Las cualidades de la región,
calidad y cantidad de agua, sanidad y superficie disponible son algunas
de las ventajas del proyecto.
La Patagonia en general y la zona del Alto Valle en particular –Río
Negro y Neuquén- está a un paso de sumar una nueva alternativa
productiva, y no se trata de cualquier cultivo sino de la “estrella”
de los granos: la soja.
Y la incursión en esta alternativa llegó de la mano
de la empresa de la empresa santafesina Relmó, que ya avanzó
–con interesantes resultados- en el desarrollo de una semilla
que logre soportar las condiciones naturales de la Patagonia.
Dentro de los primeros ensayos, el balance es favorable en varios
aspectos: factibilidad del cultivo, desarrollo de la semilla genéticamente
modificada y rendimiento.
A eso se suman algunas particularidades de la región como es
la disponibilidad de riego, la sanidad del ambiente y las superficies
disponibles.
Los cultivos experimentales de Relmó se encuentran centrados
en Viedma y en inmediaciones a la capital neuquina y los ensayos preliminares
permitieron avanzar en la investigación.
“La Patagonia tiene suelos aptos no sólo por la calidad
y cantidad de agua, sino por las condiciones de termofotoperíodo,
que entre otros aspectos mide las horas de luz sobre el cultivo y
que en definitiva son las que permiten el desarrollo del cultivo”,
explicó a este diario Julio Ferraroti, socio y director de
Investigación y Desarrollo de Relmó.
El directivo expresó que los ensayos comenzaron en el terreno
con la siembra entre el 10 y 15 de diciembre del año pasado,
mientras que la primera cosecha tuvo lugar en el lapso comprendido
entre el 5 y el 30 abril último.
Uno de los aspectos sobre los que trabajó la empresa fue no
sólo en el desarrollo y adaptación de semillas, sino
que se intentó llegar con el cultivo antes de las heladas que
se registran en la zona del Alto Valle y en las demás áreas
bajo cultivo de Río Negro y de Neuquén.
Ferraroti indicó que es posible recurrir a una mayor infraestructura
para mejorar riego pero de por sí, la Patagonia cuenta con
buena calidad y cantidad de agua.
Riesgos
La situación sanitaria parece no ser el problema inmediato
en el desarrollo del cultivo, aunque sí lo sería el
viento; para eso, una de las alternativas estarían dadas por
las mallas de protección. Dentro de la franja de semillas de
soja, la adaptable a la Patagonia se ubicaría entre el rango
2 y 4. “Para la Patagonia, las semillas deberían andar
entre el nivel 2 como temprana, 3 como intermedia e ideal y 4 como
tardía”, remarcó Ferraroti.
Sostuvo que el rinde argentino osciló en la campaña
2003-2004 en los 2.800 kilos por hectárea y actualmente se
está en un promedio de 2.200, pero el potencial es 6.000, y
de acuerdo con los ensayos, el Norte de la Patagonia se puede adaptar
a cualquiera de esos rendimientos.
Desarrollo
Actualmente, el desarrollo del proyecto se encuentra bajo confidencialidad.
Tal como informó oportunamente «El Cronista», en
2001 la empresa trajo genética de Suiza, Canadá y del
Norte de los Estados Unidos para producir hibridaciones artificiales
con variedades adaptadas a la Argentina. Relmó trabajó
a partir de allí sobre la aceleración de generaciones
bajo invernadero; el año pasado se obtuvieron las primeras
líneas para sembrar en Viedma. Actualmente, la empresa tiene
3.000 surcos de progenie entre Mar del Plata, Viedma y Neuquén.
La empresa Relmó es líder en el desarrollo y mejoramiento
de soja en la Argentina, cuando en el año 1962 se comenzó
con el programa de investigación.
Pero el espíritu innovador de la firma parece haber sido la
clave para extender la acción hacia cultivos como el trigo,
maíz y más adelante al sorgo y el girasol.
Cifras
De acuerdo con los resultados de las exportaciones de cereales, oleaginosas
y derivados durante el primer trimestre del 2005, la Secretaría
de Agricultura de la Nación reveló el incremento registrado
en la mayoría de los productos en ese período.
