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Mel Krieger resaltó el manejo
que hizo Tierra del Fuego con el río Grande y lo puso como ejemplo
para compararlo con el Chimehuín. Villa
La Angostura > Recorriendo una vez más el Sur de
Neuquén, esta vez trabajando en un documental sobre pesca con
mosca que permitirá mostrar en el mundo ríos como el
Chimehuín, en Junín de los Andes, o la desembocadura
del Correntoso, en Villa La Angostura, el esta-dounidense Mel Krieger,
maestro de maestros, y respetado por todos los amantes de esta actividad,
concedió unos minutos para realizar esta entrevista a Proyecto
Dos y compartir conceptos sobre la actualidad de la pesca en esta
provincia y los posibles enfoques a los problemas que atraviesa hoy.
Mel Krieger creó en la Argentina su propia fundación,
donde se distribuyen, traducen y producen sus videos, para luego en
forma gratuita hacerlos llegar a todas las escuelas patagónicas,
y así promover el deporte y el cuidado de los ríos.
También sus clínicas son gratuitas, pues él no
cobra por su trabajo y lo que se recauda se destina a la distribución
de los videos.
Krieger ha recorrido palmo a palmo todo el Sur del país, trayendo
extranjeros a pescar desde hace 40 años, cuando él tenía
35. Con la elegancia de siempre, la simpleza y amabilidad que lo caracteriza,
y acompañado por la prestigiosa instructora Rhea Topping, compartió
los siguientes conceptos que se vierten en esta nota. Entre otras
cosas, cuenta qué haría con los ríos de esta
provincia si él fuera el Rey.
Mel Krieger: El Chimehuín hace 30 años era uno de los
mejores ríos de trucha marrón en el mundo, mientras
que hoy continúa siendo un buen río, pero no es más
aquel gran río. Perdió esa condición por varios
factores, como la matanza de peces, la basura tirada al río,
la cantidad de flotadas y un poco de descuido por parte de la ciudad.
Caso opuesto fue el del río Grande en Tierra del Fuego, donde
hace también 30 años, con ingreso ilimitado al río,
si sacabas uno o dos pescados en un día, había sido
un gran día. Nunca había sacado un pez de diez kilos
en esa época. Hoy hay siete u ocho lodges de pesca, un acuerdo
entre las estancias y los habitantes de la ciudad, y se generan más
ingresos para los distintos sectores. Hoy se acostumbraron los pescadores
a que si no sacan más de cinco pescados no fue un buen día,
y a lo largo de la temporada pescan alrededor de una docena de más
de 10 kilos. Y gracias al control, se convirtió en uno de los
mejores ríos del mundo. A los factores comentados sobre el
Chimehuín, hay que sumarle que en el lago Huechulafquen se
hace mucho trolling matando cantidad de pescados y eso lastima a este
río. De todas maneras, Junín de los Andes ha hecho cosas
para ser más cuidadosa con su río y su lago, por lo
que puede estar mejorando.
¿Cómo debe analizarse la pesca en la actualidad?
Argentina, al haber adoptado la postura de que el agua nos pertenece
a todos, ayuda a la pesca deportiva. El agua es pública, pero
el público tiene que ser muy responsable. En la pesca hay tres
puntos a tener en cuenta: los dueños de estancias o lodges,
que para hacer un negocio deben restringir la cantidad de pescadores,
ofreciendo una equilibrada presión de pesca y eso es bueno
para el río. Está también el público,
los aficionados, que deben poder tener acceso a pescar y, por último,
el río. Por supuesto, de los tres puntos, el más importante
es el río, pues si no tenemos un buen río, no tenemos
nada. Y el problema es que cientos de personas en un río, lo
dañan. De acuerdo con las condiciones de cada río es
que debería definirse su modalidad de acceso. Por ejemplo,
en Neuquén flotar el Collón Curá o el Aluminé
es bueno, pero hacerlo sobre el Chimehuín, el Caleufu o el
Malleo, es criminal. Los ríos grandes son los más aptos
de flotar, mientras que los chicos son muy buenos para vadear. Un
buen guía haría eso: llevaría a su pescador a
flotar el Collón Curá y a vadear el Caleufu.
¿Cómo le parece que debería abordarse
el problema que se vive en la provincia entre los dueños de
campos o lodges y algunos guías de pesca?
En principio todos los actores, incluso el gobierno, deben analizar
mirando el nivel macro y no el micro, recordando que lo principal
es el río; ese recurso es el que nos permite desarrollar esta
actividad. Hay que pensar en grande, porque sucede muchas veces que
lo que parece bueno para hoy, no lo es para mañana. La pesca
es una experiencia que requiere determinadas condiciones de soledad
para que se viva plenamente. Lo imprescindible es que se logre un
consenso entre todos los actores, para formalizar un compromiso que
no pueda romperse. Es muy difícil, pero es sumamente necesario.
Los dueños de estancias o lodges deberían abrir algunos
accesos para que el público pueda entrar a los pequeños
ríos que no deberían flotarse, pues tienen derecho a
pescar allí. De esta forma, podríamos realizar mejor
los controles. En Tierra del Fuego se dieron muchos avances y, por
ejemplo, se convino que el día sábado era libre de acceso
para los habitantes de la ciudad, se designaron pozones en ríos
donde pueden acceder las escuelas de pesca, entre algunos simples
ejemplos. Pero todos deben recordar, a la hora de hacer los acuerdos,
que el primer compromiso es con el río.
¿Cuánto tiempo considera que los ríos
pueden aguantar con esta apertura discriminada de las flotadas?
En un año, o máximo tres, comenzaría a notarse
el deterioro de esos ríos.
¿Cuáles serían las recomendaciones suyas para
hacer de Neuquén un gran destino de pesca en el mundo?
Si yo fuera Rey –exclama entre risas Mel-, dictaría que
desde mañana a las 8 de la mañana las reglas serían
las siguientes. En primer lugar: pesca y devolución obligatoria.
Se devuelven al río todos los peces. En segundo lugar: todos
deberán poner el énfasis de la pesca con mosca en la
experiencia deportiva y no en el contenido (cantidad y tamaño
de los pescados), pues ésta es mucho más importante.
Este hecho hace a la gente mucho más conservacionista, ya que
se conecta directamente y en forma placentera con la naturaleza. En
tercer lugar: establecería que en Neuquén los ríos
para hacer flotadas son el Collón Curá, el Aluminé
y el Limay. Ninguno más. Por lo tanto, el Chimehuín,
el Caleufu y todos los demás ríos chicos son para vadear.
Pediría a los dueños de campos algún acceso al
público para alguna parte de esos ríos. Y a todos los
actores que hagan un esfuerzo en consensuar y acceder a un convenio
para bien de esta actividad. Como Rey les digo que Neuquén
tiene todas las condiciones de ser el mejor lugar de pesca con mosca
de la Patagonia. Por sus ríos, variedad de ambientes, no tiene
grandes ciudades o industrias contamintantes y sí tiene un
paisaje excepcional.
En ese momento la experimentada Rhea Topping agregó: “No
se olviden de algo. Comunicarle a un adulto que la pesca y devolución
es buena, es difícil. Pero a los 10 ó 15 años
es muy fácil. Es ahí donde tenemos que trabajar. Se
debería enseñar en todas las escuelas de la provincia
la materia ecología y conservación. Con el apoyo de
los chicos, en una generación, tendríamos en Neuquén
la mejor pesca del mundo. |
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