Por Diana Nieto. Fotos: Pedro egea
Sólo en sueldos, el Ejército destinará
$4 millones, una cifra que promete activar la economía local.
Ya notan apertura de nuevos comercios.
Las Lajas (Enviados especiales) > El buen tiempo
acompañó la ceremonia de graduación de 86 aspirantes
a soldados, que concretaron el núcleo de instrucción
básica 2005, en el Regimiento de Infantería de Montaña
21 de Las Lajas. La unidad permaneció cerrada siete años
y fue reabierta a fines de 2004, con el beneplácito de la comunidad
que protagonizó una pueblada en 1996 para impedir que la cierren,
hecho que finalmente ocurrió.
Rodeados por familiares y ante el comandante de la Sexta Brigada,
general Juan Manuel Durante, los jóvenes se incorporaron el
pasado viernes al Ejército Argentino. De ahora en adelante
tendrán un sueldo, seguro y cobertura social, además
de «múltiples oportunidades» según detalló
el jefe del RIM 21, Teniente Coronel Rubén Daniel Palomeque.
A nivel local, su «graduación» es vista como un
hecho sumamente importante no sólo por lo que implica desde
lo económico si no por lo que genera a nivel social. «Cuando
el regimiento se fue, perdimos parte de nuestra historia como pueblo.
Hoy, la estamos recuperando», dijo Carlos Zapata, periodista
que transmitió por radio en forma ininterrumpida los cinco
días que duró el piquete y es padre de uno de los soldados.
Reactivación
El teniente coronel Palomeque precisó que el Ejército
destinará una partida anual de 4 millones de pesos para el
pago de sueldos de todo el personal de este Regimiento. Al comparar
esa cifra con el presupuesto municipal se toma dimensión del
impacto económico que ha tenido esta determinación:
aproximadamente, la comuna dispone de $6 millones.
El intendente Nestor Baiz informó que tras la reapertura del
RIM 21 se ha incrementado en un 12 por ciento la cantidad de licencias
comerciales. «Hay servicios nuevos que tienen que ver con la
necesidad de dar respuesta a la gente que viene de afuera»,
dijo y entre ellos enumeró varios rubros como internet, lavandería
y gastronomía. «Aparte -aclaró- de los servicios
que presta la gente de la comunidad a quienes viven en el barrio militar:
muchos han vuelto a conseguir empleo cuidando niños o manteniendo
jardines».
El concejal Alexis Kiriacópulos, uno de los tantos protagonistas
de los piquetes de 1996, recordó que el dinero que se perdería
por el cierre del RIM 21 era de más de 200 mil pesos al mes.
«Esto ocurrió y se notó en los comercios cerrados
y en la gente que emigraba», recordó.
Ahora que el RIM volvió, el movimiento comienza a notarse de
a poco. Lejos está todavía de los mil efectivos que
supo tener en un momento. Apenas son 250 personas, pero representan
mucho más si se tiene en cuenta a sus familias.
«Escuela de hombres»
Las Lajas > «Me siento reconfortado al
ver a los soldados nuevos, imagino orgullosos, en este Regimiento
y acompañados por sus familias», inició su discurso
el comandante de la Sexta Brigada de Montaña Juan Manuel Durante.
Tras repasar hechos fundacionales del Ejército Argentino, instó
a los nuevos integrantes de la institución a formar un equipo
y a tener en claro que el próximo 20 de junio, cuando juren
la bandera, habrán dado su palabra de dar la vida por la Patria,
«una Patria -dijo- que es palpable, es este suelo, sus familias».
El jefe del RIM 21, por su parte, agradeció a las familias
de los soldados el haber confiado en el Ejército «para
dejarnos sus hijos, para que los eduquemos e intruyamos en la vida
militar», dijo. A la hora de enunciar las metas que pretende
alcanzar al frente de la Unidad, el teniente coronel Palomeque citó
el constituir un equipo de trabajo, con gran aptitud en la montaña.
Culminó la primera instrucción básica
tras la reapertura del Regimiento
El impacto en la economía
La reapertura
del RIM 21 ha incrementado al menos en un 20 % el movimiento en torno
a los negocios de la localidad.
Las Lajas > Don Adolfo Mancel (padre) y Eduardo
Algañaraz tienen en común el ser comerciantes. Se dedican
a diferentes rubros pero coinciden en que la reapertura del RIM 21
ha traído un resurgimiento económico a la localidad.