Los envíos de trigo en el primer trimestre 2005 fueron de 4.953.000
toneladas (100% de crecimiento frente a igual período de 2004),
mientras que el maíz siguió esa tendencia con 3.764.800
toneladas (73%). La soja registró exportaciones por 4.650.000
toneladas frente a los 2.070.000 enviadas al exterior durante el 2004.
Escenario por la “sojización”
Un informe de la Secretaría de Agricultura, Ganadería,
Pesca y Alimentación (Sagpya) describe el proceso que ha tenido
en las últimas decádas el cultivo de granos en Argentina.
El mismo comenzó en los primeros años de la década
del ‘60, acentuándose desde la región pampeana
a zonas consideradas otrora marginales para el cultivo de granos.
El maíz, trigo, girasol y soja, propios de la región
pampeana central, se expandieron hacia las zonas perimetrales de esa
región y también a regiones extrapampeanas, como el
NEA y el NOA
Siempre de acuerdo con el informe general del organismo publicado
recientemente, todo ese largo proceso produjo un “un incremento
notable en la producción de granos, alcanzando una cifra récord
de 71,1 millones de toneladas en la campaña 2002/2003, con
una superficie de 27,7 millones de hectáreas sembradas, presentando
como particularidad, que estos crecimientos se han producido casi
exclusivamente por el protagonismo alcanzado por la soja, especie
que en la actualidad aporta sobre el total de granos aproximadamente
el 50,0% de la superficie bajo cultivo y de la producción”.
El punto de inflexión –agrega el estudio- “se acentuó
en la campaña 1996/97, cuando se liberaron al medio para su
siembra los primeros materiales de soja transgénica tolerantes
a glifosato, situación que facilitó en combinación
con la difusión de la siembra directa, la notable expansión
del área bajo cultivo con esta oleaginosa y como consecuencia
de la producción, posicionando a la República Argentina
como el tercer productor mundial de grano y el primer exportador mundial
de aceites”.
“Desde el punto de vista económico, la soja se ha transformado
en la fuente más importante de ingresos fiscales, posibilitando
la financiación de los programas sociales implementados a fin
de mitigar las consecuencias de la grave crisis socio-económica
por la que atraviesa el país”.
Pero esa expansión del cultivo generó su contracara;
esto es la combinación de la siembra directa-monocultivo de
soja tolerante a glifosato, y su afectación de a la sustentabilidad
de los agroecosistemas. Así, en importantes áreas de
la región pampeana el monocultivo de la soja, juntamente con
la excesiva utilización de agroquímicos para el control
de plagas animales y vegetales generó -y genera- grandes riesgos
de contaminación al medioambiente y a la salud humana. La producción
de soja se podría tornar de esta manera altamente vulnerable
ante la aparición de problemas climatológicos o de enfermedades.
“Por otro lado, el fuerte proceso de agriculturización
sumado a la ausencia de un plan ordenado de rotaciones en los cultivos,
trajo como consecuencia la erosión y degradación de
los suelos, dándose este proceso con mayor intensidad en aquellas
tierras bajo agricultura continua con su secuela, la caída
de la productividad física por hectárea”, agrega
el informe.
El señalado proceso adquiere ribetes mucho más dramáticos
en zonas extrapampeanas, en particular en las regiones del NOA y del
NEA ya que en estas regiones el mismo es atribuible en su totalidad
a la expansión del monocultivo de la soja.
La situación actual en muchas provincias es por demás
preocupante, ya que el cultivo de soja ha desplazado varias actividades,
como por caso los tambos y otros cultivos, con su consecuente implicancia
en la mano de obra ocupada.
“En resumen, la sojización en la Argentina es una realidad
y ante la posibilidad concreta de que continúe el proceso de
intensificación y expansión de la agricultura para alcanzar
según distintas estimaciones los 100 millones de toneladas
en la próxima década, de no generarse un ámbito
de discusión entre instituciones y decisores políticos
con el objeto de instrumentar medidas económico-financieras
y evaluar instrumentos legales y económicos que frenen este
proceso, la competitividad sectorial y la sostenibilidad de los recursos
se verán en el mediano y largo plazo seriamente comprometidas”.
Fuente: www.sagpya.gov.ar.
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