Por Elsa Bezerra (*)
Entre la pasión por lo neuquino y su especialidad como médico
dermatólogo, don Gregorio apostó a las calidades medicinales
de esos extraños “productos vegetales”.
Los que habitamos el triángulo que conforma la Provincia del
Neuquén, que tiene como columna vertebral la Cordillera de
los Andes, sabemos de su inmensa belleza. Sabemos también de
su incalculable riqueza y de los misterios que encierra este “Triángulo
Encantado” como lo llamara el Dr. Álvarez y que lo inspiró
para la realización de su obra “Donde estuvo el Paraíso”.
Pionero de las ciencias médicas
En esta publicación se aborda un aspecto poco conocido desde
las ciencias médicas, y que ha tenido como pionero en su estudio,
difusión y aplicación al Dr. Gregorio Álvarez.
Nos referimos a los estudios de las aguas y algas del Volcán
Domuyo enclavado al Norte en la Cordillera del Viento, a su riqueza
termal y al poder curativo de sus algas. Especializado en dermatología
y enfermedades de la piel, fue un pionero en el uso de las algas del
Domuyo con fines medicinales.
Se destacaron además en el país y en el extranjero sus
informes sobre estudios referentes a las propiedades de las algas
y aguas de dicho volcán. Dejó un archivo donde asentaba
minuciosamente el estado de cada paciente, el tratamiento realizado
con las algas y la evolución de las enfermedades, en la mayoría
de los casos se menciona la curación.
Esta Provincia es privilegiada respecto a sus fuentes termales, si
bien la más difundida es el Centro Copahue-Caviahue, hay otras
como las del Domuyo y las de Epu Lafquen en la zona del Parque Nacional
Lanín, que merecen atención y la urgente necesidad de
mejorar las vías de acceso y dotar de una infraestructura adecuada,
ya que los estudios han demostrado las bondades de sus aguas altamente
mineralizadas y que la utilización terapéutica de sus
algas ha dado resultados positivos.
Cómo llegar
El Departamento Minas se encuentra en la zona norte de la Provincia
del Neuquén, en un entorno paisajístico compuesto por
la Cordillera del Viento, importantes cuencas hídricas, como
son el Neuquén, el Nahueve, y el Varvarco, fértiles
valles que definen su economía pastoril, importantes yacimientos
mineros, atractivos turísticos de gran jerarquía y en
este caso una importante actividad en beneficio de la salud, como
es el termalismo del Sistema Domuyo.
Andacollo es la capital del Departamento Minas, se accede a ella por
la ruta provincia Nº 43 y está enclavada en un valle al
este de la Cordillera del Viento, y es la puerta de entrada para llegar
a la denominada “fuente de la eterna juventud”.
El volcán Domuyo es conocido como el “techo de la Patagonia”,
se encuentra ubicado al noreste de la Provincia del Neuquén,
sobre la Cordillera del Viento, a menos de cien kilómetros
de la localidad de Andacollo. Se accede por la ruta provincial Nº
43, y nos encontramos ante el cerro más alto de la provincia,
con una altura de cuatro mil setecientos siete metros según
la medición del primer gobernador del territorio, el coronel
topógrafo Manuel de Olascoaga. Para el geólogo Pablo
Groeber la altura del Domuyo es de cuatro mil ochocientos sesenta
y de acuerdo a la opinión del andinista Villarroel tiene más
de cinco mil metros en su pico más alto donde plantó
bandera.
Antiguos Pehuenches
La etimología del topónimo “Domuyo”, posiblemente
provenga de la lengua ya perdida de los antiguos indios pehuenches,
podría ser que el topónimo Domuyo sea una alteración
de “Yumúyod” ya que la partícula “yod”
en araucano significa muy o mucho o sea que significaría muy
encajonado, que es la característica del arroyo Domuyo.
La fuentes termales que tienen temperaturas de ebullición son:
Las Olletas, La Bramadora, El Humazo y Los Tachos, se encuentran al
este-sudoeste del volcán y están rodeadas por otras
de menor temperatura, del orden de los treinta y ocho grados centígrados
. En Aguas Calientes, Las Papas y El Turbio, hay una serie de cabañas
para la mejor atención y alojamiento turístico.
Uno de los grandes atractivos de la zona es el acceso que muchas veces
puede lograrse sólo de a caballo.
En la vertiente occidental afloran surgentes hipertermales, principalmente
azufradas, hay también geisers y fumarolas de vapor a gran
presión. Entre los geisers o chorros de agua en ebullición
el más importante por su altura se llama “Olleta Bramadora”
y entre las efusiones de vapor se destaca el “Humazo”.
.El conocimiento de la existencia del Volcán Domuyo y las características
de las aguas calientes de los arroyos de la zona se debe a la difusión
que realizó en sus escritos el primer gobernador del Neuquén,
el coronel Manuel de Olascoaga, quien a fin de medir y apreciar la
temperatura de los geisers puso el filo de su espada en los mismos,
así lo relata en su libro “Topografía Andina;
Aguas Perdidas”.
Al pie de geisers se observan conglomerados de una producción
vegetal, pertenecientes a la especie a las algas termales que vulgarmente
se conocen como “algas azules”.
Según aseguran los nativos de la zona el ganado come estas
algas y les sirve para el engorde.
Importantes estudios
Según el Dr. Gregorio Álvarez estas algas deben ser
las “natas gelatinosas “que se criaban en Copahue y que
son descriptas por Olascoaga en una carta de 1890. También
el Dr. Ezio Zani, miembro de la Sociedad de Hidrología y Climatología
Médica y amigo de don Gregorio, habría llevado esas
algas a Buenos. Aires para su examen.
Los estudiosos manifiestan que las aguas del Domuyo son de mayor actividad
que las de Copahue. Groeber, en uno de sus tratados sobre el tema,
afirma...” son unas fumarolas muy potentes”, algunas de
ellas se elevan hasta tres metros sobre la superficie y su bramido
se escucha a una distancia de tres a cuatro kilómetros, por
ello una de ellas se denomina “Olleta Bramadora”.
En 1957 el Dr. Álvarez realiza una excursión a caballo
al Domuyo y por primera vez observa en el “arroyo Aguas Calientes”
producciones vegetales de aspecto fúngico algunas, caseiforme
otras, gelatiniformes y mucilaginosas, con un espesor variable entre
uno a diez centímetros. Estas “producciones vegetales”
se extendían a manera de tapiz multicolor cubriendo la superficie
de las rocas, salpicadas por los geisers y grandes chorros de agua
termal de con temperaturas que rozan los cien grados centígrados.
Álvarez tomó algunas muestras y las llevó a Buenos
Aires para que el ingeniero Milan Dimitri, en ese entonces director
de “Protección a la Naturaleza de Parques Nacionales”,
las estudiara.
El Dr. Álvarez describe que en la región del Domuyo
los colores predominantes de las algas son verdes, amarillos, salmonados,
pardos y blancos, pero hay algunas variedades que viran hacia azul
e índigo y aún más, hasta el negro.
(*) Miembro de Número de la Junta de Estudios Históricos
del Neuquén.
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