Don Adolfo es dueño de varios emprendimientos, entre los cuales
figura un supermercado que ha visto incrementado en -promedio- un
20 por ciento el movimiento desde que la reapertura de la Unidad.
Como él mismo prestó servicios en el RIM, recuerda que
todo aquí se creó en función de quienes trabajaban
para el Ejército. Por eso, recuerda que al cerrarse el Regimiento
buscó alternativas para mantener sus ingresos en los niveles
de antaño. Así, abrió sucursales en otras localidades
como Loncopué y Chos Malal, por ejemplo.
Eduardo, por su parte, reconoció que «al cerrarse el
RIM se fueron 300 mil pesos-dólares (era la época del
$1 a U$S1) en apenas treinta días. Tuvimos que empezar a depender
exclusivamente de los trabajadores del Estado. Eso significaba -dijo-
que si cobraban el 5, nosotros, los comerciantes, vivíamos
hasta el 12 y después, puchereábamos».
Ahora, en cambio, Eduardo nota que su casa de comidas permanece abierta
hasta la medianoche, incluso los días de semana.
Quien no ha notado tal resurgir es el fotógrafo José
Fondvila, que abrió su local poco antes de que el RIM cerrara
y bajó la persiana al día siguiente de que los efectivos
que allí trabajaban se fueron. «El país cambió
-dijo- y yo ya no tengo el dinero para volver a abrir mi local, a
pesar de que ahora hay más gente».
Un anhelo de todos
El regreso
del Ejército a Las Lajas era un sueño compartido por
muchos. Y 40 de las 80 casas del barrio militar ya están habitadas.
Aquí, testimonios:
Néstor Baiz, intendente: «Cuando el
regimiento se cerró me quedé con una sensación
de impotencia por saber que nos estaban arrebatando algo que era parte
de Las Lajas y que nos quedaba por delante un gran desafío:
vivir sin el RIM 21. Eso repercutió en la municipalidad que
tuvo que asistir a la gente que se había quedado sin trabajo.
Hoy, dependen del municipio 400 familias (en planta permanente, contratados
y jornalizados) y 200 tienen un plan de emergencia laboral municipal
de $ 180».
Alexis Kiriacópulos, edil y odontólogo: «Participé
de la pueblada porque sabía que si el RIM se iba, se caía
la actividad económica. Me llamaban de radios en Buenos Aires
y no entendían que estuviéramos pidiendo por el Ejército.
Mi padre era militante del PC y no tenía buenos recuerdos de
la década del ‘70. Sin embargo, acababa de nacer mi primera
hija y yo sentía que era cierto eso de que ‘hacer de
Neuquén un hogar, eso es ser neuquino’. Por eso, uno
padecía tanto el cierre del Regimiento, la pérdida de
una parte de la historia local».
Georgina Arzola, edil y comerciante: «Jamás
se nos ocurrió pensar que iban a cerrar el RIM. Nosotros, con
mi marido, teníamos la cantina del Ejército. Veíamos
el cierre como un retroceso. Por eso participamos del corte de ruta
que duró varios días en 1996 y terminó con todo
el pueblo en alguno de los cuatro piquetes: en los puentes Las Lajitas
y el río Agrio y en las rutas 10 a Bajada del Agrio y 22 (hoy,
242)»
Alberto Amarilla, capitán retirado y comerciante:
«Me dolió muchísimo el cierre del RIM.
Yo ya estaba retirado, pero los conocía a todos. Documenté
lo que pasó en los días de la pueblada. Tengo casi 12
horas de filmación. Esa es parte de la historia de Las Lajas».
Francisco Bazán, suboficial mayor VGM: «Las
Lajas fue mi primer destino en 1976 y quiero que sea el último.
Formé acá mi familia y no quiero irme. Me tocó
quedarme cuando se hizo la fusión con el regimiento de Covunco,
para cuidar las instalaciones. Lo que recuerdo del cierre es cuando
entregamos la bandera de guerra. Ese día lloré. Fue
como despedirse de la madre. Y verla volver fue maravilloso, claro».
Aníbal Abel Sandoval, sargento ayudante: «El
RIM 21 fue mi cuna. Me inicié en esta unidad y nací
cerca de aquí. Cuando el RIM cerró, resolví quedarme
a vivir en Las Lajas así que durante siete años viajé
a diario a Covunco (distante 55 u 86 kilómetros, según
la ruta que se elija). Por eso me alegró mucho que lo reabrieran».
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