En la jornada de ayer, tres testigos
dieron sus versiones sobre lo sucedido. No hubo mayores novedades en
la investigación.
Neuquén >
Un sargento de policía, una mujer conocida del imputado, que
actualmente vive en Necochea, y un criancero de la zona de Santo Tomás,
declararon ayer en el juicio donde se investiga la responsabilidad
de Andrés Aragonés, en el secuestro extorsivo de la
comerciante japonesa Taeko Takasoki. La mujer fue sorprendida en su
negocio ubicado en la calle Planas, donde fue golpeada e introducida
en el baúl de su propio automóvil. Luego permanecido
largas horas encerrada en un galpón de una chacra, atada y
con un vendaje sobre sus ojos.
Horas después, los captores que se movilizaban en una motocicleta
y cubrían sus rostros con cascos, recibieron una bolsa con
30 mil dólares en inmediaciones en la Isla Jordán en
Cipolletti. La víctima fue liberada en una zona próxima
al vivero.
El hecho se produjo en la mañana del día 4 de diciembre
del 2003, en esta ciudad y aún sus autores no fueron identificados
y se encuentran prófugos.
Aragonés fue procesado por el juez de instrucción Uno.
Héctor Rimaro, quien sostuvo que debe responder como partícipe
secundario en el secuestro extorsivo agravado por pago de rescate,
en concurso real con portación de arma de fuego.
Los testigos
El suboficial, Miguel Rodríguez, explicó en detalle
su participación en el secuestro del automóvil Peugeot
306 del matrimonio japonés, en la Capital Federal. El rodado
se encontraba en poder de una persona de apellido Blanco. Después
respondió a preguntas sobre su intervención en el procedimiento
que terminó con la detención de Aragonés, el
22 de mayo del 2004. También reconoció el revólver
que se le secuestró al acusado, en el operativo.
Después le tocó el turno Elba Rosa Díaz, quien
declaró que Aragonés llegó a Necochea en un automóvil
color verde (un Fiat Tipo) y que permaneció en el lugar aproximadamente
15 días. Señaló también que Aragonés
compró una camioneta y que para ello, le facilitó 2.000
pesos y que fue el propio acusado quien le sugirió poner el
rodado a su nombre, en compensación por haber aportado dinero.
Finalmente testificó Eustaquio López. Dijo que conoce
al acusado del año 2.001 que se dedicaba a la compra de animales
y que le vendió 150 chivas. Señaló también
que en una oportunidad colaboró con la venta de más
de 500 animales para una comunidad de la región.
El juicio continúa hoy con la comparencia de tres testigos
y todo indica que el fiscal y la defensa podrían ofrecer sus
alegatos. |