Impulsor de renovación y progreso
en las primeras décadas posteriores a la fundación de
la capital, fue también uno de los mentores de la aviación
militar en el país.
Claudio Alcides Tierno, nacido en Bragado provincia de Buenos Aires
fue el impulsor de la idea de dar el nombre de Francisco Sales Torres
a una calle de Neuquén.
Los fundamentos de Tierno se basan en la trayectoria del oficial que
fue el tercero incorporado a la Gendarmería Nacional en 1938
y luego destinado al territorio Nacional del Neuquén comisionado
para reconocer el terreno donde funcionarían los escuadrones,
secciones, grupos y puestos a lo largo de la frontera.
Visionario
De acuerdo a lo comentado por Claudio Tierno: “Una vez que Sales
Torres se instaló en la región dispuso la atención
médica y odontológica a los pobladores blancos e indígenas.
Durante su residencia en Neuquén –afirma Tierno- cumplió
su misión con gran sacrificio para llegar a lugares de difícil
acceso.”
Visionario de las necesidades del territorio neuquino propuso en el
año 1941 que se pusiera en marcha la continuación de
la línea de ferrocarril desde Zapala hasta Lonquimay cruzando
la cordillera. De igual forma propuso la extensión del ramal
ferroviario desde Cinco Saltos, provincia de Río Negro, hasta
Chos Malal, capital histórica de nuestra provincia.
En la historia de Francisco Sales Torres hay muchos hechos sobresalientes.
Cuando en el año 1918 era capitán del Ejército
fue quien impulsó al Capitán Luis Candelaria para que
marcara la ruta comercial de los Andes. Fue precisamente el día
13 de abril de 1918 en que Candelaria unió por vía aérea
Zapala con Cunco (Chile). Realizó 230 kilómetros en
dos horas y media de vuelo a una altura de cuatro mil cien metros.
Esta hazaña lo convirtió en el primer hombre que unió
por vía aérea los dos países.
Antes de esta proeza aeronáutica, en el año 1911, el
mismo Sales Torres como teniente del Ejército, realizó
un vuelo como “observador” piloteado por el aspirante
a oficial de reserva, Adolfo De Bruyn, convirtiéndose ambos
en los primeros en realizar un vuelo militar y trazando desde el aire
el croquis de la localidad de El Palomar (provincia de Buenos Aires)
y sus alrededores.
De Bruyn
En el año 1910, Adolfo de Bruyn llegó desde Francia
con su diploma de abogado bajo el brazo, con el objeto de cumplir
el servicio militar. A la vez de abogado, Adolfo De Bruyn tenía
su brevet internacional de aviador y como si esto fuera poco trajo
un aeroplano de dos plazas con una envergadura de más de doce
metros. Con aviones como ese los hermanos Wright habían superado
todos los récords conocidos.
El avión que trajo consigo a la Argentina lo utilizaba para
realizar paseos con familiares y amigos. En ese entonces nadie imaginaba
que en el año 1912 sería levantada en El Palomar la
primera base aero-militar del país.
La aviación militar
Recién en el año 1916 Francisco Sales Torres se incorpora
a la aviación militar y entre sus primeros logros se encuentra
la expropiación y escrituración numerosos campos para
ser convertidos en aeródromos que pasan al ministerio de Guerra.
De esta forma nace en la provincia de Mendoza el de El Plumerillo
por el que el ya Mayor Torres abonó la suma de setenta mil
pesos.
En el año 2004, en el Honorable Concejo Deliberante, con la
presencia, entre otras autoridades, del jefe de la Agrupación
Comahue, comandante Antonio César Arce y el Ing. Eduardo Carranza
(nieto del pionero) fue inaugurada la calle Francisco Sales Torres
ubicada en el Alto de la capital entre la avenida Dr. Ramón
y Otto Max Neumann, intersección avenida Argentina.
Curiosidades
Año 1920, 24 de Marzo. El papa Benedicto XV declara a la
virgen de Nuestra Sra. de Loreto patrona de los navegantes del aire.
El hijo, agradecido
Jacinto Saturnino Torres Anzorena, desde la ciudad de Mendoza
donde reside, dirigió una carta de agradecimiento a Claudio
Tierno.
«Con gran emoción recibo sus líneas relativas
al homenaje que le hacen ustedes a mi extinto padre al designarle
su nombre a una calle de la ciudad de Neuquén. Este mendocino
que siempre adoptó a Neuquén como su provincia ya que
el comandante Saturnino Torres, mi abuelo, fue también el encargado
de esa zona en la Campaña al Desierto afianzando la soberanía
en el territorio, su lucha para la provincialización, la instalación
de los puestos de la Gendarmería Nacional en toda la frontera
del país. (…)
Con cuánto cariño recuerdo en el año 1938 cuando
el Gral. Calderón y papá aprovechando mi habilidad para
el dibujo me hicieron pintar los puestos que pensaban poner en la
frontera. Estos dos camaradas eran compañeros de promoción.
Al año siguiente me incorporé al Colegio Militar de
la Nación, oportunidad que tuve de seguir de cerca la titánica
obra que encarara la Gendarmería Nacional, un nuevo cuerpo
que llevó adelante una civilizadora obra. Con cuánto
cariño me hubiera gustado estar en el acto de su invitación
para mí y los míos.»
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