ser la única profesional dentro del plantel de obras
públicas actuó con dejadez al no controlar u ordenar
que se controlara el funcionamiento del pino. El fiscal Miguel Ángel
Flores aclaró que las inhabilitaciones son para ejercer las
funciones que cumplían los imputados en el momento del hecho,
pero resguardando la fuente laboral.
La defensa
La Defensa pidió la absolución de los tres imputados,
por beneficio de la duda, ya que barajó varias hipótesis
y argumentó que ninguna tiene certezas. “No se puede
aplicar una condena sólo para saldar una deuda social”,
dijo el abogado Carlos Schmidt.
El juez Igoldi citó a las partes pertinentes para el próximo
30 de junio, cuando se dará a conocer la sentencia.
La parte querellante basó su alegato en tres cuestiones probatorias,
las declaraciones de los testigos del hecho y las pericias técnicas
y forenses.
Los dos amigos de la víctima que fueron testigos de su muerte
contaron lo sucedido en la madrugada del 11 de enero del 2002, cuando
rozó con la bicicleta el pino, se cayó y al tomarse
de la estructura recibió una descarga eléctrica que
le produjo un paro cardiorrespiratorio. Desechando las versiones que
indicaban que los chicos habrían intentado enchufar un grabador
en el lugar y por ello se produjo la descarga eléctrica.
También, destacaron los informes de los peritos intervinientes,
que sindicaron la existencia de gravísimas falencias en la
instalación eléctrica del pino navideño, representando
un peligro inminente para cualquier persona que tuviera contacto con
el mismo. Además, destacaron el dictamen del forense que señala
que la muerte por electrocución puede no dejar huellas en la
piel y se indica que se debe buscar la causa de la muerte en las circunstancias
en que se produjo.
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