“La supremacía
de Bourne”
Se trata de la secuela de esta saga de esta película protagonizada
por Matt Damon, que vuelve a sumergirnos en el oscuro mundo del experto
asesino Bourne, que continúa atormentado por pesadillas inconexas
que proceden de su existencia anterior. Las amenazas que se ciernen
sobre él son aún mayores en esta nueva aventura pero Bourne
sabe manejarse con pericia en las turbulentas aguas del espionaje internacional,
repletas de tramas de la CIA, agentes de incógnito y alianzas
secretas y siempre cambiantes. Al mismo tiempo que se enfrenta a todo
esto, Bourne sigue luchando por desvelar la verdad sobre los recuerdos
que le atormentan y encontrar respuestas sobre su fragmentado pasado.
Jason Bourne pensaba haber dejado atrás su pasado. Pero ahora
ese pasado vuelve a por él. Bourne y Marie han mantenido una
existencia anónima y clandestina, al precio de una movilidad
permanente. Impulsado por pesadillas fragmentarias y atormentado por
un pasado que no acaba de recordar, Bourne traslada a Marie de una ciudad
a otra, tratando de ir un paso por delante de una amenaza implícita
en cada mirada de una persona extraña, en cada llamada telefónica
«equivocada»... temiendo a cada segundo que, sin previo
aviso, vuelva a verse inmerso en ese mundo que espera haber dejado atrás.
“Reencuentro”
El realizador holandés Ben Sombogaart leyó la novela
«Las mellizas». Cuando terminó, sabía que
tenía la idea de su próxima película. Un amor
fraterno atravesado por la tragedia de una guerra que logró
convertir a vecinos, a amigos y hasta a hermanos en enemigos mortales.
Con esos elementos, Sombogaart construyó «Reencuentro».
Alemania, 1920. La película cuenta la historia de dos hermanas
gemelas son separadas tras la muerte de sus padres. Lotte es enviada
a vivir con su tía, de clase media, en Holanda. Anna es enviada
a trabajar a la granja de su tío, en Alemania. La película
sigue sus vidas, pasando por la Segunda Guerra, y finalmente cuando
las dos ya son ancianas, cuando se producirá el ansiado reencuentro.
«Los malentendidos entre Holanda y Alemania siguen hasta hoy.
Yo nací justo después del final de la guerra, en 1947,
y cuando tenía siete u ocho años todavía la gente
en mi país sentía mucho odio por los alemanes. Por ejemplo,
cuando caminaba por las calles de Amsterdam con mi padre había
muchos turistas alemanes que muchas veces le preguntaban cómo
llegar a algún lado, y él siempre les daba la misma
respuesta: ‘Antes de contestarle, le exijo que me devuelva mi
bicicleta’. Eso era lo único que les decía y yo
no lo entendía. Después me enteré de que durante
la guerra los alemanes les quitaron a todos los holandeses sus bicicletas,
el medio de locomoción preferido en Amsterdam. Y mi padre tuvo
tantas malas experiencias en esos tiempos con los alemanes que ni
siquiera quería hablarles», recuerda el director de la
película que fue nominada al Oscar como mejor cinta extranjera
en 2003.
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